12:00 hrs.  16 de Junio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-454

Ciudad Universitaria


Enrique Dussel

 

 

 

Pie de foto al final del  boletín

 

FALTA ATENCIÓN A LAS MICROEMPRESAS EN MÉXICO

 

 

A pesar de que las microempresas participan con casi 40 por ciento del empleo de la economía mexicana, no hay instituciones que atiendan a este sector, aseguró Enrique Dussel Peters, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Durante su intervención en el Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, reconoció que este grupo que engloba a las empresas que cuentan con menos de 10 trabajadores, es uno de los más relevantes de la industria mexicana, con características y requerimientos diferentes a las pequeñas y medianas.

 

Comentó que uno de los aspectos principales que se deben impulsar en las microempresas es la capacitación, más que el financiamiento, que también es relevante. Se estima que más de dos terceras partes de ellas no tienen contabilidad alguna.

 

Mientras no haya incentivos más claros para este segmento, se hará cada vez más informal, ya que menos de 90 por ciento de sus empleados está afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social. Se requieren alicientes fiscales y, de manera adicional, un fondo de garantías para ellos y sus proveedores, sugirió.

 

El economista universitario insistió en no caer en mitos, porque las microempresas “no son changarros”. Algunas de ellas cuentan con alta tecnología, y otras se desempeñan de forma tradicional, como un taquero, pero que puede tener ingresos superiores al sector formal.

 

En el auditorio Bernardo Quintana del Palacio de Minería, Enrique Dussel subrayó que los cuatro rubros más importantes que se deben impulsar en las microempresas son: capacitación, financiamiento, desregulación y acceso a mercados.

 

Resaltó que nuestro país tiene un problema, serio y profundo, de largo plazo en el ámbito productivo, ya que de finales de los años 80 al 2005, el sector manufacturero perdió 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); mientras que la agricultura y la minería retrocedieron 12 puntos en ese mismo periodo.

 

Por ello, consideró necesario mayor grado de flexibilidad y pragmatismo; así como un programa industrial empresarial de largo plazo, con una visión al menos de 10, 15 o 20 años. Además, mientras se continúe con un tipo de cambio sobrevaluado y sin financiamiento al sector productivo, éste no tendrá mayor capacidad de recuperación.

 

Dussel Peters opinó que se requieren nuevos incentivos para este sector globalizado, vinculado a encadenamientos mercantiles mundiales.

 

Si en los últimos 15 años el sector manufacturero promovió el empleo, poco pero lo generó, ante el embate de los países asiáticos, en particular de China, hoy no es competitivo. “Si bien, pareciera que en el rubro automotriz la situación es diferente, no es suficiente concentrar todas las baterías de una política en este sector exportador”, alertó.

 

Indicó que cada vez se hacen más borrosas las políticas educativas, de capacitación, de innovación, de fomento a la Investigación, a la industria y la empresa, en las que se requiere un consenso constante.

 

Por su parte, Pablo Mejía Reyes, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México, admitió que hay una serie de paradojas en los indicadores de la economía mexicana, por lo que es indispensable una política industrial.

 

Refirió que en el largo plazo, su objetivo sería transformar la industria mexicana y hacerla competitiva; es decir, conformar un sector con empresas capaces de colocar sus productos a precios atractivos en los mercados nacional e internacional.

 

Ello incluye, pero no persigue, sustituir importaciones. Si la industria es eficiente será capaz de contender con los artículos que se importan y colocar los suyos en áreas globales. También podría generar más empleos, expuso.

 

Hay que conformar una industria competitiva que se base en la eliminación de las fallas de mercado y vincularse a la tecnología. Asimismo, instrumentar medidas horizontales tendentes a mejorar la disponibilidad y calidad de los factores productivos, fomentar la competencia de los mercados, particularmente el financiero y el de las telecomunicaciones, y coordinar la información para inducir la toma eficiente de decisiones, propuso.

 

Mejía Reyes admitió que el gobierno debe dar estas condiciones generales de operación. No obstante, el sector privado es el protagonista del nuevo modelo de desarrollo.

 

En su oportunidad, Mario Capdevielle, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, se pronunció por integrar las políticas horizontales, verticales y sistémicas, tanto en lo que toca al desarrollo industrial, como al avance de la ciencia, la tecnología y la innovación.

 

Concluyó que la política pública no puede ser ajena a la estrategia de los agentes productivos, “pero tiene que enviar señales claras en torno a ello”.

 

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PIES DE FOTO

 

 

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El especialista Pablo Mejía Reyes dijo en la UNAM que hay una serie de paradojas en los indicadores de la economía mexicana, por lo que es indispensable una política industrial.

 

 

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El profesor Mario Capdevielle llamó en la UNAM a integrar las políticas horizontales, verticales y sistémicas, tanto en desarrollo industrial, como en el avance de la ciencia, tecnología e innovación.

 

 

FOTO 3.

 

Enrique Dussel Peters, de la FE de la UNAM, dijo que no hay instituciones que atiendan a las microempresas en nuestro país, pese a que participan con casi 40 por ciento del empleo.