13:00  hrs.  30 de Agosto de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-647

Ciudad Universitaria

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LOS PELIGROS GEOLÓGICOS DEL DISTRITO FEDERAL EN ATLAS QUE ELABORAN EN LA UNAM

 

·        Adelantó Armando García Palomo, coordinador del Servicio Geológico Metropolitano del Instituto de Geología, encargado de esta tarea

·        Se conocerán los orígenes, causas y efectos de estos fenómenos a fin de prevenir desastres, dijo

·        También permitirá saber la ubicación, extensión y carácter de estos riesgos que amenazan a las diferentes delegaciones políticas, apuntó

 

El Servicio Geológico Metropolitano del Instituto de Geología (IG) de la UNAM elabora el Atlas de Peligros Geológicos del Distrito Federal, a través del cual se conocerán los orígenes, causas y efectos de esos fenómenos, con el fin de prevenir desastres, informó su coordinador, Armando García Palomo.

 

Asimismo, precisó, permitirá saber la ubicación, extensión y carácter de los riesgos geológicos que amenazan a las diferentes delegaciones políticas, para incrementar las medidas de mitigación en caso de contingencia. Además, ofrecerá las herramientas necesarias para planificar mejor las obras civiles en la Ciudad de México y, así, evitar al máximo el crecimiento urbano hacia zonas de alta vulnerabilidad.

 

García Palomo dijo que si se genera un sismo en el Pacífico como el de 1985, las demarcaciones más afectadas serán las del poniente: Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Benito Juárez, y parte de Coyoacán y Xochimilco.

 

Subrayó que la capital en general está en riesgo de sufrir seísmos, vulcanismo, hundimientos, agrietamientos, inundaciones y desgajamiento de cerros: todos los peligros propios de la cuenca de México, por ello es necesario adelantarse a posibles desastres.

 

Apuntó que la primera fase del Atlas se concluyó y entregó al gobierno del Distrito Federal en 2005. Comprende diferentes planos: geológico, de susceptibilidad a procesos de remoción en masa, altimétrico, de pendientes, de crecimiento urbano (1700-2000) y de peligro sísmico.

 

“El mapa de la expansión de la mancha urbana –señaló García Palomo– es una forma de representar el crecimiento de la Ciudad de México, que antes de 1845 ocupaba sólo una parte de lo que ahora es la delegación Cuauhtémoc”. En 1940 comenzó el ensanchamiento hacia partes montañosas como Santa Catarina, Guadalupe, Atizapán, Las Cruces y Chichinautzin. Para el 2000 ya no había dónde construir en zona plana y se pasó al norte y poniente.

 

De continuar este proceso hacia las partes altas, de recarga de agua, “disminuirá el nivel de los acuíferos. Esto podría tener relación con hundimientos y agrietamientos del suelo. De ahí que sea necesario evaluar dichas zonas para fundamentar políticas públicas de planificación y ordenamiento territorial”, refirió García Palomo.

 

El mapa geológico plasma el tipo y edad de los cuerpos rocosos que conforman la cuenca de México, lo que permite conocer su evolución geológica. Es básico para interpretar fenómenos sísmicos, hidrometeorológicos y geomorfológicos, aclaró.

 

En él se observa, ejemplificó, que las delegaciones Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Cuajimalpa están sobre las laderas del  inactivo volcán San Miguel, constituido por derrames de lavas andesíticas y estructuras dómicas erosionadas; así como encima de amplios abanicos piroclásticos y volcanoclásticos, constituidos por depósitos granulares cortados por largos y profundos valles fluviales.

El mapa altimétrico muestra el relieve de la región. Es de gran utilidad para identificar las zonas con mayores posibilidades de desprendimiento de rocas, ubicadas en Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco, indicó.

 

El de susceptibilidad a procesos de remoción en masa conjuga la litología –tipo de rocas, fracturas y materiales granulares en laderas–, las formas de emplazamiento (rodamientos, volteos, deslizamientos rotacionales y traslacionales, así como los flujos de lodo o de declives) y las pendientes mayores a 30 grados, añadió.

 

También, enfatizó, permite identificar áreas potencialmente afectables o con alguna problemática específica, con lo que se pueden fundamentar decisiones de protección civil y desarrollar proyectos que eviten, prevengan o mitiguen el efecto por deslizamiento de laderas.

 

El mapa de peligro sísmico muestra las zonas más susceptibles a la sismicidad de la zona del Pacífico, donde se origina la mayoría de los movimientos que afectan a la Ciudad de México. Se realizó con base en la dispersión de ondas de un seísmo con foco ubicado en la costa de Michoacán, similar al del 19 de septiembre de 1985.

 

El Distrito Federal también está expuesto a los tremores originados en Tehuacán, Puebla; Venta de Bravo, en el límite de Michoacán y el Estado de México; e incluso en puntos dentro de su mismo territorio. García Palomo y su equipo reconocieron decenas de fallas activas en las sierras de Las Cruces, de Guadalupe y Nevada.

 

Adelantó que a finales de año podrían dar a conocer el mapa de fallas y ya preparan los de hundimiento, agrietamiento, vulcanismo e inundaciones.

 

Luego elaborarán los de cada delegación política, para identificar colonias, calles o comunidades en riesgo. Las más críticas son Gustavo A. Madero, Xochimilco y Tláhuac, porque ahí se detectó afectación por deslizamiento de ladera y otros fenómenos.

 

Las zonas de alto riesgo sísmico para edificios de 13 a 20 niveles se encuentran en los perímetros Tláhuac, Xochimilco, Benito Juárez, Iztacalco, Iztapalapa, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero; de seis a 10,   en Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan, parte central de Coyoacán y Gustavo A. Madero, y de uno a tres en Xochimilco, Iztapalapa, Iztacalco, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero.

 

Las de mayor deslizamiento de laderas son Milpa Alta, Xochimilco, Tlalpan, Magdalena Contreras, Cuajimalpa, Álvaro Obregón y parte de Miguel Hidalgo y Gustavo A. Madero.

 

La cuenca de México está delimitada por las sierras de Las Cruces (volcanes con flujos piroclásticos y depósitos de caída, avalancha y  lahar), de Chichinautzin (monogenéticos activos, como el Paricutín), Nevada (Popocatépetl), de Santa  Catarina y de Guadalupe, detalló.

 

El 30 por ciento del Distrito Federal está en zonas planas, mientras el 70 restante es montañoso. Las fallas de taludes son un fenómeno frecuente en la zona de laderas, sobre todo durante periodos de actividad sísmica o de precipitación pluvial intensa, concluyó.

 

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FOTO 1

Armando García Palomo, coordinador del Servicio Geológico Metropolitano del Instituto de Geología de la UNAM, habló sobre el Atlas de Peligros Geológicos del Distrito Federal, que ahí se elabora.

 

FOTO 2.

El Atlas de Peligros Geológicos del Distrito Federal, elaborado en la UNAM, busca adelantarse a posibles desastres por inundaciones, desgajamiento de cerros y seísmos, entre otros fenómenos.

 

FOTO 3

Si se generara un sismo como el de 1985, las demarcaciones más afectadas serán Cuauhtémoc, Azcapotzalco y Benito Juárez, según se desprende de un Atlas de riesgos elaborado en el IG de la UNAM.