06:00 hrs.  14 de Agosto de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-605

Ciudad Universitaria


Luis Felipe Rodríguez

Pies de foto al final de l boletín

 

RESURGE LA ASTROMETRÍA  EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS

 

·        Ello gracias a la mejora en la capacidad de medición, subrayó Luis Felipe Rodríguez, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM

·        Los instrumentos han desarrollado la capacidad de apreciar la posición de los astros con precisión superior a la que se obtenía décadas atrás, refirió

·        Participó en el Coloquio Midiendo el Movimiento de los Astros, en el Instituto de Ciencias Nucleares

 

La ubicación precisa de la posición y movimiento de los astros en el plano del cielo, ciencia conocida como astrometría, registra desde los últimos 20 años un “renacimiento” gracias a la mejora en la capacidad de medición, explicó Luis Felipe Rodríguez, integrante del Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, con sede en Morelia, Michoacán.

 

El científico señaló que esta disciplina antiquísima había caído en decadencia en la segunda mitad del siglo XX, debido a que no se podían hacer cálculos nuevos.

 

“No hay que despreciar ninguna técnica, porque mientras se dominen mejor, mayor posibilidad habrá de entender el universo. Si alguna se estanca puede volver a surgir cuando aparezca un desarrollo tecnológico que permita más resolución angular o sensibilidad, por ejemplo”, añadió.

 

Al participar en el Coloquio Midiendo el Movimiento de los Astros, realizado en el auditorio Marcos Moshinsky del Instituto de Ciencias Nucleares, Luis Felipe Rodríguez abundó que, en la actualidad, los instrumentos han generado la capacidad de apreciar la posición de esos cuerpos con precisión miles a millones de veces superior a la que se obtenía décadas atrás, lo cual ha llevado a la posibilidad de registrar movimientos pequeños o cuerpos lejanos.

 

Expuso que el desplazamiento total de un astro se puede descomponer en las velocidades radial y tangencial, es decir, “un objeto que se mueve tiene un componente a lo largo de la línea de visión y otra en el plano del cielo”.

 

A pesar de tratarse de parámetros básicos, su medición e interpretación ha llevado a algunos de los resultados más importantes de la astronomía. Por ejemplo, con la primera se descubrió en los años 20 la expansión del universo por parte de Edwin Hubble, quien encontró que las galaxias se alejan unas de otras, apuntó.

 

Luis Felipe Rodríguez mencionó que los movimientos en el plano del cielo requieren por lo menos de dos medidas, “porque una fuente se observa en un punto determinado y al año siguiente se verá en otro; por lo que se deduce así que cambió”.

 

La velocidad radial se puede medir instantáneamente: se hace una observación y se ve el Efecto Doppler o variación de la longitud de onda. En contraste, dijo, la tangencial es generalmente difícil porque se obtiene de comparar dos imágenes de épocas diferentes.

 

Establecer este último indicador, también llamado movimiento propio, tiene varias motivaciones. Es necesario, por ejemplo, para tener el vector tridimensional de celeridad. A veces, el astro no emite radiación de línea que permita determinar el Efecto Doppler y lo único que se puede medir es la velocidad. En ese caso el paso del tiempo se convierte en una ventaja; se precisa mejor conforme se tengan datos más viejos, afirmó.

 

En las primeras décadas del siglo XX los telescopios tenían capacidad de distinguir detalles a la escala del segundo de arco, o sea, podían medir con una precisión de una millonésima de circunferencia, refirió.

Al mismo tiempo se desarrollaba la astrofísica con la espectroscopia como nueva herramienta, recordó Luis Felipe Rodríguez. Hoy, se utiliza la radioastronomía e interferometría de radio, en la que se emplean dos o más radiotelescopios que observan al mismo tiempo un mismo punto en el cielo, para obtener imágenes cuya resolución es del orden de milésimas o millonésimas de un segundo.

 

Una primera utilidad ha sido la determinación de uno de los parámetros más importantes en la astronomía: la masa de las estrellas. Para eso se utilizan sistemas binarios o en pareja, y la Tercera Ley de Kepler. “Esto se ha utilizado para estudiar a los cuerpos que apenas se están formando dentro de grandes nubes de gas y polvo y que no pueden detectarse mediante la luz visible o en ondas infrarrojas, sino de radio”, resaltó.

 

El científico indicó que un conjunto de radiotelescopios, 27 en total, distribuidos en 30 kilómetros en Nuevo México, EU, llamado el Very Large Array, permite medir objetos a una décima de segundo de arco, es decir, facilita determinar posiciones cien veces mejores que lo que se hacía hace unas décadas.

 

La capacidad de ver detalles depende de la separación entre antenas; entre más grande es, se puede establecer dónde está un cuerpo celeste con mayor precisión. Por ello se usa el denominado Interferómetro de Base Muy Larga, es decir, 10 radiotelescopios distribuidos en toda la Unión Americana, Hawai y las Islas Vírgenes, expresó.

 

Entre los resultados más importantes se encuentra el estudio de grupos estelares alrededor de lo que se cree es un hoyo negro súper masivo en el centro de la Vía Láctea. El agujero no se observa, “pero se ve cómo las estrellas evolucionan a su alrededor y hacen órbitas”. Otro es la presencia de la energía obscura en el universo. Tal cuestión depende de las mediciones de distancia, enfatizó.

 

Por su importancia, finalizó Luis Felipe Rodríguez, en el Centro de Radioastronomía y Astrofísica, “uno de los temas que se trabajan es la astrometría, aprovechando que se tienen observaciones que se remontan a la década de los 70”.

—o0o—

 

 

 

 

FOTO 01.

Luis Felipe Rodríguez, integrante del Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, habló sobre el “renacimiento” en los últimos 20 años de la astrometría.

 

FOTO 02

El investigador de la UNAM Luis Felipe Rodríguez dijo que con la astrometría se estudian los grupos estelares alrededor de un hoyo negro en la Vía Láctea, y la energía obscura en el universo.