Boletín
UNAM-DGCS-439
Ciudad
Universitaria
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final del boletín
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Señala el documento Hacia una
universalización de la Salud, presentado por José Narro, director de la FM de
la UNAM
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En el marco del Simposio Hacia la
Universalización de la Salud y la Seguridad Social
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Realizado en coautoría con los académicos
Rolando Cordera Campos y Leonardo Lomelí Venegas, de la Facultad de Economía
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La salud no debe entenderse bajo ninguna
condición como una mercancía, se asienta en el texto
El proyecto de Estado social,
diseñado para proteger a los ciudadanos contra peligros y situaciones diversas
tanto de la vida personal como del sistema social, ha sido insuficiente en su
desarrollo y para muchos está hoy francamente en riesgo, se afirma en un
documento presentado por José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina
(FM) de la UNAM.
El texto Hacia una
universalización de la Salud, que realizó en coautoría con los académicos
Rolando Cordera Campos y Leonardo Lomelí Venegas, de la Facultad de Economía
(FE) de esta casa de estudios, señala que el Estado social debe buscar reducir
sistemáticamente las contingencias, disminuir las diferencias entre grupos,
sectores y regiones, y atender sus consencuencias.
En el marco del Simposio Hacia
la Universalización de la Salud y la Seguridad Social, se subraya que en la
actualidad los riesgos de enfermedad, incapacidad, desempleo, accidente de
trabajo y muerte se han incrementado por muchas razones. Frente a ello, hay una
presión creciente para avanzar en la privatización de los servicios de salud y
de la seguridad social, o al menos para disminuir la presencia del Estado en
esos dos campos.
La salud es un requisito
imprescindible para lograr el desarrollo de las capacidades y potencialidades
de personas y colectividades. Es condición ineludible para la consecución de la
seguridad, la democracia y el ejercicio pleno de la libertad, indica.
En él se enfatiza que no debe
entenderse bajo ninguna condición como una mercancía. Su atención tampoco debe
concebirse como una concesión graciosa, ni un acto de caridad benevolente o un
servicio disponible sólo para aquellos con capacidad de pago.
En consecuencia, no deben ser
las fuerzas del mercado o las negociaciones comerciales las que determinen los
niveles de la salud de una población; por el contrario, se deben diseñar
políticas públicas que aseguren que toda la sociedad cuenta con el respaldo de
los servicios públicos de salud, considera.
Esto no ocurre hoy y es
notoria todavía la insuficiencia de recursos públicos destinados al
fortalecimiento y expansión del sistema de salud pública, asevera.
Por otra parte, agrega,
existen graves problemas relacionados con el financiamiento público de los
servicios y con sus formas de organización y funcionamiento, en particular los
derivados de la asignación de recursos a las entidades federativas, a las
unidades de atención médica y a los programas de salud, así como la
heterogeneidad de la calidad y la existencia de coberturas todavía insuficientes,
sobre todo en lo que se refiere a la atención hospitalaria especializada.
Frente a estas realidades, se
asienta que resulta urgente actuar. Se trata de un compromiso de todos, pero
toca a los dirigentes del Estado, los partidos políticos y las organizaciones
económicas y sociales encabezar esta tarea, que no puede sino ser una cruzada
encaminada a reorganizar el sistema de salud, mejorar el financiamiento y
formular una gran convocatoria al conjunto de la sociedad.
Al hablar de la organización
de los servicios de salud, se menciona que si bien México es un país con una
larga experiencia en esta área, el mayor desarrollo de los servicios se ha dado
en el sector público, que cuenta con una extraordinaria infraestructura y
cientos de miles de trabajadores responsables de los programas de salud pública
y los de atención individual.
Asimismo, existe una gran
segmentación de las instituciones prestadoras de servicios y por tanto de la
población a la que están dirigidos sus esfuerzos. Esta estructuración
segmentada hace ineficiente el sistema, ya que existen distintos niveles de
organización, aparatos burocráticos y administrativos duplicados e
hipertrofiados, así como una enorme dificultad para establecer la coordinación
que se requiere, consigna.
De este panorama emerge el
tema crucial de la portabilidad del derecho a la salud, así como la falta de
precisión constitucional que esta garantía tiene cuando se busca concretarla
para todos los ciudadanos, precisa el documento.
El sistema, tal y como ha evolucionado
hasta la fecha, ha impedido que esta circunstancia de universalidad y equidad
se vislumbre como una realidad aunque sea progresivamente, y ha confundido la
discusión central que debería ser la referente precisamente a los caminos para
hacer realidad dicha universalidad, apunta.
En cuanto a las instituciones
públicas de salud, se manifiesta que si bien es cierto que la mitad del gasto
que se efectúa en salud en el país se origina en el sector privado, esto no
corresponde con la fuerza de trabajo, ni con la infraestructura disponible ni
con el número de servicios que se prestan.
Al tocar el seguro popular de
salud se detalla que éste ha tenido como beneficio más importante el incremento
del financiamiento federal a los servicios de salud para la población no
derechohabiente de los sistemas de seguridad social, así como la extensión de
una conciencia ciudadana de derechos y responsabilidades, cuya profundidad está
aún por precisarse y estudiarse.
En la función pública las
definiciones son indispensables. Esto viene a cuento porque en materia de salud
se necesita saber con claridad a dónde se quiere llevar a los servicios
públicos y a la política sanitaria del Estado, subraya.
Es claro que urge avanzar en
la revisión jurídica de este derecho para volverlo inequívocamente universal y
exigible. De aquí la necesidad de que el Estado y la sociedad se comprometan
sin ambages con el objetivo de una salud pública universal, lo cual, a su vez,
debe tener su obligada contraparte en un pacto fiscal que permita superar
pronto la grave debilidad financiera, organizativa e institucional en la cual
ha caído el Estado, puntualiza.
La atención de los problemas
derivados de la organización de los servicios de salud requiere de
planteamientos novedosos y de fondo. Esto pasa por el establecimiento del
Servicio Nacional de Salud, que tendría como propósito garantizar la cobertura
universal de los servicios de tipo preventivo, curativo y de rehabilitación,
tanto de orden ambulatorio como de hospitalización, aclara.
Para alcanzar este objetivo,
abunda, será necesario integrar la totalidad de las instituciones y programas
públicos de salud en una sola institución. En esta perspectiva el Seguro
Popular debe verse como un vehículo para arribar y converger en este propósito.
Junto a los trabajos de tipo
político se deberá incrementar sustancialmente el financiamiento de los
servicios con recursos fiscales. El diseño administrativo y de operación deberá
asegurar una disminución de la carga burocrática, la existencia de procesos de
desconcentración y descentralización, y la puesta en práctica de un mecanismo
de distribución equitativo de los recursos que rompa la asignación inercial y
combata los enormes rezagos existentes, agrega.
Asimismo, es necesario buscar
que la operación de los programas de salud se complemente con la de programas
sociales que inciden en la salud de la población, en especial educación,
alimentación, dotación de vivienda, agua potable y drenaje, por sólo citar los
más importantes, se sugiere.
Los asuntos de salud pública,
indica, no pueden prescindir de la puesta en práctica de otros programas de
apoyo social. Un adecuado planteamiento puede lograr mejorías en los niveles de
vida y salud de una población, aún cuando no exista un crecimiento acelerado de
su economía.
Resulta indispensable avanzar
en la reforma integral de las instituciones de salud y seguridad social. Esta
transformación debe ser profunda y las acciones que se instrumenten deberán ser
concertadas y graduales, de tal manera que se aseguren las mayores
posibilidades de éxito en la tarea, concluye.
El documento fue comentado en
dos mesas de trabajo presididas por Roberto Escalante Semerena, director de la
FE, y Joaquín López Bárcena, secretario general de la FM.
Estuvieron presentes Leonardo
Vargas de la FE; José Rodríguez Domínguez, profesor de la FM; Raúl Vargas
López, vicerrector de la Universidad de Guadalajara; y Juan Antonio Fernández
Ortiz, comisionado nacional de Protección Social en Salud, y Eduardo González
Pier, titular de la Unidad de Análisis Económico de la Secretaría de Salud,
respectivamente.
Asa Cristina Laurel, profesora
de la Universidad Autónoma Metropolitana, y el senador Carlos Rojas Gutiérrez,
de la Comisión de Desarrollo Social de la LIX Legislatura; y Misael Uribe Esquivel,
presidente de la Academia Nacional de Medicina.
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FOTO 1
José Narro
Robles, director de la Facultad de Medicina de la UNAM, presentó el texto Hacia
una universalización de la Salud, que realizó en coautoría con Rolando Cordera
y Leonardo Lomelí.
FOTO 2.
Asistentes al Simposio Hacia la Universalización de la Salud y la Seguridad Social, efectuado en la Facultad de Medicina de la UNAM.