Boletín
UNAM-DGCS-401
Ciudad Universitaria
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INADMISIBLE,
LA IMPORTACIÓN DE ALIMENTOS
·
Advirtió José Luis Calva, del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM
·
Es factible lograr la autosuficiencia
alimentaria en dos años, agregó el especialista
·
Intervino, junto con Juan de Dios Trujillo,
Carlos Cortez, Cassio Luiselli y José Isabel Cortés Flores, en el Seminario
Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020
Nuestro país cuenta
con los recursos naturales y humanos para producir sus propios alimentos, por
lo que es inadmisible que se importen 16 mil millones de dólares en alimentos,
como sucedió el año pasado, aseguró José Luis Calva, del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM.
De esta forma,
recalcó, no sólo se envían al exterior divisas que podrían emplearse para otros
fines, sino que se subutilizan recursos naturales, al reducir ingresos y
aumentar la pobreza rural. Con ello se pierden los efectos multiplicadores que
tiene la actividad agropecuaria sobre la economía nacional.
Durante su
participación en el Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, informó
que en México la dependencia alimentaria ha alcanzado dimensiones inquietantes.
Las importaciones de los granos básicos –maíz, frijol, arroz, trigo, entre
otros– ascendieron el año pasado a 16 mil millones de dólares.
Se tiene una caída,
en términos del Producto Interno Bruto per cápita del sector agropecuario, de
10.5 por ciento en el último trienio, respecto a los primeros tres meses de los
años 80; la producción de carnes rojas es 30 por ciento menor, la de granos 40
y la de maderas 46, añadió.
Lo anterior,
señaló, es resultado de la apertura comercial, combinada con el
desmantelamiento de los instrumentos de fomento mexicanos, el achicamiento del
crédito en el sector agropecuario y de la inversión de gasto público en
estímulos rurales, a grado tal de que lo se invierte hoy es menos del cinco por
ciento de lo destinado a principio de los 80.
Claro, precisó “que
si en el futuro hay una estrategia económica que vaya en dirección contraria,
el sector agropecuario puede cumplir una función crucial en el desarrollo de
México”.
En ese sentido,
propuso un sistema de precios de garantía y soporte, que otorgue certidumbre a
dicho sector; reforzar la investigación, pues a largo plazo la batalla se
ganará en el frente de la productividad; incremento sustancial de recursos para
obras de infraestructura, y préstamos.
Como criterio
general, dada la presencia de cuatro millones de familias campesinas, “es
necesario que las políticas agrícolas tengan cierto sesgo no asistencial, sino
de promoción de la producción”. Ciertamente, subrayó, “es perfectamente
factible lograr la autosuficiencia alimentaria en dos años”.
A su vez, Juan de
Dios Trujillo, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, comentó que si se revisa
lo que, en buena medida, se ha hecho en política agrícola en México “es
ajustarse a un contexto global, más que buscar los instrumentos más adecuados
para resolver los problemas nacionales”.
La lógica que se ha
seguido es ser expulsor de mano de obra del campo, la cual es ya un “recurso de
exportación”. Pero si se quiere cambiar la situación, afirmó, se requiere
retener a la población rural, “porque estamos perdiendo la mano joven, que es
la indispensable en términos de productividad”.
En el Módulo
Noveno, Desarrollo agropecuario, forestal y pesquero, agregó que los problemas
de equidad, de política agrícola en México se han vuelto más frecuentes. Por
ello, consideró, se tiene que pensar en una revisión global hacia el campo.
Así, en el Antiguo
Palacio de Minería, propuso empujar un cambio constitucional para establecer
presupuestos multianuales al sector agropecuario y la emisión periódica de una
legislación en la materia. Esto, precisó, es importante para discutir estos
temas, defender la agricultura para construir una visión nueva respecto a esta
actividad, lo que se reflejaría en nuevos programas y acciones.
Por su parte,
Carlos Cortez, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
coincidió en que la situación sólo se puede revertir con una reforma general de
Estado, la cual sólo será posible con una participación amplia de la sociedad.
La productividad del campo mexicano, precisó, tiene problemas, pero también
posibilidades.
El país, dijo,
requiere una política que ponga énfasis en sus prioridades, las cuales incluyen
la alimentación de su población y la defensa de sus recursos naturales. Esto
implica una forma diferente de insertarse en la globalización. O se enfrenta el
problema o en 20 años se estará en una crisis, con el asentamiento de la
pobreza y de la dependencia
alimentaria.
En su oportunidad,
Cassio Luiselli, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey,
campus Ciudad de México, planteó impulsar una estrategia de fomento a la
producción agropecuaria; por ejemplo, hay que rehacer instituciones; trabajar a
favor de la pequeña y mediana agricultura, para promover unidades más grandes a
través de permutas.
Asimismo, volver al
ejido, una institución para la acción colectiva de los campesinos, la cual
cumple funciones importantes: es lugar para la acción solidaria (no sólo
política, sino la comercialización, la postcosecha, por ejemplo). Únicamente,
tendría que democratizarse y modernizarse.
Cassio Luiselli
comentó que debería haber un programa activo de fomento al maíz, planta que
presenta muchas posibilidades: de ella, más de 200 productos comerciales pueden
surgir, tales como azúcares y pegamentos, por ejemplo.
Por su parte, José
Isabel Cortés Flores, del Colegio de Postgraduados, ante la grave situación del campo mexicano, planteó una nueva
alternativa tecnológica para las pequeñas unidades de producción: un Sistema de
Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), el cual “permite una mayor
eficiencia respecto al agua, uso del suelo y la luz solar, al mismo tiempo que
se protege el medio ambiente”.
El MIAF ya se ha
aplicado. Entre los resultados obtenidos, cabe resaltar que en mediciones
realizadas en los años 2002 a 2005 se observó que en un cultivo simple de maíz
se vio un rendimiento promedio de 15.88 contra 9.6 del método convencional, con
la misma cantidad de fertilizante y del vital líquido, puntualizó.
En zonas de
temporal, las cifras fueron de 6.38 contra 3.52, respectivamente. En
conclusión, “simplemente es mas competitivo”. Incluso, finalizó, los ingresos
de los campesinos pueden incrementarse de uno a seis salarios mínimos.
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FOTO 01.
Cassio Luiselli,
José Luis Calva y Juan de Dios Trujillo durante el módulo noveno del Seminario
Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, efectuado en el Palacio de Minería de
la UNAM.
FOTO 02
El especialista
José Isabel Cortés Flores sugirió en la UNAM una nueva alternativa tecnológica
para las pequeñas unidades de producción: un Sistema de Milpa Intercalada con
Árboles Frutales.
FOTO 03
Carlos Cortez, de
la UAM Xochimilco, dijo que el país requiere una política que ponga énfasis en
sus prioridades, las cuales incluyen la alimentación de su población y la
defensa de sus recursos naturales.