06:00  hrs.  30 de Agosto de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-645

Ciudad Universitaria


René Drucker Colín

 

Pie de fotos al final del boletín

 

INVESTIGAN EN LA UNAM EL MAL DE PARKINSON

 

·        Aunque aún es incurable, existen y se desarrollan estrategias que permiten a los pacientes tener una mejor calidad de vida

·        Aseguró René Drucker, coordinador de la Investigación Científica, quien busca llevar células madre o troncales desde la zona subventicular hasta el área del cerebro lesionada

·        Participó en el XXV Coloquio de Investigación de la FES Iztacala

 

 

Investigadores de la UNAM, encabezados por René Drucker Colín, coordinador de la Investigación Científica, han desarrollado diferentes trabajos para tratar la enfermedad de Parkinson, que aunque aún es incurable, permiten incrementar la calidad de vida de los pacientes.

 

En el más reciente de ellos pretenden llevar células madre o troncales desde la zona subventicular hasta el área del cerebro lesionada, introduciéndole a dichas células nanopartículas ferromagnéticas y colocando en la zona lesionada un nanomagneto, con el objetivo de que ahí se diferencien y produzcan dopamina, adelantó el propio Drucker Colín.

 

Al participar en el XXV Coloquio de Investigación de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala –donde estuvo acompañado del titular de esa entidad, Ramiro Jesús Sandoval–, expuso que en poco tiempo, dos o tres años, habrá alrededor de 40 millones de afectados en el mundo con ese trastorno.

 

Se trata de un padecimiento que surge, en general, a partir de la sexta década de la vida (aunque 10 por ciento padece Parkinson juvenil) y el número de casos crece debido al aumento en la expectativa de vida de la población. De ahí su importancia, agregó.

 

Al dictar la conferencia magistral Estrategias futuras para enfrentar la enfermedad de Parkinson, recordó que este mal es neurodegenerativo y progresivo, relacionado con desórdenes del movimiento. Sus características clínicas son el temblor en reposo, la dificultad para iniciar movimiento y, en su parte incapacitante, la rigidez muscular.

 

Al inicio, añadió, se puede tratar con medicamentos que permiten reducir la sintomatología clínica; sin embargo, con el paso del tiempo los fármacos dejan de tener efectividad y al cabo de 6 ó 7 años los pacientes presentan grandes dificultades; entonces, las alternativas que se ofrecen son quirúrgicas.

 

En el auditorio del Centro Cultural de la FES explicó que la enfermedad tiene que ver con el sistema de ganglios basales; deriva de la degeneración de neuronas que se localizan en la región denominada sustancia nigra, en la cual se produce el 80 por ciento de la dopamina cerebral.

 

“Cuando se degenera esa zona, las aferencias hacia los ganglios basales se deterioran, se disminuye el aporte de dopamina hacia estas estructuras y como consecuencia, los pacientes empiezan a tener los síntomas”, detalló.

 

En los últimos 20 años, dijo, se han hecho trasplantes de células dopaminérgicas en la zona lesionada de modelos animales, empero, la mejoría no va más allá del 50 por ciento.

 

Hace 18 años, abundó, en México fuimos los primeros en el mundo en hacer transplantes en pacientes con la misma idea de colocar células dopaminérgicas en la zona de los ganglios basales, en particular en la zona del núcleo caudado.

 

Así se encontró que en algunos pacientes si ocurría mejoría (tres o cuatro de cada 10) y durante un tiempo determinado se registraba una reducción de los síntomas. No obstante, no se resuelve el problema, aclaró.

 

Por ello, expresó el ganador del Premio Nacional de Ciencias, en los últimos años se ha buscado una serie de alternativas que puedan facilitar o hacer más sencillo el procedimiento.

 

Había que averiguar el mejor tipo de célula que sustituyera a las dopaminérgicas degeneradas. Se trabajó entonces con las de la médula suprarrenal, llamadas cromafines, que son de tipo hormonal, las cuales tienen la propiedad de diferenciarse en otras de tipo neuronal. Además se observó que con ayuda de campos magnéticos se puede lograr esa diferenciación, especificó.

 

De un donador se obtuvo la médula suprarrenal; se cultivaron las células y se aplicaron campos magnéticos. Al cabo de 10 días se habían transformado. Entonces fueron transplantadas en dos sitios diferentes del núcleo caudado de una paciente que tomaba la dosis más alta de medicamento, apuntó.

 

Gracias al procedimiento se redujo en 70 por ciento la dosis del fármaco y se tuvo una mejoría clara en la enferma. También se le hizo una tomografía por emisión de positrones (PET) donde se midió la cantidad de receptores dopaminérgicos en el núcleo caudado; se observó que después del transplante aumentaba de forma significativa; es decir, se incrementó el metabolismo celular en la zona de los ganglios, indicó.

 

Después de ocho meses de la inyección de alrededor de un millón de células cromafines diferenciadas en células dopaminérgicas tipo neuronal, se notó que la paciente estaba más erguida y se movía con más facilidad. Todavía padece Parkinson, pero con este procedimiento (efectuado con anestesia local) mejoró su calidad de vida, informó.

 

Recientemente, René Drucker y su equipo han decidido aplicar los campos magnéticos transcraneales para diferenciar las células cromafines in situ. Se ha visto que mejora la sintomatología.

 

Asimismo, llevar las células troncales o madre electrofisiológicamente activas que aparecen en la pared del ventrículo lateral, como resultado de la lesión de la sustancia nigra y los transplantes, a donde se necesitan para que ahí se diferencien en dopaminérgicas.

 

El problema, recalcó Drucker Colín,  es que no hay caminos de migración. Eso es lo que se requiere, generarlos. Para lograrlo se pensó introducir en esas células las nanopartículas ferromagnéticas y colocar en la zona lesionada el nanomagneto para tratar de atraerlas, como un imán, hacia donde son requeridas y renovar así la zona lesionada.

 

Con eso quizás podríamos resolver el mal, expuso el coordinador de la Investigación Científica, aunque pasarán varios años antes de que ese procedimiento se haga en humanos. Hasta ahora “ninguna solución es perfecta porque el Parkinson es una enfermedad progresiva y degenerativa”, finalizó.

 

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FOTO 1

 

René Drucker Colín, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, aseguró que la enfermedad de Parkinson todavía es incurable, aunque se puede incrementar la calidad de vida de los pacientes.

 

 

FOTO 2.

 

Ramiro Jesús Sandoval y René Drucker Colín, previo a la conferencia magistral Estrategias futuras para enfrentar la enfermedad de Parkinson, que dictó el segundo en la FES Iztacala de la UNAM.