15:00 hrs.  13 de Junio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-444

Ciudad Universitaria

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POSEE MÉXICO UN SISTEMA LIMITADO DE SEGURIDAD SOCIAL

 

·        Se afirma en el documento Hacia una universalización de la Seguridad Social, presentado por Rolando Cordera Campos, académico de la Facultad de Economía de la UNAM

·        El texto es una coautoría con José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, y Leonardo Lomelí Venegas, académico de la FE

·        Asienta que se requiere una reforma profunda y urgente, la cual deberá ser definida a la luz de las nuevas condiciones económicas y políticas del país

 

México posee un sistema limitado de seguridad social, por la falta de universalidad en la cobertura y de integralidad en las prestaciones, se afirma en el documento Hacia una universalización de la Seguridad Social, presentado por Rolando Cordera, profesor de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM. 

 

El modelo se complementa con programas de atención a población abierta en materia de salud, lo cual ha dado como resultado la fragmentación y duplicidad, se consigna en el texto, que realizó en coautoría con José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, y Leonardo Lomelí Venegas, académico de la Facultad de Economía.

 

Ahí se indica que esta situación ha ocasionado que un alto porcentaje de sus habitantes no tenga acceso a los diferentes mecanismos de protección social que ofrece el Estado mexicano. Tampoco se han aprovechado las economías de escala que caracterizan a los sistemas integrados, ni en el manejo de salud, ni en la administración de los modelos de pensiones.

 

Durante su lectura, en donde estuvo presente Fernando Pérez Correa, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en el marco del Simposio Hacia la Universalización de la Salud y la Seguridad Social, se señala que en la actualidad un sistema de seguridad social resulta indispensable para el desarrollo y estabilidad de México. “Es difícil imaginar lo que sucedería si la cobertura de las distintas instituciones y programas de pronto se desvaneciera”.

 

Esto sería complicado de entender si se recuerda que las instituciones responsables otorgan diariamente más de 375 mil consultas o que realizan casi siete mil intervenciones quirúrgicas. Pero también lo es si se piensa que 30 mil personas utilizan a diario el sistema de tiendas y farmacias, o que este año más de tres millones de personas dependerán de las prestaciones económicas, menciona.

 

No obstante, con toda la importancia de las cifras presentadas es igualmente imposible sostener que todo está bien en este campo. El sistema ya dio lo que podía aportar de acuerdo con el diseño y regulación que le caracterizan, y de no haber una reforma de fondo, en unos cuantos años se enfrentará el problema planteado, advierte.

 

Hoy, nuestro sistema se caracteriza por ser incompleto en cuanto a la cobertura de la población y la falta de algunos seguros, como el de desempleo; fragmentado en razón de que son varias las instituciones prestadoras del servicio; duplicado, pues existen individuos con doble y hasta triple cobertura; sin portabilidad de la pensión para quienes cotizan en el IMSS y después lo hacen en el ISSSTE o viceversa.

 

Desfinanciado al no contar con las reservas para responder a los compromisos frente a la población derechohabiente; mal administrado en virtud de que los aparatos responsables para organizar y ejecutar se multiplican por el número de instituciones existentes; de calidad heterogénea; e inviable, ya que de continuar la tendencia actual, se colapsará en unos cuantos años.

 

Ante este panorama considera que algunos de los principios que idealmente debe reunir un sistema de seguridad social son: universalidad, integralidad, solidaridad, redistribución, participación social y portabilidad.

 

Es decir, debe estar diseñado para cubrir a la totalidad de las personas de un país, sin importar su condición social, económica, contributiva o laboral; además, se debe procurar que los seguros incluidos cubran la totalidad de los gastos que se generen por los riesgos correspondientes y anticipen la mayor parte de las contingencias que pueden afectar la vida de las personas.

 

Asimismo, el sistema debe contar con fórmulas que posibiliten no sólo compartir los riesgos sino expresar la solidaridad entre generaciones, grupos sociales, regiones y entidades federativas del país; no debe perder su sentido de fórmula para atemperar la pobreza y cerrar la brecha existente entre quienes viven con excesos y con carencias, se precisa.

 

Debe haber espacio para que cada individuo conozca sus contribuciones y sus fondos; también es necesario crear los mecanismos que favorezcan las aportaciones adicionales; así como asegurar la existencia de las vías para que los fondos y aportaciones de una persona puedan transitar con ellos a cualquier otra modalidad o sistema existente, incluidos los privados.

 

Por todo ello, la seguridad social mexicana requiere una reforma profunda y urgente, la cual deberá ser definida a la luz de las nuevas condiciones económicas y políticas de nuestro país. Además, debe ser producto de una discusión abierta, nacional e informada y concretarse desde el Congreso de la Unión, sugiere el texto.

 

Hay que partir de una realidad, no hay solución única sin costos, inmediata y aceptable para todos. Se requiere de cambios múltiples, graduales, que demandan el sacrificio financiero y político de todos, que deben verse a futuro y responder a una política de Estado y ser detonantes de la economía, recomienda.

 

En ese sentido, los cambios deben asegurar que se cuenta con un sistema único, con cobertura universal, viable en lo financiero, eficiente y de calidad; que incluye tanto la solidaridad intergeneracional y de clase social, como las características personales de cotización.

 

Un sistema descentralizado y desburocratizado, el cual también deberá incorporar a los trabajadores de la economía informal, estimular la generación de empleos, articular las necesidades de capacitación y actualización para el trabajo, y prever la representación de los sectores en sus órganos de gobierno, se concluye.

 

El documento fue comentado por Evelia Trejo Estrada, del Instituto de Investigaciones Históricas; Fernando Gutiérrez y Héctor Doporto, del IMSS; Mario Luis Fuentes, director de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social A.C; el diputado Agustín Alonso Raya, presidente de la Comisión de Seguridad Social de la LIX Legislatura; Leonardo Lomelí, profesor de la FE, y Mateo Legarza, de la Unión Nacional de Trabajadores de México.

 

Además, José Antonio González Anaya, director general de Seguros y Valores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; Agustín Rodríguez, secretario general del STUNAM; Carlos Tello, profesor de la FE; los senadores Joel Ayala y Miguel Ángel Navarro, de la Comisión de Salud y Seguridad Social de la LIX Legislatura, Benjamín González Roaro y Gilberto Guevara Niebla.

 

 

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FOTO 01

Rolando Cordera y Fernando Pérez Correa, durante la presentación del documento Hacia una universalización de la Seguridad Social, en la UNAM.

 

FOTO 02.

Rolando Cordera, profesor de la FE de la UNAM, presentó el texto Hacia una universalización de la Seguridad Social, en la FM de la UNAM. Le acompaña Fernando Pérez Correa, titular de la FCPyS.