Boletín
UNAM-DGCS-415
Ciudad Universitaria
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CONSTITUYEN EXPANSIÓN
Y DIVERSIFICACIÓN, TENDENCIAS EN LAS UNIVERSIDADES
Las tendencias de la educación
superior en las últimas décadas son las de gran expansión y diversificación de
las instituciones y programas, además de un proceso de desregulación y
privatización, señaló Héctor Ramírez del Razo, coordinador de Asesores de la
Secretaría Técnica del Consejo de Planeación de la UNAM.
De acuerdo con datos del trabajo desarrollado
en conjunto con el destacado universitario Armando Labra, recientemente
fallecido, expuso que en la actualidad las instituciones privadas captan entre
33 y 34 por ciento del total de la matrícula y 44 del posgrado.
A eso se suma un crecimiento distorsionado de
la oferta académica; rezago en el acceso y equidad; desarticulación con las
necesidades de la sociedad y la economía, así como un financiamiento estancado,
apuntó en el marco del Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020,
organizado en el Palacio de Minería.
Respecto a esto último, precisó que se observa
un deterioro en el financiamiento hacia este nivel educativo como porcentaje
del Producto Interno Bruto (PIB), del gasto neto total, programable, en
desarrollo social y en educación. Ejemplo de ello es el decrecimiento de la
inversión por alumno que en el 2000 fue de 36 mil 282 pesos y en el 2006 bajó a
31 mil 094.
Asimismo, añadió, en el Programa Nacional de
Educación se tenía la meta de matricular en la educación superior a 28 por
ciento de los jóvenes de 19 a 23 años. Sin embargo, no se logró cumplir el
objetivo y 552 mil jóvenes no se incorporaron.
Por su parte, Marisol Silva, de la Universidad
Iberoamericana, aseguró que la falta de espacios educativos afecta con mayor
intensidad a la población más pobre; en ese sentido, la equidad no se ha
logrado y sigue como materia pendiente.
Recordó que en el país se tiene un rezago
educativo de casi 35 millones de personas de 15 años y más que no saben leer y
escribir, o que no concluyeron la primaria o secundaria. En este sexenio,
incluso, se observa que tal brecha se incrementó en términos absolutos en
aproximadamente 500 mil personas.
Explicó que se instrumentó el Programa para
Abatir el Rezago de la Educación Inicial y Básica (PAREIB), el cual, sí ha
ayudado a mantener a los niños en la escuela, pero no tiene igual efecto en la
calidad de contenidos y en el aprovechamiento de los escolares.
En el módulo “Recursos humanos, ciencia,
tecnología y competitividad” del Seminario, abundó que no sólo se trata de dar
un subsidio para que continúen en las aulas, sino que deben llevarse a cabo
otras estrategias para mejorar la instrucción que se les ofrece, porque la
equidad no sólo consiste en asegurar el acceso, sino la permanencia y el éxito
en la conclusión de los estudios.
Los docentes, además, enfrentan limitaciones en
su formación inicial por lo que se requiere reformar la educación profesional
respectiva; también afrontan problemas en la actualización o formación
permanente, lo cual impacta los procesos de enseñanza, sostuvo.
Ante ese panorama, Marisol Silva propuso
establecer políticas de Estado, cuya durabilidad dependa de estructuras administrativas
sólidamente construidas; aprovechar los conocimientos de la investigación
pedagógica para tomar factores de éxito de programas y generar políticas
integrales; así como crear modelos diferenciados, de acuerdo con las
condiciones regionales y características socioeconómicas de la población que se
atiende, entre otras acciones.
En su oportunidad, José Luis Calva, del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que la inversión en
educación, capacitación, investigación científico-técnica e innovación
tecnológica, constituye la más fructífera asignación de recursos que las
naciones puedan hacer para la construcción de su futuro.
Es también una poderosa palanca para elevar la
rentabilidad y generar empleos mejor remunerados. “Es la clave para que México
logre cerrar las brechas de productividad, ingreso y calidad de vida que lo
separan de los países industrializados”, consideró.
Mientras naciones de reciente
industrialización, como Corea del Sur, incrementan sus recursos en ciencia y tecnología
hasta alcanzar 2.6 por ciento de su PIB, en nuestro territorio se observa una
desatención con apenas 0.4 de inversión, dijo.
La competitividad nacional registra un declive.
En 2006 el país alcanzó 44.9 puntos contra 100 de EU y 88.7 de Canadá, alertó.
En 2000, se ocupaba el lugar 33 en el ámbito internacional de una lista de 47
naciones; en 2006 cayó a la posición 41. Lograr su incremento, refirió, es un
esfuerzo que depende de las políticas públicas que la induzcan.
A su vez, Ignacio Llamas Huitrón, de la
Universidad Autónoma Metropolitana, expresó que una sociedad educada permite
una mejor democracia y convivencia. Se establecen políticas de igualdad de
oportunidades porque se piensa que un mayor nivel y una mejor distribución del
conocimiento permite una menor desigualdad.
Sin embargo, hoy no se ve reflejada en la
distribución de ingresos, entre otras causas, porque “se trata igual a
desiguales, y a las poblaciones con mayor precariedad no se les dan los
recursos para compensar sus carencias”. La educación por sí misma no genera
empleo, ingresos ni distribución igualitaria de los salarios, si no se acompaña
con políticas en las áreas fiscal y laboral que tiendan a alcanzar el objetivo
social, advirtió.
Al tomar la palabra, Alejandro Nadal, de El
Colegio de México, aseguró que ha existido un deterioro y desmantelamiento
sistemático del sistema de ciencia y tecnología en los últimos 25 ó 30 años;
por ello se debe hacer un esfuerzo más decidido con esas áreas, para no quedar
con la visión ingenua y anacrónica de que son soluciones en la lucha contra el
subdesarrollo y no se ha invertido suficiente en ello.
Deben seguirse estrategias como modificar
aspectos centrales del modelo económico, pues si no cambia la política fiscal,
lo invertido por sí sólo no llevará a una mejor situación, detalló; así como
reconstruir partes sustanciales del sistema de innovación, en particular, del
sector público, pues hay institutos nacionales como el de Investigaciones
Forestales y Agropecuarias, y de Pesca, que están desmantelándose.
Por último, Jorge Dettmer, del Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM, manifestó que han habido desfases en la
política de ciencia y tecnología, lo cual se explica por cambios sexenales,
crisis económicas y estilos personales de quienes la diseñan e implementan.
“México no cuenta con un paradigma que responda a los requerimientos del
desarrollo nacional”.
Ha habido diferentes concepciones y culturas en
distintos actores sociales, como empresarios, gobernantes y la comunidad científica,
respecto a cómo debe instrumentarse la política en esos ámbitos, y no ha sido
posible cristalizar un modelo que la oriente, de modo que sea posible responder
a las necesidades, concluyó.
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FOTO 1.
Héctor Ramírez
del Razo e Ignacio Llamas durante el módulo “Recursos humanos, ciencia,
tecnología y competitividad” del Seminario Nacional Agenda del Desarrollo
2006-2020, en la UNAM.
FOTO 2
Jorge Dettmer,
del IIS de la UNAM, manifestó durante el Seminario Nacional Agenda del Desarrollo
2006-2020, que han habido desfases en la política de ciencia y tecnología.
FOTO 3
Los especialistas
Marisol Silva y Alejandro Nadal trataron, en el Palacio de Minería de la UNAM,
diferentes ángulos de las políticas de educación, ciencia y tecnología del
país.