Boletín
UNAM-DGCS-478
Ciudad Universitaria
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TRABAJA UNAM UN
SISTEMA PARA REDUCIR CONTAMINACIÓN EN AUTOMOTORES
Integrantes de la Facultad de Ingeniería (FI)
de la UNAM probaron con éxito un sistema llamado Retrofit, que ayuda a
controlar las fases contaminantes en los automóviles que todavía usan
carburador y, por tanto, carecen de convertidor catalítico, lo que podría
aprovecharse en beneficio del ambiente de la capital del país.
En el Laboratorio de Control de Emisiones de la
FI se adaptó este mecanismo que reduce 45.5 por ciento del monóxido de carbono
y 51.29 de los óxidos de nitrógeno que los vehículos anteriores a 1993 emiten a
la atmósfera.
Así lo dieron a conocer Rogelio González
Oropeza, responsable de dicho Laboratorio, y su colaborador Pedro Ignacio
Rincón; además de los especialistas Porfirio Franco, del Instituto Nacional de
Ecología; José Luis Manzano, de MZ Comercialización, y Roberto Wilson, de
la Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (SEMARNAT).
Aproximadamente, 50 por ciento de los autos que
circulan hoy en día en el Distrito Federal y su área conurbada aún cuentan con carburador.
A pesar de que cada año se renueva el parque vehicular y las normas se han
vuelto más estrictas, los modelos viejos de la Ciudad de México no salen de
circulación, pues son enviados a otros estados, lo que genera un problema
global de emisiones.
En el proyecto Retrofit han participado, además
de la UNAM, el gobierno del Distrito Federal (GDF), el Instituto Nacional de
Ecología, la SEMARNAT, y la empresa privada MZ Comercialización, quien
introdujo esta tecnología para probarla bajo estas condiciones atmosféricas,
altitud y vialidad.
Las pruebas que respaldan su buen
funcionamiento fueron supervisadas por el Laboratorio de Control de Emisiones
de la Facultad de Ingeniería, en colaboración con el laboratorio IM240 de la
Dirección General de Gestión del Aire del GDF.
En ellas se utilizaron siete vehículos con el
mismo ciclo de manejo y condiciones de operación. Se midieron, en forma
continua, las emisiones de monóxido y bióxido de carbono, óxidos de nitrógeno e
hidrocarburos no quemados, para comparar, con y sin el Retrofit, la masa de
contaminantes emitida por cada kilómetro recorrido.
El propósito de cualquier convertidor (y en
este caso del sistema Retrofit) es reducir las emanaciones dañinas provenientes
del escape de un motor afinado. Esto se complementa mediante la combinación de
calor con un catalítico impregnado de metales preciosos. De esta manera, dichos
gases se oxidan o reducen (se convierten) en derivaciones seguras para el ser
humano.
El proyecto está a la espera de su aplicación
en el parque vehicular de la capital mexicana, que carece de algún sistema para
controlar la contaminación. Se usa ya en San Diego, California, Estados Unidos,
financiado por un fondo ambiental y del impuesto de la gasolina; es decir, no
implica ningún costo para sus usuarios.
No sólo los propietarios de automóviles con
pocos recursos, sino los habitantes del DF en general, se verían beneficiados
por su acción anticontaminante y ahorradora de gasolina.
Se debe destacar que el bióxido de carbono es
un gas que se produce cuando hay una combustión completa, de tal manera que,
como el Retrofit incrementa su concentración, es factible pensar que el
monóxido de carbono, hidrocarburos no quemados y otros compuestos producidos
por una combustión incompleta salen ahora por el escape como bióxido de
carbono, precisamente.
Es claro que, a mayor demanda de potencia,
mayor consumo de combustible y, por consiguiente, mayores niveles de bióxido de
carbono. No obstante, como el carburador sufre modificaciones (en todos los motores
que se adaptan, normalmente se reduce el orificio calibrado o “espera”), el
consumo de gasolina disminuye y, consecuentemente, la producción de gases.
Cabe recordar que la contaminación atmosférica
en el organismo provoca desde irritación de los ojos y trastornos en vías
respiratorias y pulmones, hasta disminución de la capacidad de la hemoglobina
para transportar oxígeno a los tejidos, lo cual puede traducirse en serias
alteraciones de la salud e, incluso, del aprendizaje.
Un factor que influye de manera determinante en
su aparición es el incremento del parque vehicular en las urbes. Esto es lo que
ha ocurrido en el área metropolitana, donde hay poco más de 10 millones 600 mil
automóviles.
Desde 1993, los coches nuevos que se venden en
el país cuentan con un convertidor catalítico, gracias al cual se han reducido
las emisiones tóxicas, y como requieren un combustible sin plomo, han bajado
también –hasta 10 veces– los índices de este metal en la capital.
Asimismo, se ha desarrollado una tecnología ecológica
que permite fabricar modelos eléctricos, híbridos y de hidrógeno. No obstante,
resultan demasiado costosos y, en muchos casos, poco prácticos debido, entre
otras razones, a la corta duración de su batería o a la falta de
infraestructura para mantenerlos en movimiento.
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FOTO 01
Roberto Wilson,
Porfirio Franco, Rogelio González y José Luis Manzano, en el Laboratorio de
Control de Emisiones de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, donde se trabaja
con el sistema Retrofit.
FOTO 02
En la Facultad de
Ingeniería de la UNAM se probó con éxito el sistema Retrofit para controlar las
fases contaminantes en los automóviles que usan carburador y carecen de
convertidor catalítico.
FOTO 03.
En el Laboratorio
de Control de Emisiones de la FI de la UNAM se adaptó un mecanismo que reduce
45.5 por ciento del monóxido de carbono y 51.29 de los óxidos de nitrógeno que
los vehículos emiten.