06:00 hrs.  21  de Mayo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-378

Ciudad Universitaria

 


Julio Campo

SE HAN ACELERADO LOS PROCESOS DE MODIFICACIÓN DE LA TIERRA EN LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS

 

 

En los últimos 50 años los procesos de modificación del planeta han sido más acelerados que en todo el periodo de la revolución industrial, y aunque los cambios han contribuido a mejorar el bienestar general de la población mundial, han representado costos cada vez mayores al entorno, afirmó Julio Campo, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM.

 

Al participar en la mesa redonda “Peligros y riesgos de los fenómenos naturales”, que forma parte del ciclo Nuestro Sistema Tierra UNAM 2006, destacó que se ha transformado más de 40 por ciento de la superficie terrestre, alterado la concentración de gases atmosféricos, homogeneizado la biota (flora y fauna) al extinguir especies e incrementar las invasiones biológicas, es decir, se ha favorecido la reforma del ambiente con el ingreso de variedades no nativas.

 

La predicción a futuro es que la situación de deterioro continuará y, en ese sentido, el desafío es buscar la manera de cómo revertir esta situación, indicó en el Teatro del Museo de las Ciencias, Universum.

 

Por su parte, Sergio Palacios, del Instituto de Geología (IGl), refirió que en México se generan 80 mil toneladas de residuos municipales al día. Tan sólo el Distrito Federal causa cerca de 14 mil diarias, lo cual implica que debido a su proporción no se tiene la posibilidad de darles un manejo adecuado.

 

Estos residuos sólidos provienen de las concentraciones humanas, desde pequeños poblados hasta las grandes metrópolis. Se pueden clasificar en urbanos, que son los de las casas habitación; de manejo especial, generados a partir de los procesos productivos, y peligrosos, explicó.

 

No obstante, consideró, los remanentes municipales son un riesgo que se puede llegar a controlar, pero sólo si hay voluntad para hacerlo y la capacidad de sensibilizar el ambiente político, y de concientizar a la gente del daño ocasionado a los diferentes recursos naturales.

 

A su vez, Luis Quintanar, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica, mencionó que como un gran porcentaje de los sismos tiene origen en la costa del Pacífico la mayoría se concentra en los estados cercanos a esa región; por ello, se cree que conforme se avanza hacia el centro los peligros disminuyen, excepto en algunas regiones del norte, donde los daños pueden ser importantes.

 

No obstante, señaló, se han hecho observaciones por medio de las cuales se ha podido determinar que muchas veces los movimientos se sienten con mayor intensidad en regiones alejadas del epicentro, como fue el caso de los ocurridos en 1985.

 

De hecho, acotó, dada esta situación se incrementó el número de sensores de aceleración en la Ciudad de México, y esto es lo que ha ayudado a conocer la pauta de los posibles perjuicios provocados por un seísmo; asimismo, ha aumentado el número de estaciones sismológicas.

 

Hoy se conoce más sobre estos fenómenos; sin embargo, la visión todavía es borrosa, se necesita instrumentar más el país para conocer cómo se comportan los suelos; mayor presupuesto para mantener las estaciones y, lo más importante, contar con gente dedicada a ello, porque en la actualidad existen alrededor de 20 sismólogos en todo México, puntualizó.

 

Los fenómenos naturales son inevitables, aseveró, pero un desastre es evitable en la medida como se conozca qué hacer cuando éste ocurre.

 

En su oportunidad, Sergio Rodríguez, del IGl, subrayó que una de las claves de la Geología es que el presente es la llave del pasado; todo lo que ocurrió en el ayer con seguridad se vive ahora como temblores, erupciones volcánicas y toda una serie de fenómenos naturales, no así la degradación humana del ambiente.

 

Entre los procesos geológicos y meteorológicos que pueden causar riesgos se encuentran los deslizamientos y desprendimientos de laderas asociados a excesos de agua; hundimientos del terreno, erosión, expansividad y colapsabilidad de suelos, terremotos, tsunamis, vulcanismo, lluvias torrenciales, precipitaciones intensas y huracanes, entre otros, por lo que se deben cuidar los asentamientos en zonas vulnerables, dijo.

 

Sin embargo, detalló, los que más deterioros causan están asociados con el líquido, “después los ocasionados por terremotos, deslizamientos, incendios y erupciones volcánicas”. Asimismo, algunos aspectos que influyen en su impacto son el clima, geografía, vegetación, número de habitantes y uso del suelo.

 

Por ello, entre los objetivos más importantes de las ciencias ambientales, que se deben tomar en cuenta, sobresale la explotación racional de los recursos, el reciclamiento de los materiales manufacturados y el desarrollo de nuevas tecnologías para la ubicación de residuos, concluyó.

 

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