Boletín
UNAM-DGCS-454
Ciudad Universitaria
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FALTA ATENCIÓN A
LAS MICROEMPRESAS EN MÉXICO
A pesar de que las
microempresas participan con casi 40 por ciento del empleo de la economía
mexicana, no hay instituciones que atiendan a este sector, aseguró Enrique
Dussel Peters, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
Durante su intervención en el
Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, reconoció que este grupo
que engloba a las empresas que cuentan con menos de 10 trabajadores, es uno de
los más relevantes de la industria mexicana, con características y
requerimientos diferentes a las pequeñas y medianas.
Comentó que uno de los aspectos
principales que se deben impulsar en las microempresas es la capacitación, más
que el financiamiento, que también es relevante. Se estima que más de dos
terceras partes de ellas no tienen contabilidad alguna.
Mientras no haya incentivos más
claros para este segmento, se hará cada vez más informal, ya que menos de 90
por ciento de sus empleados está afiliado al Instituto Mexicano del Seguro
Social. Se requieren alicientes fiscales y, de manera adicional, un fondo de
garantías para ellos y sus proveedores, sugirió.
El economista universitario
insistió en no caer en mitos, porque las microempresas “no son changarros”.
Algunas de ellas cuentan con alta tecnología, y otras se desempeñan de forma
tradicional, como un taquero, pero que puede tener ingresos superiores al
sector formal.
En el auditorio Bernardo Quintana del Palacio de
Minería, Enrique Dussel subrayó que los cuatro rubros más importantes que se
deben impulsar en las microempresas son: capacitación, financiamiento,
desregulación y acceso a mercados.
Resaltó que nuestro país tiene
un problema, serio y profundo, de largo plazo en el ámbito productivo, ya que
de finales de los años 80 al 2005, el sector manufacturero perdió 6 por ciento
del Producto Interno Bruto (PIB); mientras que la agricultura y la minería
retrocedieron 12 puntos en ese mismo periodo.
Por ello, consideró necesario
mayor grado de flexibilidad y pragmatismo; así como un programa industrial
empresarial de largo plazo, con una visión al menos de 10, 15 o 20 años.
Además, mientras se continúe con un tipo de cambio sobrevaluado y sin
financiamiento al sector productivo, éste no tendrá mayor capacidad de
recuperación.
Dussel Peters opinó que se
requieren nuevos incentivos para este sector globalizado, vinculado a
encadenamientos mercantiles mundiales.
Si en los últimos 15 años el
sector manufacturero promovió el empleo, poco pero lo generó, ante el embate de
los países asiáticos, en particular de China, hoy no es competitivo. “Si bien,
pareciera que en el rubro automotriz la situación es diferente, no es
suficiente concentrar todas las baterías de una política en este sector exportador”,
alertó.
Indicó que cada vez se hacen
más borrosas las políticas educativas, de capacitación, de innovación, de
fomento a la Investigación, a la industria y la empresa, en las que se requiere
un consenso constante.
Por su parte, Pablo Mejía Reyes,
académico de la Universidad Autónoma del Estado de México, admitió que hay una
serie de paradojas en los indicadores de la economía mexicana, por lo que es
indispensable una política industrial.
Refirió que en el largo plazo,
su objetivo sería transformar la industria mexicana y hacerla competitiva; es
decir, conformar un sector con empresas capaces de colocar sus productos a
precios atractivos en los mercados nacional e internacional.
Ello incluye, pero no persigue,
sustituir importaciones. Si la industria es eficiente será capaz de contender
con los artículos que se importan y colocar los suyos en áreas globales.
También podría generar más empleos, expuso.
Hay que conformar una industria
competitiva que se base en la eliminación de las fallas de mercado y vincularse
a la tecnología. Asimismo, instrumentar medidas horizontales tendentes a
mejorar la disponibilidad y calidad de los factores productivos, fomentar la
competencia de los mercados, particularmente el financiero y el de las
telecomunicaciones, y coordinar la información para inducir la toma eficiente
de decisiones, propuso.
Mejía Reyes admitió que el
gobierno debe dar estas condiciones generales de operación. No obstante, el
sector privado es el protagonista del nuevo modelo de desarrollo.
En su oportunidad, Mario
Capdevielle, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, se
pronunció por integrar las políticas horizontales, verticales y sistémicas,
tanto en lo que toca al desarrollo industrial, como al avance de la ciencia, la
tecnología y la innovación.
Concluyó que la política
pública no puede ser ajena a la estrategia de los agentes productivos, “pero
tiene que enviar señales claras en torno a ello”.
–o0o–
PIES
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El
especialista Pablo Mejía Reyes dijo en la UNAM que hay una serie de paradojas
en los indicadores de la economía mexicana, por lo que es indispensable una
política industrial.
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El
profesor Mario Capdevielle llamó en la UNAM a integrar las políticas
horizontales, verticales y sistémicas, tanto en desarrollo industrial, como en
el avance de la ciencia, tecnología e innovación.
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3.
Enrique
Dussel Peters, de la FE de la UNAM, dijo que no hay instituciones que atiendan
a las microempresas en nuestro país, pese a que participan con casi 40 por
ciento del empleo.