06:00 hrs.  14 de Julio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-523

Ciudad Universitaria

 


Filiberto Felipe Martínez Arellano (1)

Filiberto Felipe Martínez Arellano (2)

 

Pie de fotos al final del boletín  

NECESARIO, IMPLEMENTAR UN SISTEMA NACIONAL DE BIBLIOTECAS ESCOLARES

 

·        Propone Filiberto Felipe Martínez Arellano, director del CUIB de la UNAM

·        Para fortalecer, complementar y optimizar el esquema existente que cuenta con recintos públicos y universitarios, dijo

·        La biblioteca pública es la institución más democrática por excelencia, subrayó

 

En México se debe crear un sistema nacional de bibliotecas escolares para fortalecer, complementar y optimizar el esquema existente que cuenta con recintos públicos y universitarios. De lo contrario, no se abordará este problema de fondo, aseguró el director del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (CUIB) de la UNAM, Filiberto Felipe Martínez Arellano.

 

La biblioteca pública, puntualizó, es la institución más democrática por excelencia, donde cualquier ciudadano, sin importar su actividad y condición económica, social, cultural y religiosa, tiene acceso a la información.

 

Pero, también, resaltó, debe ser algo vivo, donde el sujeto busque datos de manera natural. Es decir, es un lugar de lectura y de acceso al conocimiento –el cual se debe proporcionar desde la infancia, cuando los niños acuden a la escuela–, para fines académicos, educativos y prácticos.

 

El método más desarrollado en el país, explicó, es el de bibliotecas universitarias y, dentro de éstas, destaca el de la UNAM, conformado por 160 recintos que atienden a toda la población interna estudiantil y académica, así como externa. Se encuentra a la vanguardia de cualquier otra institución de educación superior.

 

También, dijo, hay bibliotecas exitosas en otras instancias como en las universidades de Guadalajara, la Autónoma de Ciudad Juárez, la Veracruzana y la de Colima, las cuales han dado un impulso importante a estos sistemas.

 

Pero, el experto consideró un problema que las poblaciones estudiantiles no utilicen de manera potencial todos los recursos de información que tienen a su alcance, pues por lo regular los alumnos sólo usan los textos que los profesores les recomiendan.

 

Respecto al sistema nacional de bibliotecas públicas en el país, recordó que fue creado hace 20 años, con el objetivo de establecer una en cada municipio. En ese entonces había 600 y ahora son siete mil, casi una por ayuntamiento.

 

Aún cuando no son las deseables, subrayó, el haber logrado este incremento es un avance. Lo que falta, recomendó, es aumentar acervos, mejorar los locales y una mayor preparación del personal para que presten un servicio óptimo con actualización y capacitación.

 

Sin embargo, advirtió por otra parte, se debe crear un sistema nacional de bibliotecas escolares para que los ciudadanos accedan a la información. Aunado a esto también tienen que crecer las colecciones y modernizar las instalaciones.

 

Martínez Arellano señaló que no hay un sistema de este tipo, porque se le ha desligado del aspecto educativo y sólo se le concibe como lugar de lectura. Aunque, dijo, esta situación también se presenta en América Latina, en mayor o menor grado.

 

En la actualidad, manifestó, muchas de las bibliotecas públicas se utilizan como escolares, al satisfacer las necesidades de los colegios, no del ciudadano común y corriente, lo cual debería ser su principal objetivo: proporcionar a cualquier sujeto acceso a la información.

Las causas por las cuales no hay este tipo de espacios, recalcó, es porque “nos hemos educado sin ellos”.  Se consideran como lugar de castigo y la lectura como obligación, y no se les concibe como parte integral de la enseñanza y menos el sitio donde se encontrará el saber que resuelva problemas.

 

Externó que se debe trabajar para que haya una en cada escuela, no una colección de libros sino un verdadero recinto escolar que se use de acuerdo a recomendaciones y tareas requeridas por los profesores.

 

Filiberto Felipe Martínez resaltó que se requieren políticas educativas que reconozcan y tomen las medidas conducentes sobre la importancia de las bibliotecas públicas, así como convencer y competir con otras instituciones sociales.

 

Expresó la necesidad de crear un modelo educativo que incluya la utilización de esos acervos como una parte integral de su desarrollo y al niño se le enseñe a buscar y ser un consumidor de la información, además de fomentarle el hábito de la lectura.

 

No sólo se trata de instalar bibliotecas, afirmó el titular del CUIB, sino de incidir en la formación de los maestros. En los planes de estudio, sugirió, se tendrán que incluir asignaturas obligatorias sobre la búsqueda de datos.

 

Una vez aprendida esta habilidad, abundó, los docentes la transmitirán a los infantes, quienes, a su vez, podrían generar las destrezas y conocimientos que se requieran para obtener información y lecturas placenteras.

 

Comentó que es un proyecto a largo plazo –por lo menos 20 años–, cuando surjan los nuevos profesores que hayan cursado esa nueva asignatura y tengan una formación que incluya la indagación del conocimiento en sus fuentes como la biblioteca.

 

No se trata, concluyó, de una cuestión de recursos, sino de decisión y convencimiento de que se deben modificar los planes de estudio e incluir materias de este tipo.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01.

 

Filiberto Felipe Martínez Arellano, director del CUIB de la UNAM consideró necesario crear un sistema nacional de bibliotecas escolares, para fortalecer las públicas y universitarias.

 

FOTO 02

 

La biblioteca pública es la institución más democrática por excelencia, subrayó el director del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la UNAM, Filiberto Felipe Martínez Arellano.