Boletín
UNAM-DGCS-526
Ciudad Universitaria
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DE 84 MILLONES DE
AÑOS, LOS DINOSAURIOS DE MICHOACÁN
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Científicos de la UNAM descubrieron los restos fósiles en 2003; son los
más antiguos hallados en México
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Mouloud Benammi, del Instituto de Geofísica, informó que se rescataron
fósiles de hadrosaurios, conocidos como “pico de pato”
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Estos restos dan una idea sobre la diversidad de animales prehistóricos
en el país, aseguró
Investigadores de la UNAM
–encabezados por Mouloud Benammi, del Instituto de Geofísica– descubrieron hace
tres años en Tiquicheo, Michoacán, los restos de dinosaurios conocidos como
pico de pato, de la familia de los hadrosaurios, los más antiguos de México,
que datan de hace 84 millones de años.
Se trata del primer hallazgo
de estructuras óseas de esos animales en dicho estado de la República, añadió
el científico universitario.
Además de la importancia que
tales hechos representan por sí mismos, explicó, han servido para determinar
con precisión la edad de formación del área –en debate durante mucho tiempo–,
que con anterioridad se había establecido en el Paleoceno, pero que gracias a
los fósiles ahora se ha ubicado en el Cretácico Tardío.
Adicionalmente, los restos
nos dan una idea sobre la diversidad de dinosaurios en el país. Es un hallazgo
de mucha importancia, consideró Mouloud Benammi, quien informó que el material
recolectado se encuentra en las instalaciones del Instituto de Geofísica y
cuando concluya el estudio será incorporado al Museo de Geología.
Recordó que Tiquicheo se ubica
al sureste michoacano, cerca de los límites con Guerrero y el Estado de México,
en una cuenca con alta tasa de sedimentación.
El hallazgo se dio en la
llamada barranca de Los Bonetes, sobre la carretera federal número 51, entre la
comunidad de Las Juntas y la desviación al Limón de Papatzingán.
Mouloud Benammi dijo que la investigación surgió a raíz del
debate sobre la edad de la formación de esa área como parte de un proyecto
geológico, en colaboración con Elena Centeno García, del Instituto de Geología.
“Me invitó para ver si se podían encontrar fósiles, porque no hay otra manera
de fechar secuencias sedimentarias”, refirió.
La antigüedad de la zona se
había fijado gracias a estudios de polen, que daban como resultado una edad del
Paleoceno Tardío, alrededor de 57 millones de años. Sobre el descubrimiento de
los restos fósiles dijo que en la barranca no se hizo excavación alguna. Lo que
se encontró fue sobre la carretera, en el corte de un cerro. Es decir, expresó,
los restos estaban a la vista de todos, pero sólo los ojos de un experto
pudieron distinguirlos de las rocas.
Así, recuerda Mouloud Benammi,
hallé un hueso largo pero sin extremidades y, por ello, difícil de identificar.
No sabía si era de un mamífero o un reptil; en todo caso, se buscaban animales
de esa época y tamaño, agregó.
Luego rescataron una tibia
completa. “No había duda que se trataba de un dinosaurio y que, por tanto, la
edad atribuida a la formación de la zona no era correcta. Al menos los
sedimentos tenían mayor antigüedad, provenían del Cretácico”, puntualizó.
A partir de los primeros
descubrimientos en 2003, el trabajo de campo no se ha detenido. Hasta ahora se
han encontrado tendones característicos de los hadrosaurios, así como vértebras
y costillas. También restos que pertenecen a otras familias, como los
terópodos; aunque se trata de dientes alineados nada más, abundó.
El científico resaltó que con
los materiales recolectados se estableció su fechamiento. Con una datación
radiométrica, procedimiento de cálculo de edad absoluta de rocas volcánicas y
minerales que contienen ciertos isótopos radiactivos, se conoció que tienen una
edad de 84 millones de años, los más antiguos en México de la familia de los
hadrosaurios.
Aseguró que a pesar de haber
estado expuestos a la intemperie, a grandes variaciones de temperatura entre el
día y la noche, se hallaron en buen estado de conservación, con excepción del
primer hueso, que además de no tener extremidades está aplastado.
Mouloud Benammi expuso que las
piezas han sido estudiadas para determinar la edad de cada organismo. Ahora
sabemos que pertenecía a ejemplares adultos de acuerdo con la osteología.
Además se han medido para compararlos con otros materiales que se tenían y
precisar la familia de dinosaurios a la que corresponden. Los restos se han
encontrado en tres diferentes niveles de la barranca, lo cual significa que
corresponden a diversos organismos.
Los hadrosaurios, familia de
herbívoros cuya principal característica era un pico similar al de los patos
con una batería de dientes, llegaban a medir más de 10 metros de longitud.
Probablemente caminaban a cuatro patas y tenían cola aplanada, fuerte, útil
cuando andaba en dos extremidades, detalló.
La mayoría tenía un cuerpo semejante y las docenas de
especies se diferenciaban por su cresta. Se cree que eran terrestres y solían
frecuentar las zonas secas con árboles, alimentándose de hojas duras, ramas y
bayas, aclaró.
En Michoacán sólo se habían
descubierto huellas de dinosaurios en Chuta (del Jurásico Tardío) y en El
Aguaje (del Cretácico Tardío) (ornitópodos y terápodos), no restos óseos,
afirmó. Sin embargo, ya se habían encontrado en localidades norteñas del país,
en Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California. Por ello, la de Michoacán es
la ubicada más al sur, incluso, del Eje Neovolcánico.
Explicó que sería posible
localizar más material como éste en entidades como Puebla, donde también se han
detectado huellas, y otros cuyo origen podría ser de otro reptil e, incluso,
hasta Chiapas, donde también se obtuvo el diente de un terápodo.
Destacó que México posee casi
30 por ciento de la diversidad mundial de dinosaurios conocida, por lo que
invitó a los alumnos de biología y geología a incorporarse a este trabajo, que
no sólo se limita al estudio de grandes animales, sino de los pequeños, cuyos
fósiles resultan ser incluso de mayor importancia, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Mouloud Benammi,
del IGF de la UNAM, encabezó el equipo de investigadores que descubrieron en
Michoacán los restos de dinosaurios conocidos como “pico de pato”.
FOTO 02.
Científicos de la
UNAM encontraron en Michoacán tibias, tendones, vértebras y costillas
pertenecientes a diversos ejemplares de hadrosaurios, o dinosaurios “pico de
pato”.