06:00  hrs. 26 de Septiembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-714

Ciudad Universitaria

 


Ruy Pérez Tamayo

 

PESE A LA INFLUENCIA MÉDICA EN LA VIDA DE LOS PACIENTES, SE CARECE DE UN CÓDIGO DE ÉTICA

 

·        Afirmó Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la UNAM

·        Propuso un estatuto que contemple el estudio continuo, la información y la docencia, el manejo integral y la investigación científica

·        La bioética es un referente imprescindible en el cuidado de la salud: Guillermo Soberón, ex rector de la UNAM

·        Se inauguró el ciclo La bioética pregunta..., con la participación de Ambrosio Velasco, Mercedes de la Garza y Juliana González

 

A pesar de que en México los profesionales de la medicina continuamente toman decisiones que influyen en la calidad y duración de la vida de los pacientes, hasta el momento no existe un código ético médico, aseguró Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

Por ello, propuso la creación de un estatuto para este profesional que contemple cuatro aspectos básicos: el estudio continuo, la información y la docencia, el manejo integral y la investigación científica.

 

Ello al dictar la conferencia Medicina y ética médica, dentro del ciclo de conferencias La bioética pregunta..., inaugurado por Ambrosio Velasco y Mercedes de la Garza, directores de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), y del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl), respectivamente.

 

En el Aula Magna del IIFl, Pérez Tamayo advirtió que “la sociedad debería insistir en que los profesionales de la medicina estén regidos por un código ético claramente definido no sólo en sus posibilidades de acción, sino en sus limitaciones y castigos”.

 

De tal forma, propuso que la ética médica laica, como corresponde al comportamiento moral en una sociedad plural, debe basarse en la naturaleza misma de la medicina, en lugar de derivarse de textos antiguos (juramento hipocrático, por ejemplo), que aunque venerables ya no corresponden a la realidad actual, o de reglas dictadas por algún credo religioso.

 

Comentó que hay formulaciones internacionales, algunas de interés más histórico que práctico, otras dirigidas a aspectos específicos de la actividad profesional, como la relación médico-paciente, la investigación científica en humanos, la práctica de la medicina por grupos de especialistas o la seguridad social.

 

No obstante, una lista definida de principios éticos que incluya los principales aspectos profesionales de la medicina, formulados por los propios médicos, no por filósofos y menos por el gobierno, y que además tome en cuenta los problemas actuales de la medicina en el país, no existe, aseveró.

 

Pero no sólo los médicos carecen de un código ético profesional, ya que no hay un documento equiparable que se aplique en específico a abogados, sociólogos, ingenieros, matemáticos historiadores, políticos, filósofos o futbolistas, añadió.

 

A su vez, el ex rector de la UNAM y presidente de la Comisión Nacional de Bioética, Guillermo Soberón, señaló que la bioética se ha venido revelando como una materia fascinante, que es ya un referente imprescindible en diversas facetas del fenómeno de la vida, entre ellas el cuidado de la salud.

 

Ésta ha ido perfeccionando enfoques que le permiten aproximarse, de manera responsable y razonada, a la valoración de los hechos, aplicando el método deliberativo, que hace posible la argumentación racional, basada en evidencia científica, y en un marco de derechos fundamentales y de mínimos morales compartidos, subrayó.

Consideró que el auge de la bioética se ha explicado por su coincidencia con situaciones que se han dado en el entorno y que impulsan el campo de manera sinérgica desde distintas perspectivas.

 

Guillermo Soberón mencionó que para lograr la justicia y la equidad en la provisión de la salud y en el acceso a los servicios, se requiere de la reflexión para determinar qué es justo y qué equitativo, y estar preparados para lograr un mejor acomodo en la prioridad de las necesidades nacionales.

 

Por siempre, el cuidado de la salud estará preñado de cuestiones bioéticas en sus distintos paradigmas: el saneamiento ambiental, su promoción, la prevención de riesgos, así como la medicina curativa y genómica, apuntó.

 

Abundó que la pobreza no puede ser aceptada por la naturaleza humana. Ahí se refugian patologías, cuyas carencias determinan terrenos proclives para perpetuar las llamadas enfermedades del rezago: desnutrición, infecciones y causas perinatales.

 

Se cuenta con las tecnologías para terminarlas, pero la falta de recursos impide su aplicación como se requiere. Además, dijo, los pobres ya sufren padecimientos propios de sociedades con mayores recursos: cardiovasculares, diabetes, cáncer y otros.

 

Por su parte, Juliana González profesora emérita de la UNAM y coordinadora del Seminario Interdisciplinario de Bioética de la FFyL, organizador del ciclo, recalcó que si hay algún campo actual del conocimiento en donde confluyan con más evidencia las ciencias y las humanidades, es el de la bioética, donde se unen las tecnociencias de la vida y la ética.

 

Esto explica su carácter interdisciplinario. No compete a una sola disciplina, sino que tiene lugar entre varias, creando o reconociendo un espacio propio y complejo que se configura en torno a un singular campo de problemas éticos, planteados por los grandes avances en el saber y el poder sobre la vida, que en los últimos decenios se vienen produciendo, aclaró.

 

 

De ahí la índole reciente y contextual de la bioética, así como la profusión de interrogantes, dudas, incertidumbres, perplejidades, dilemas, incógnitas y preguntas, en suma, que la asaltan, agregó.

 

En tanto, Ambrosio Velasco refirió que la propuesta que se hace a través del Seminario representa una proyección de la filosofía, particularmente de la ética, al campo de las ciencias más avanzadas y de las tecnociencias de punta en la sociedad actual.

 

“Esto muestra la actitud de la filosofía, de estar alerta, de aprendizaje; no una actitud de dogmatismo y de juicio categórico, sino de investigación y aprender de los médicos, de los biotecnólogos, de las ciencias sociales y del derecho. Este es el destino de la filosofía y es el mejor servicio que puede hacerle a las humanidades y a la ciencia”, finalizó.

 

 

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Ambrosio Velasco, Mercedes de la Garza, Guillermo Soberón y Juliana González, en la inauguración del ciclo de conferencias La bioética pregunta..., en la UNAM.

 

FOTO 02

 

Los médicos deben regirse por un código ético definido en sus posibilidades de acción, limitaciones y castigos, consideró Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la FM de la UNAM.