06:00 hrs.  08 de Julio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-508

Ciudad Universitaria

 


Margarita Favela

 

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SE HAN INCREMENTADO EN MÉXICO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

 

·        Indicó Diana Margarita Favela, del CEIICH de la UNAM

·        Necesario crear instancias de gobierno y de atención a la ciudadanía que le den un carácter más estable al proceso de democratización y de transición, propuso

·        No sólo hacen demandas los trabajadores y campesinos, sino las mujeres y jubilados, las personas con diferentes preferencias sexuales o capacidades físicas, dijo

 

En los últimos años tanto el número de movimientos sociales como los actores que han participado en ellos se han incrementado de manera considerable en nuestro país, por lo que es necesario encontrar formas de integrarlos institucionalmente, aseguró Diana Margarita Favela Gavia, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

 

Reconoció que desde hace 20 años la organización colectiva ha sido creciente en México. No sólo son más largos o más conocidos los movimientos, sino que son más los actores que se manifiestan, se ha multiplicado la cantidad de sujetos sociales con derechos o aspirantes a ellos.

 

Es decir, apuntó, ya no sólo hacen demandas los trabajadores y campesinos, sino también las mujeres y los jubilados, las personas con diferentes preferencias sexuales o distintas capacidades físicas; también quienes están fuera de la economía formal (ambulantes, franeleros) y una amplia gama de grupos: colonos, taxistas, comerciantes, entre otros.

 

 

Se expresan en público una diversidad de comunidades que si bien ya existían, no se presentaban como sujetos construidos. Este proceso se ha dado no sólo en México, sino en todo el mundo. Sin embargo, dijo, en el caso particular de nuestra nación, lo significativo es que sólo de manera reciente han venido adquiriendo legitimidad social, independientemente del grado de organización y permanencia de su activismo.

 

Es inmensa la variedad, añadió, lo cual provoca que cada día sea más necesario buscar formas de integrarlos por el cauce institucional, encontrar canales para que esa participación, absolutamente legítima, no tenga que ser atendida sólo por presión callejera.

 

Por ello, una de las opciones que se tiene es la creación de instancias de gobierno y de atención a la ciudadanía, que le puedan dar un carácter más estable a este proceso de democratización y de transición, subrayó.

 

Margarita Favela aclaró que éste es un problema difícil, ya que mucha de la presión social es resultado de la depauperización de la población. De esa forma, en un proceso de deterioro económico que no parece tener fin y en un contexto de crisis.

 

No obstante, refirió que el proceso de institucionalización y apertura no sólo depende de la habilidad, capacidad o disposición para dar cabida a estos actores, sino que también se dé un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida y de trabajo, a fin de que la presión baje o se reduzcan los motivos para que las movilizaciones sean continuas y acendradas.

 

La especialista explicó que cuando los regímenes son cerrados no hay espacio para la movilización. Pero cuando las naciones están en proceso de apertura, el levantamiento aumenta porque las expectativas de transformación superan a las posibilidades de cambio institucional, y se genera un conflicto social mayor.

 

Sin embargo, disminuye en la medida que se amplían los canales de participación real, porque la insurgencia social se puede encauzar por vías institucionales, lo cual ayudaría a decrecer la necesidad de expresarse en la calle.

 

Aseguró que la llegada de la democracia a México no va a significar que desaparezcan las movilizaciones sociales. “Pueden emplearse los canales para que la gente exprese su deseo de participar en las decisiones que la afectan. Pero la necesidad de recurrir a la lucha callejera, a la presión, a la política contenciosa persistirá”.

 

Favela Gavia explicó que las movilizaciones sociales son una constante en la historia de la humanidad. De hecho, la mayoría de los derechos civiles y ciudadanos en las sociedades modernas son consecuencia de ellas, mismas que emergen como resultado de necesidades, a veces expresadas políticamente por miembros de las elites educadas, pero que son ideas-fuerza que convocan a una gran cantidad de individuos que empujan a la transformación social.

 

Empero, tarde o temprano esas protestas redundan en la modificación del uso del poder, de los marcos legales e institucionales a través de los cuales se regula dicho ejercicio.

 

Por ello, insistió, es inútil esperar que en algún momento las movilizaciones desaparezcan, siempre habrá márgenes en los cuales la conflictividad se exprese fuera de las instituciones.

 

Incluso en los regímenes más sólidamente establecidos, como las democracias estadounidense y francesa, siempre está presente este tipo de acciones. Empero, muchas veces los grupos sociales combinan la movilización social con el uso de canales legales; es decir, la gente presiona por donde puede, enfatizó.

 

Mencionó que la actual administración tiene una doble característica: por un lado es el primer gobierno reconocidamente electo por el pueblo, y en esa medida se debe a la ciudadanía. Pero por el otro, es un régimen más hacia la derecha que los anteriores, por lo que no se identifica con las movilizaciones como parte de su tradición e identidad.

 

La integrante del CEIICH concluyó que esa doble característica, hasta cierto punto contradictoria, ha dado como resultado una reacción peculiar hacia las protestas.

 

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PIES DE FOTO

 

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Diana Favela, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, dijo que desde hace 20 años la movilización social en México ha sido creciente.

 

FOTO 02.

 

La llegada de la democracia a México no significará que las movilizaciones sociales desaparezcan, aseguró la investigadora de la UNAM Diana Margarita Favela Gavia.