Boletín
UNAM-DGCS-554
Ciudad Universitaria
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EL AGUA DEBE DISTRIBUIRSE EN FORMA EQUITATIVA Y SIN FINES DE LUCRO
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Sostuvo Monserrat Virginia González Montaño,
profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
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Su problemática es tan compleja que el
impacto social es la generación de más pobreza; se requiere vincular con otros
derechos, como a la salud, alimentación, vivienda, ambiente sano y
participación, argumentó
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Setenta y cinco millones de mexicanos
abastecen 70 por ciento de sus necesidades con veneros subterráneos, informó
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12 millones de personas carecen de agua
potable, dijo
El agua es un
derecho humano fundamental al ser un bien común de la Tierra, por lo que se
debe distribuir en forma equitativa y no utilizarse con fines de lucro, afirmó
Monserrat Virginia González Montaño, profesora de la Escuela Nacional de
Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, quien aseguró que para ello se requiere que
su manejo sea responsable.
Resaltó que su problemática es
tan compleja que el impacto social es la generación de más pobreza; de manera
que se requiere vincular con otras garantías, como a la salud, alimentación,
vivienda, ambiente sano y participación.
Sin embargo, sostuvo, se
necesita estudiar desde distintas dimensiones, pues un tercio de la humanidad
padece de escasez de este recurso natural, lo que demuestra que el acceso es
inequitativo.
A ello, abundó, se suma el
reclamo de la mayor parte de las sociedades por la defensa de los bienes
comunes, pues para muchas culturas el agua es un componente sagrado y pertenece
a todo el ecosistema.
La investigadora de problemas
ambientales, quien lleva a cabo un trabajo sobre el impacto social por el abuso del líquido en México, se refirió a su
situación en nuestro territorio. Señaló que ocupa el lugar 106, de un total de
122 naciones evaluadas en cuanto a calidad. Por este motivo se habla de un
asunto de seguridad nacional, dado que por su demanda se han registrado
conflictos en el campo y la ciudad.
En nuestra nación, advirtió,
75 millones abastecen 70 por ciento de sus necesidades con veneros
subterráneos, lo que propicia que el grado de sobreexplotación aumente. Además,
hay distribución sin potabilización o, cuando la hay, en muchos casos es
inadecuada y, como consecuencia, se ha provocado la destrucción del ecosistema.
De acuerdo con la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, entre las garantías existentes en el
país se encuentra la del agua, pero no se señala como tal en la Constitución.
Más bien, dijo, se desprende de los derechos a la vida, salud y alimentación.
En México, alertó, una de las
grandes contradicciones es que la gente con menos recursos económicos es quien
paga más, porque debe comprar agua embotellada o la que se vende mediante pipas
y el proceso de “tandeo”: se distribuye una hora al día y a la semana a través
de una fuente hidráulica.
Otras poblaciones locales,
agregó, han denunciado que aunque hay obras de infraestructura hidráulica se
abastece más a las empresas y, sobre todo a la agricultura de riego. Las zonas rurales
donde se presenta más esta problemática son las del centro y sur del país.
En las ciudades –donde se ha
concentrado el crecimiento demográfico– y en particular en el área
metropolitana, se localizan las mayores instalaciones productivas y sociales,
pero también hay menos disponibilidad del líquido, lo que agrava este
conflicto, subrayó.
La profesora de Práctica
comunitaria de la ENTS apuntó que al mismo tiempo se mantiene y desarrolla una
tendencia a la privatización por parte de las transnacionales, pues dentro de
la globalización hay un constante asedio de los recursos ambientales y
naturales, entre los que se encuentra este líquido, lo que se ha convertido en
un problema social. Ejemplo de ello es la venta de garrafones y botellas, las
cuales implican un costo desmesurado.
A este acceso
inequitativo, recalcó, se añade su calidad, pues se reparte sin haber pasado
por el proceso de potabilización o,
cuando lo hay, en muchas ocasiones es inadecuado. Pero, esta situación no sólo
se presenta cuando el uso es intradomiciliario, sino en las instituciones
públicas como escuelas, hospitales o centros de salud comunitarios.
Por su parte, las comunidades
locales, campesinas e indígenas, externó, le dan significados culturales, pues
se llega a considerar un bien sagrado. De hecho, muchos movimientos sociales
tienen que ver con la necesidad de gestión desde su singularidad. Esto es, la
forma en que consideran su territorio, como un espacio donde realizan sus
prácticas ancestrales y cotidianas de vida.
González Montaño dio cifras:
existen 12 millones de mexicanos que carecen de agua potable y 23 millones que
no cuentan con alcantarillado en sus viviendas. En el sector rural, tres de
cada 10 habitantes no poseen agua potable entubada. Aunque 94.6 por ciento del suministro en localidades
urbanas está desinfectado, las plantas potabilizadoras necesitan tratamiento y
sólo se aplica al 29 por ciento de ellas.
En México, reveló, no hay una
cultura de reuso. Mientras en Francia se recicla hasta 14 veces, aquí sólo se
realiza un proceso, pues hay prejuicios al respecto. Sobre el uso, 79 por
ciento es agrícola, 11 por ciento industrial y sólo 10 por ciento humano.
Ante esta panorámica, la
especialista de la ENTS recordó la necesidad de que las disciplinas sociales
intervengan más en asuntos estudiados por las ciencias naturales: Biología,
Agronomía e Ingeniería, entre otras.
En el caso concreto del
Trabajo Social, consideró fundamental que desde la perspectiva de la Economía o
de lo social se internacionalice la cuestión del medio ambiente y, sobre todo,
las dimensiones socioculturales.
Propuso como alternativas para
reducir los impactos comunitarios del abuso del agua: hacer estudios de impacto
ambiental, donde intervengan equipos interdisciplinarios, con una visión
holística del problema. También se requiere mayor participación del Estado como
proveedor de estos servicios, e inversión y equidad en su distribución. Habría
menos derroche si se vincula a todos los sectores, incluidos el empresarial y
académico, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
El agua es un derecho humano
fundamental que debe distribuirse en forma equitativa y sin fines de lucro,
aseguró la profesora de la ENTS de la UNAM, Monserrat Virginia González
Montaño.
FOTO 02.
La profesora de la UNAM Monserrat Virginia González
Montaño señaló que la problemática del agua es tan compleja, que su impacto
social es la generación de más pobreza.