06:00  hrs.  23 de Agosto de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-626

Ciudad Universitaria

 

Miguel León Portilla

Pie de fotos al final del boletín

 

CUMPLIÓ 50 AÑOS  LA FILOSOFÍA NÁHUATL, DE MIGUEL LEÓN PORTILLA

 

·        Por su relevancia, el trabajo ha sido reeditado en diez ocasiones por la UNAM, y también traducido al ruso, alemán, francés, inglés y checo

·        Con esa investigación se convirtió en el primer especialista en tratar dicho tema de forma sistemática

 

La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, obra de Miguel León Portilla, emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, cumplió 50 años de su publicación.

 

Por su relevancia, esta tesis de doctorado en filosofía con especialización en Historia Prehispánica –que le valió la Summa cum Laude– ha sido reeditada en diez ocasiones por esta casa de estudios, y también traducida al ruso, alemán, francés e inglés y, más recientemente, al checo.

 

Con esa investigación, el destacado universitario se convirtió en el primer especialista en tratar dicho tema de forma sistemática, ya que hasta entonces sólo se habían hecho alusiones de su existencia. Por ejemplo, en un manuscrito en náhuatl que está en la Biblioteca del Palacio Real, en España, Fray Bernardino de Sahagún mencionó en un margen a “los filósofos”.

 

El libro, expuso su autor, consiste en el estudio de los planteamientos que los antiguos mexicanos se hicieron referentes a problemas como cuál es la raíz de los seres humanos, qué hay en el más allá, qué se puede decir de la divinidad, qué es lo más valioso en la Tierra, y otra serie de reflexiones que pensadores de todas las latitudes se han hecho.

 

Los pueblos nahuas tenían una visión propia del mundo y una concepción del tiempo y del espacio; sobre los seres humanos pensaban acerca de la educación, historia, derecho, moral o arte, como se plasma en las páginas del libro, subrayó.

 

Ahí también se abordan los orígenes de ese pensamiento, desde los teotihuacanos y toltecas; y en las últimas ediciones, se hacen consideraciones críticas en torno a la filosofía náhuatl, añadió.

 

A diferencia de hace 50 años, refirió, hoy la sociedad acepta la existencia de un corpus filosófico. “Al principio hubo gente que se reía y decía que estaba loco, que cómo los indios lo iban a tener, que eran casi salvajes”. A ello, su maestro y tutor de tesis doctoral, Ángel María Garibay, respondía: “Esos hombres, creadores de un arte extraordinario, de Teotihuacán, Monte Albán, Cholula o Cacaxtla, ¿no pensaban?”.

 

Hace cinco décadas los estudios sobre estos temas eran reducidos. En la actualidad hay muchísimos porque Mesoamérica fue una civilización originaria, que no recibió el impulso de otra; una de las pocas que ha habido en la historia de la humanidad, consideró.

 

Los griegos no lo fueron, aclaró, porque no pudieron desarrollarse sin tener detrás a los egipcios. En cambio,  aquí “brotó sola y creó arte y literatura, una organización social, religiosa, política y económica compleja, y un pensamiento”.

 

León Portilla recordó que decidió dedicar su tema de tesis al pensamiento de los tlamatinime o sabios nahuas prehispánicos,  cuando estudiaba filosofía y preparaba su tesis de maestría sobre Las dos fuentes de la moral y de la religión, obra de Henri Bergson.

 

Fue entonces cuando cayeron en sus manos ciertas traducciones del maestro Garibay publicadas en la Biblioteca del Estudiante Universitario. “Quedé fascinado, me pareció extraordinario el pensamiento náhuatl; estaba ahí, vivo”, reconoció.

 

En 1953 se acercó al padre Garibay para estudiar la filosofía de los antiguos mexicanos. Lo primero para lograrlo fue aprender su lengua. Luego de revalidar sus estudios en la Loyola University, de Los Ángeles, California, se inscribió al doctorado en la UNAM.

 

Las dos fuentes para esa filosofía son los poemas y cantares, por un lado, y los llamados huehuetlahtolli o discursos de la antigua palabra. Así que Miguel León Portilla comenzó a reunir documentos.

 

Tales textos sobrevivieron o fueron escritos en los años posteriores a la Conquista, como los existentes en la Biblioteca Nacional, entre ellos los Cantares mexicanos (que junto con sus colaboradores ya casi terminó de traducir y pronto serán editados), o bien, el Códice Florentino que Fray Bernardino de Sahagún recogió en náhuatl de los ancianos.

 

León Portilla confesó que hace 50 años tuvo cierta idea del impacto que tendría su trabajo doctoral. Incluso, en el prólogo, Ángel María Garibay escribió, de forma profética: “Un hecho es indudable. Este libro no caerá en el olvido como muchos otros. Hoy es una tesis, mañana, tengo la esperanza y el deseo de que sea un tratado completo y amplio acerca de la filosofía de los pueblos antiguos de Mesoamérica”.

 

Pero el experto no ha querido quedarse sólo con el pasado. Por el contrario, se interesa mucho en el presente, en especial, desde que su también maestro Manuel Gamio, iniciador de la antropología moderna mexicana le dijera: “No pienses nada más en los indios muertos, también en los vivos”.

 

Por ello, en la actualidad no sólo sigue aprendiendo náhuatl, porque como otras lenguas es una entidad viva, cambiante, sino que continua dirigiendo en la UNAM el Seminario de Cultura Náhuatl, que el año entrante también cumplirá 50 años, y al cual han asistido alumnos coreanos, argentinos, españoles, italianos, franceses, suecos, polacos, húngaros, albanos, rumanos y, desde luego, mexicanos, algunos nahuas, quienes aprenden a conocer su lengua estructuralmente y escriben para hacer surgir lo que Miguel León Portilla llama la “nueva palabra”.

 

—o0o—

FOTO 01.

La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, de Miguel León Portilla, miembro emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, cumple 50 años de su publicación.

 

FOTO 02

A diferencia de hace 50 años, hoy la gente acepta la existencia de un corpus filosófico náhuatl, expuso el investigador emérito de la UNAM Miguel León Portilla.