Boletín
UNAM-DGCS-390
Palacio de Minería
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INDISPENSABLE, “BANCARIZAR”
A LA POBLACIÓN Y FOMENTAR EL AHORRO POPULAR
Es indispensable
“bancarizar” a la población y fomentar el ahorro popular, ya que se estima que
hay millones de mexicanos fuera del sistema financiero nacional, señalaron las
economistas Noemí Levy, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, y Carola
Conde, del Colegio Mexiquense.
Durante su
participación en el módulo Ahorro, inversión y financiamiento del desarrollo,
Noemí Levy consideró que el gobierno debe fomentar la creación de instituciones
de promoción crediticia, así como mecanismos de aval, para inducir
financiamiento a proyectos productivos
despreciados por las instancias bancarias tradicionales.
Para ello, apuntó, es fundamental
fortalecer la banca de desarrollo; las compañías de seguros, las entidades de
inversión y, especialmente, los fondos de pensiones deben diversificar sus
portafolios con bonos y acciones de estos sectores, e imponer límites mínimos y
no máximos de estos activos.
En el Auditorio “Bernardo
Quintana” del Palacio de Minería, la economista universitaria destacó la
necesidad de garantizar mejores rendimientos a los instrumentos financieros,
así como aumentar el ahorro nacional, mediante la diversificación de las
instituciones y los mecanismos para tal fin.
Durante el
Seminario Nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, Carola Conde subrayó que el
ahorro popular en nuestro país existe, pero estos recursos no tienen incidencia
en su progreso y se anula por completo su efecto multiplicador en las
condiciones de vida y trabajo de la población.
Admitió que no
basta con hablar del tema, es indispensable crear instrumentos que garanticen
un rendimiento real positivo, que sean de fácil acceso, sin comisiones ni
penalizaciones, con un monto mínimo por apertura y que permitan depósitos
pequeños y retiros frecuentes.
Además, se requiere
crear instituciones que estén cerca de los ahorradores, ya que varios
municipios del país no tienen una entidad bancaria. Por lo general, éstas se
concentran en las tres grandes metrópolis del país (Zona Metropolitana de la
ciudad de México, Monterrey y Guadalajara) y en las principales ciudades
medias.
Por su parte,
Arturo Huerta, catedrático de la FE, comentó que el contexto de liberalización
exige trabajar con la estabilidad de tipo de cambio, con el fin de evitar
vulnerabilidades en los mercados financieros de capitales y de divisas.
Indicó que en la
economía nacional, al no tener condiciones de afianzar su moneda en un contexto
de crecimiento, han venido predominando políticas monetarias fiscales
restrictivas, conjuntamente con un proceso de privatización creciente, para
promover la entrada de capitales e incrementar las reservas internacionales y
asegurar la paridad.
Pese a que según el
Banco de México trabaja con un tipo de cambio flexible, éste no se da en torno
al diferencial de precios internos y externos, sino a un movimiento de
capitales en el que las políticas macroeconómicas actúan para que los flujos
sean positivos y no negativos, añadió.
Por ello, dijo
Arturo Huerta, se trabaja con una paridad apreciada, la cual es funcional a las
necesidades de rentabilidad del propio capital financiero.
Insistió en que
esta política monetaria de estabilidad afecta la esfera productiva, la
descapitaliza. Así, mientras en 1980 la industria manufacturera aportaba 23 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en la actualidad sólo es de 16. Ello,
en gran medida, tanto por la apertura comercial como por el tipo de cambio
apreciado que lleva a tener menor competitividad frente a las importaciones.
Al hablar del
crédito bancario, Guadalupe Mántey, de la Facultad de Estudios Superiores
Acatlán (FESA), subrayó que a partir de la crisis de 1994, éste ha disminuido su
tamaño con relación al PIB, y en la actualidad sólo 25 por ciento de las
empresas reciben recursos de la banca.
Explicó que 70 por
ciento del financiamiento que se otorga al sector privado proviene de fuentes
alternativas, como el crédito de proveedores, el externo y el comercial. Dicha
contracción se ha manifestado al mismo tiempo que el margen financiero del
sistema bancario se ha ampliado, a tal punto que las tasas de préstamo
triplican a las de depósito.
Asimismo, los
bancos han superado los niveles de captación que tenían antes de la crisis,
como proporción del PIB, pero destinan los recursos a actividades distintas a
la intermediación monetaria.
Dijo que las fallas
del mercado bancario se podrían corregir con una política alternativa a la
actual, que eliminara barreras al arbitraje de tasas de interés en el mercado
monetario, al permitirle a la banca de desarrollo operar un sector secundario
minorista de valores gubernamentales.
Al respecto,
Gabriel Gómez Ochoa, académico de la FESA, se pronunció porque la banca de
desarrollo sea liberada de la atadura que implica su subordinación a la
comercial, ya que con el neoliberalismo se fue convirtiendo en un instrumento
tributario del sistema financiero privado.
Por ello, concluyó,
es indispensable que su operación no dependa de la voluntad de otros
intermediarios, que otorgue crédito directo, que su función sea el crecimiento
económico, y que tenga una orientación a largo plazo.
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FOTO 01
La especialista
Carola Conde dijo en la UNAM que se requiere crear instituciones que estén
cerca de los ahorradores, ya que varios municipios del país no tienen una
entidad bancaria.
FOTO 02
Arturo Huerta,
profesor de la FE de la UNAM, aseguró que en la economía nacional han
predominado políticas monetarias fiscales restrictivas.
FOTO 03.
Gloria de la Luz
Juárez, Guadalupe Mántey y Noemí Levy durante el Seminario Nacional Agenda del
Desarrollo 2006-2020, en el Palacio de Minería de la UNAM.