14:00 hrs.  25  de Mayo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-390

Palacio de Minería


Noemí Levy

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INDISPENSABLE, “BANCARIZAR” A LA POBLACIÓN Y FOMENTAR EL AHORRO POPULAR

 

 

Es indispensable “bancarizar” a la población y fomentar el ahorro popular, ya que se estima que hay millones de mexicanos fuera del sistema financiero nacional, señalaron las economistas Noemí Levy, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, y Carola Conde, del Colegio Mexiquense.

 

Durante su participación en el módulo Ahorro, inversión y financiamiento del desarrollo, Noemí Levy consideró que el gobierno debe fomentar la creación de instituciones de promoción crediticia, así como mecanismos de aval, para inducir financiamiento a proyectos  productivos despreciados por las instancias bancarias tradicionales.

 

Para ello, apuntó, es fundamental fortalecer la banca de desarrollo; las compañías de seguros, las entidades de inversión y, especialmente, los fondos de pensiones deben diversificar sus portafolios con bonos y acciones de estos sectores, e imponer límites mínimos y no máximos de estos activos.

 

En el Auditorio “Bernardo Quintana” del Palacio de Minería, la economista universitaria destacó la necesidad de garantizar mejores rendimientos a los instrumentos financieros, así como aumentar el ahorro nacional, mediante la diversificación de las instituciones y los mecanismos para tal fin.

 

Durante el Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, Carola Conde subrayó que el ahorro popular en nuestro país existe, pero estos recursos no tienen incidencia en su progreso y se anula por completo su efecto multiplicador en las condiciones de vida y trabajo de la población.

 

Admitió que no basta con hablar del tema, es indispensable crear instrumentos que garanticen un rendimiento real positivo, que sean de fácil acceso, sin comisiones ni penalizaciones, con un monto mínimo por apertura y que permitan depósitos pequeños y retiros frecuentes.

 

Además, se requiere crear instituciones que estén cerca de los ahorradores, ya que varios municipios del país no tienen una entidad bancaria. Por lo general, éstas se concentran en las tres grandes metrópolis del país (Zona Metropolitana de la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara) y en las principales ciudades medias.

 

Por su parte, Arturo Huerta, catedrático de la FE, comentó que el contexto de liberalización exige trabajar con la estabilidad de tipo de cambio, con el fin de evitar vulnerabilidades en los mercados financieros de capitales y de divisas.

 

Indicó que en la economía nacional, al no tener condiciones de afianzar su moneda en un contexto de crecimiento, han venido predominando políticas monetarias fiscales restrictivas, conjuntamente con un proceso de privatización creciente, para promover la entrada de capitales e incrementar las reservas internacionales y asegurar la paridad.

 

Pese a que según el Banco de México trabaja con un tipo de cambio flexible, éste no se da en torno al diferencial de precios internos y externos, sino a un movimiento de capitales en el que las políticas macroeconómicas actúan para que los flujos sean positivos y no negativos, añadió.

 

Por ello, dijo Arturo Huerta, se trabaja con una paridad apreciada, la cual es funcional a las necesidades de rentabilidad del propio capital financiero.

 

Insistió en que esta política monetaria de estabilidad afecta la esfera productiva, la descapitaliza. Así, mientras en 1980 la industria manufacturera aportaba 23 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en la actualidad sólo es de 16. Ello, en gran medida, tanto por la apertura comercial como por el tipo de cambio apreciado que lleva a tener menor competitividad frente a las importaciones.

 

Al hablar del crédito bancario, Guadalupe Mántey, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FESA), subrayó que a partir de la crisis de 1994, éste ha disminuido su tamaño con relación al PIB, y en la actualidad sólo 25 por ciento de las empresas reciben recursos de la banca.

 

Explicó que 70 por ciento del financiamiento que se otorga al sector privado proviene de fuentes alternativas, como el crédito de proveedores, el externo y el comercial. Dicha contracción se ha manifestado al mismo tiempo que el margen financiero del sistema bancario se ha ampliado, a tal punto que las tasas de préstamo triplican a las de depósito.

 

Asimismo, los bancos han superado los niveles de captación que tenían antes de la crisis, como proporción del PIB, pero destinan los recursos a actividades distintas a la intermediación monetaria.

 

Dijo que las fallas del mercado bancario se podrían corregir con una política alternativa a la actual, que eliminara barreras al arbitraje de tasas de interés en el mercado monetario, al permitirle a la banca de desarrollo operar un sector secundario minorista de valores gubernamentales.

 

Al respecto, Gabriel Gómez Ochoa, académico de la FESA, se pronunció porque la banca de desarrollo sea liberada de la atadura que implica su subordinación a la comercial, ya que con el neoliberalismo se fue convirtiendo en un instrumento tributario del sistema financiero privado.

 

Por ello, concluyó, es indispensable que su operación no dependa de la voluntad de otros intermediarios, que otorgue crédito directo, que su función sea el crecimiento económico, y que tenga una orientación a largo plazo.

 

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La especialista Carola Conde dijo en la UNAM que se requiere crear instituciones que estén cerca de los ahorradores, ya que varios municipios del país no tienen una entidad bancaria.

 

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Arturo Huerta, profesor de la FE de la UNAM, aseguró que en la economía nacional han predominado políticas monetarias fiscales restrictivas.

 

FOTO 03.

Gloria de la Luz Juárez, Guadalupe Mántey y Noemí Levy durante el Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, en el Palacio de Minería de la UNAM.