Boletín UNAM-DGCS-714
Ciudad Universitaria
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Afirmó Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la
Facultad de Medicina de la UNAM
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Propuso un estatuto que contemple el estudio
continuo, la información y la docencia, el manejo integral y la investigación
científica
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La bioética es un referente imprescindible
en el cuidado de la salud: Guillermo Soberón, ex rector de la UNAM
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Se inauguró el ciclo La bioética
pregunta..., con la participación de Ambrosio Velasco, Mercedes de la Garza y Juliana González
A pesar de que en México los
profesionales de la medicina continuamente toman decisiones que influyen en la
calidad y duración de la vida de los pacientes, hasta el momento no existe un
código ético médico, aseguró Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad
de Medicina de la UNAM.
Por ello, propuso la creación
de un estatuto para este profesional que contemple cuatro aspectos básicos: el
estudio continuo, la información y la docencia, el manejo integral y la
investigación científica.
Ello al dictar la conferencia
Medicina y ética médica, dentro del ciclo de conferencias La bioética
pregunta..., inaugurado por Ambrosio Velasco y Mercedes de la Garza, directores
de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), y del Instituto de Investigaciones
Filológicas (IIFl), respectivamente.
En el Aula Magna del IIFl,
Pérez Tamayo advirtió que “la sociedad debería insistir en que los profesionales
de la medicina estén regidos por un código ético claramente definido no sólo en
sus posibilidades de acción, sino en sus limitaciones y castigos”.
De tal forma, propuso que la
ética médica laica, como corresponde al comportamiento moral en una sociedad
plural, debe basarse en la naturaleza misma de la medicina, en lugar de
derivarse de textos antiguos (juramento hipocrático, por ejemplo), que aunque
venerables ya no corresponden a la realidad actual, o de reglas dictadas por
algún credo religioso.
Comentó que hay formulaciones
internacionales, algunas de interés más histórico que práctico, otras dirigidas
a aspectos específicos de la actividad profesional, como la relación
médico-paciente, la investigación científica en humanos, la práctica de la
medicina por grupos de especialistas o la seguridad social.
No obstante, una lista
definida de principios éticos que incluya los principales aspectos
profesionales de la medicina, formulados por los propios médicos, no por
filósofos y menos por el gobierno, y que además tome en cuenta los problemas
actuales de la medicina en el país, no existe, aseveró.
Pero no sólo los médicos
carecen de un código ético profesional, ya que no hay un documento equiparable
que se aplique en específico a abogados, sociólogos, ingenieros, matemáticos
historiadores, políticos, filósofos o futbolistas, añadió.
A su vez, el ex rector de la
UNAM y presidente de la Comisión Nacional de Bioética, Guillermo Soberón,
señaló que la bioética se ha venido revelando como una materia fascinante, que
es ya un referente imprescindible en diversas facetas del fenómeno de la vida,
entre ellas el cuidado de la salud.
Ésta ha ido perfeccionando
enfoques que le permiten aproximarse, de manera responsable y razonada, a la
valoración de los hechos, aplicando el método deliberativo, que hace posible la
argumentación racional, basada en evidencia científica, y en un marco de
derechos fundamentales y de mínimos morales compartidos, subrayó.
Consideró que el auge de la
bioética se ha explicado por su coincidencia con situaciones que se han dado en
el entorno y que impulsan el campo de manera sinérgica desde distintas
perspectivas.
Guillermo Soberón mencionó que
para lograr la justicia y la equidad en la provisión de la salud y en el acceso
a los servicios, se requiere de la reflexión para determinar qué es justo y qué
equitativo, y estar preparados para lograr un mejor acomodo en la prioridad de
las necesidades nacionales.
Por siempre, el cuidado de la
salud estará preñado de cuestiones bioéticas en sus distintos paradigmas: el
saneamiento ambiental, su promoción, la prevención de riesgos, así como la
medicina curativa y genómica, apuntó.
Abundó que la pobreza no puede
ser aceptada por la naturaleza humana. Ahí se refugian patologías, cuyas carencias
determinan terrenos proclives para perpetuar las llamadas enfermedades del
rezago: desnutrición, infecciones y causas perinatales.
Se cuenta con las tecnologías
para terminarlas, pero la falta de recursos impide su aplicación como se
requiere. Además, dijo, los pobres ya sufren padecimientos propios de
sociedades con mayores recursos: cardiovasculares, diabetes, cáncer y otros.
Por su parte, Juliana González
profesora emérita de la UNAM y coordinadora del Seminario Interdisciplinario de
Bioética de la FFyL, organizador del ciclo, recalcó que si hay algún campo
actual del conocimiento en donde confluyan con más evidencia las ciencias y las
humanidades, es el de la bioética, donde se unen las tecnociencias de la vida y
la ética.
Esto explica su carácter
interdisciplinario. No compete a una sola disciplina, sino que tiene lugar
entre varias, creando o reconociendo un espacio propio y complejo que se
configura en torno a un singular campo de problemas éticos, planteados por los
grandes avances en el saber y el poder sobre la vida, que en los últimos
decenios se vienen produciendo, aclaró.
De ahí la índole reciente y
contextual de la bioética, así como la profusión de interrogantes, dudas, incertidumbres,
perplejidades, dilemas, incógnitas y preguntas, en suma, que la asaltan,
agregó.
En tanto, Ambrosio Velasco
refirió que la propuesta que se hace a través del Seminario representa una
proyección de la filosofía, particularmente de la ética, al campo de las
ciencias más avanzadas y de las tecnociencias de punta en la sociedad actual.
“Esto muestra la actitud de la
filosofía, de estar alerta, de aprendizaje; no una actitud de dogmatismo y de
juicio categórico, sino de investigación y aprender de los médicos, de los
biotecnólogos, de las ciencias sociales y del derecho. Este es el destino de la
filosofía y es el mejor servicio que puede hacerle a las humanidades y a la
ciencia”, finalizó.
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FOTO 01.
Ambrosio Velasco,
Mercedes de la Garza, Guillermo Soberón y Juliana González, en la inauguración
del ciclo de conferencias La bioética pregunta..., en la UNAM.
FOTO 02
Los médicos deben regirse por un código ético definido en sus posibilidades de acción, limitaciones y castigos, consideró Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la FM de la UNAM.