06:00 hrs.  12 de Julio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-518

Ciudad Universitaria

 


Raúl Valadez Azúa

 

Pie de fotos al final del boletín  

 

INVESTIGAN EN LA UNAM LA ALIMENTACIÓN DE LOS HABITANTES DE TEOTIHUACÁN Y CAMPECHE

 

 

Expertos del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM realizan un proyecto para determinar la alimentación de los antiguos mexicanos en un sector de Teotihuacán (Teopancazco), y el sitio arqueológico El Tigre, en Campeche, el cual busca principalmente  conocer el aporte de carne, a partir de restos óseos humanos y de animales que contienen información metabólica.

 

El jefe del Laboratorio de Paleozoología de esa entidad, Raúl Valadez Azúa, y el estudiante de posgrado, Bernardo Rodríguez Galicia, explicaron que el análisis de los huesos permite estimar los hábitos alimenticios a través de la determinación de elementos traza, como estroncio, bario y zinc.

 

En entrevista, detallaron que el zinc manifiesta una dieta rica en recursos cárnicos; estroncio, alimentación con alto contenido de vegetales, y el bario, en recursos marinos.

 

Así, el proyecto Arqueozoología y elementos traza tiene entre sus objetivos obtener información científicamente demostrable acerca de patrones de alimentación de antiguos mexicanos, que habitaron entre el año 500 al mil de nuestra era, el centro de México y Campeche.

 

El método de trabajo es tomar muestras de huesos humanos y animales para hacer el conteo de elementos traza, a partir de la hipótesis de que el acceso a la carne que tenían estas personas, estaba determinado por esquemas sociales o tradiciones.

 

Con ello se destruiría la creencia de que en el México antiguo el consumo de carne era un evento aislado, en todos los niveles o épocas, idea desarrollada en siglos pasados por el hecho de que en Norteamérica no existió el ganado doméstico.

 

En función de esta dieta, apuntaron, se puede reconocer aspectos de organización social que tenían impacto en el esquema de alimentación de estas personas.

 

De acuerdo con los especialistas, las características que hacen al hueso resistente a la degradación son las mismas que lo convierten en un excelente depósito del pasado bioquímico y de la actividad nutricional del individuo en estudio.

 

El hueso, abundaron, contiene además del fosfato de calcio y colágeno, otros elementos que se encuentran en cantidades pequeñas como: aluminio, arsénico, bario, bromo, cloro, cobalto, estroncio, vanadio, zinc, entre otros.

 

De éstos, agregaron, el estroncio, bario y zinc pueden utilizarse como indicadores  de la paleonutrición, ya que su presencia dentro de la materia ósea está ligada a los patrones alimenticios de los organismos.

 

Los restos humanos y animales que forman parte de este esfuerzo, precisaron, son materiales que se obtienen de los trabajos arqueológicos, tales como, el proyecto: Teotihuacán, elite y gobierno, de Linda Manzanilla, y del sitio arqueológico El Tigre en Campeche, del cual es responsable Ernesto Vargas.

 

Los expertos concluyeron que en esta línea de investigación, iniciada en enero, habrá una colaboración con José Luis Rubalcaba, del Instituto de Física de la UNAM, para el análisis de los datos.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

Raúl Valadez Azúa, del IIA de la UNAM, y el estudiante de posgrado Bernardo Rodríguez Galicia, buscan patrones de alimentación de los antiguos mexicanos en Teotihuacán y Campeche.

 

 

FOTO 02.

 

Investigadores del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM analizan huesos de animales y humanos en el México prehispánico, para conocer las características de su alimentación.