Boletín
UNAM-DGCS-626
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
CUMPLIÓ 50 AÑOS LA FILOSOFÍA
NÁHUATL, DE MIGUEL LEÓN PORTILLA
·
Por su relevancia, el trabajo ha sido
reeditado en diez ocasiones por la UNAM, y también traducido al ruso, alemán,
francés, inglés y checo
·
Con esa investigación se convirtió en el
primer especialista en tratar dicho tema de forma sistemática
La filosofía náhuatl estudiada
en sus fuentes, obra de Miguel León Portilla, emérito del Instituto de
Investigaciones Históricas de la UNAM, cumplió 50 años de su publicación.
Por su relevancia, esta
tesis de doctorado en filosofía con especialización en Historia Prehispánica
–que le valió la Summa cum Laude– ha sido reeditada en diez ocasiones por esta
casa de estudios, y también traducida al ruso, alemán, francés e inglés y, más
recientemente, al checo.
Con esa investigación, el
destacado universitario se convirtió en el primer especialista en tratar dicho
tema de forma sistemática, ya que hasta entonces sólo se habían hecho alusiones
de su existencia. Por ejemplo, en un manuscrito en náhuatl que está en la
Biblioteca del Palacio Real, en España, Fray Bernardino de Sahagún mencionó en
un margen a “los filósofos”.
El libro, expuso su autor,
consiste en el estudio de los planteamientos que los antiguos mexicanos se
hicieron referentes a problemas como cuál es la raíz de los seres humanos, qué
hay en el más allá, qué se puede decir de la divinidad, qué es lo más valioso
en la Tierra, y otra serie de reflexiones que pensadores de todas las latitudes
se han hecho.
Los pueblos nahuas tenían
una visión propia del mundo y una concepción del tiempo y del espacio; sobre
los seres humanos pensaban acerca de la educación, historia, derecho, moral o
arte, como se plasma en las páginas del libro, subrayó.
Ahí también se abordan los
orígenes de ese pensamiento, desde los teotihuacanos y toltecas; y en las
últimas ediciones, se hacen consideraciones críticas en torno a la filosofía
náhuatl, añadió.
A diferencia de hace 50
años, refirió, hoy la sociedad acepta la existencia de un corpus filosófico.
“Al principio hubo gente que se reía y decía que estaba loco, que cómo los
indios lo iban a tener, que eran casi salvajes”. A ello, su maestro y tutor de
tesis doctoral, Ángel María Garibay, respondía: “Esos hombres, creadores de un
arte extraordinario, de Teotihuacán, Monte Albán, Cholula o Cacaxtla, ¿no
pensaban?”.
Hace cinco décadas los
estudios sobre estos temas eran reducidos. En la actualidad hay muchísimos
porque Mesoamérica fue una civilización originaria, que no recibió el impulso
de otra; una de las pocas que ha habido en la historia de la humanidad,
consideró.
Los griegos no lo fueron,
aclaró, porque no pudieron desarrollarse sin tener detrás a los egipcios. En
cambio, aquí “brotó sola y creó arte y
literatura, una organización social, religiosa, política y económica compleja,
y un pensamiento”.
León Portilla recordó que
decidió dedicar su tema de tesis al pensamiento de los tlamatinime o sabios
nahuas prehispánicos, cuando estudiaba
filosofía y preparaba su tesis de maestría sobre Las dos fuentes de la moral y
de la religión, obra de Henri Bergson.
Fue entonces cuando cayeron en
sus manos ciertas traducciones del maestro Garibay publicadas en la Biblioteca
del Estudiante Universitario. “Quedé fascinado, me pareció extraordinario el
pensamiento náhuatl; estaba ahí, vivo”, reconoció.
En 1953 se acercó al padre
Garibay para estudiar la filosofía de los antiguos mexicanos. Lo primero para
lograrlo fue aprender su lengua. Luego de revalidar sus estudios en la Loyola
University, de Los Ángeles, California, se inscribió al doctorado en la UNAM.
Las dos fuentes para esa
filosofía son los poemas y cantares, por un lado, y los llamados
huehuetlahtolli o discursos de la antigua palabra. Así que Miguel León Portilla
comenzó a reunir documentos.
Tales textos sobrevivieron
o fueron escritos en los años posteriores a la Conquista, como los existentes
en la Biblioteca Nacional, entre ellos los Cantares mexicanos (que junto con
sus colaboradores ya casi terminó de traducir y pronto serán editados), o bien,
el Códice Florentino que Fray Bernardino de Sahagún recogió en náhuatl de los
ancianos.
León Portilla confesó que hace 50 años tuvo cierta idea
del impacto que tendría su trabajo doctoral. Incluso, en el prólogo, Ángel
María Garibay escribió, de forma profética: “Un hecho es indudable. Este libro
no caerá en el olvido como muchos otros. Hoy es una tesis, mañana, tengo la
esperanza y el deseo de que sea un tratado completo y amplio acerca de la
filosofía de los pueblos antiguos de Mesoamérica”.
Pero el experto no ha
querido quedarse sólo con el pasado. Por el contrario, se interesa mucho en el
presente, en especial, desde que su también maestro Manuel Gamio, iniciador de
la antropología moderna mexicana le dijera: “No pienses nada más en los indios
muertos, también en los vivos”.
Por ello, en la actualidad
no sólo sigue aprendiendo náhuatl, porque como otras lenguas es una entidad
viva, cambiante, sino que continua dirigiendo en la UNAM el Seminario de
Cultura Náhuatl, que el año entrante también cumplirá 50 años, y al cual han
asistido alumnos coreanos, argentinos, españoles, italianos, franceses, suecos,
polacos, húngaros, albanos, rumanos y, desde luego, mexicanos, algunos nahuas,
quienes aprenden a conocer su lengua estructuralmente y escriben para hacer
surgir lo que Miguel León Portilla llama la “nueva palabra”.
—o0o—
FOTO 01
La filosofía
náhuatl estudiada en sus fuentes, de Miguel León Portilla, miembro emérito del
Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, cumple 50 años de su
publicación.
FOTO 02
A diferencia de
hace 50 años, hoy la gente acepta la existencia de un corpus filosófico
náhuatl, expuso el investigador emérito de la UNAM Miguel León Portilla.