Boletín
UNAM-DGCS-378
Ciudad Universitaria
En los últimos 50 años los procesos de
modificación del planeta han sido más acelerados que en todo el periodo de la
revolución industrial, y aunque los cambios han contribuido a mejorar el
bienestar general de la población mundial, han representado costos cada vez
mayores al entorno, afirmó Julio Campo, investigador del Instituto de Ecología
de la UNAM.
Al participar en la
mesa redonda “Peligros y riesgos de los fenómenos naturales”, que forma parte
del ciclo Nuestro Sistema Tierra UNAM 2006, destacó que se ha transformado más
de 40 por ciento de la superficie terrestre, alterado la concentración de gases
atmosféricos, homogeneizado la biota (flora y fauna) al extinguir especies e
incrementar las invasiones biológicas, es decir, se ha favorecido la reforma
del ambiente con el ingreso de variedades no nativas.
La predicción a
futuro es que la situación de deterioro continuará y, en ese sentido, el
desafío es buscar la manera de cómo revertir esta situación, indicó en el
Teatro del Museo de las Ciencias, Universum.
Por su parte,
Sergio Palacios, del Instituto de Geología (IGl), refirió que en México se
generan 80 mil toneladas de residuos municipales al día. Tan sólo el Distrito
Federal causa cerca de 14 mil diarias, lo cual implica que debido a su
proporción no se tiene la posibilidad de darles un manejo adecuado.
Estos residuos
sólidos provienen de las concentraciones humanas, desde pequeños poblados hasta
las grandes metrópolis. Se pueden clasificar en urbanos, que son los de las
casas habitación; de manejo especial, generados a partir de los procesos
productivos, y peligrosos, explicó.
No obstante,
consideró, los remanentes municipales son un riesgo que se puede llegar a
controlar, pero sólo si hay voluntad para hacerlo y la capacidad de sensibilizar
el ambiente político, y de concientizar a la gente del daño ocasionado a los
diferentes recursos naturales.
A su vez, Luis
Quintanar, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica,
mencionó que como un gran porcentaje de los sismos tiene origen en la costa del
Pacífico la mayoría se concentra en los estados cercanos a esa región; por
ello, se cree que conforme se avanza hacia el centro los peligros disminuyen,
excepto en algunas regiones del norte, donde los daños pueden ser importantes.
No obstante,
señaló, se han hecho observaciones por medio de las cuales se ha podido
determinar que muchas veces los movimientos se sienten con mayor intensidad en
regiones alejadas del epicentro, como fue el caso de los ocurridos en 1985.
De hecho, acotó,
dada esta situación se incrementó el número de sensores de aceleración en la
Ciudad de México, y esto es lo que ha ayudado a conocer la pauta de los
posibles perjuicios provocados por un seísmo; asimismo, ha aumentado el número
de estaciones sismológicas.
Hoy se conoce más
sobre estos fenómenos; sin embargo, la visión todavía es borrosa, se necesita
instrumentar más el país para conocer cómo se comportan los suelos; mayor
presupuesto para mantener las estaciones y, lo más importante, contar con gente
dedicada a ello, porque en la actualidad existen alrededor de 20 sismólogos en
todo México, puntualizó.
Los fenómenos
naturales son inevitables, aseveró, pero un desastre es evitable en la medida
como se conozca qué hacer cuando éste ocurre.
En su oportunidad,
Sergio Rodríguez, del IGl, subrayó que una de las claves de la Geología es que
el presente es la llave del pasado; todo lo que ocurrió en el ayer con
seguridad se vive ahora como temblores, erupciones volcánicas y toda una serie
de fenómenos naturales, no así la degradación humana del ambiente.
Entre los procesos
geológicos y meteorológicos que pueden causar riesgos se encuentran los
deslizamientos y desprendimientos de laderas asociados a excesos de agua;
hundimientos del terreno, erosión, expansividad y colapsabilidad de suelos,
terremotos, tsunamis, vulcanismo, lluvias torrenciales, precipitaciones
intensas y huracanes, entre otros, por lo que se deben cuidar los asentamientos
en zonas vulnerables, dijo.
Sin embargo,
detalló, los que más deterioros causan están asociados con el líquido, “después
los ocasionados por terremotos, deslizamientos, incendios y erupciones
volcánicas”. Asimismo, algunos aspectos que influyen en su impacto son el
clima, geografía, vegetación, número de habitantes y uso del suelo.
Por ello, entre los
objetivos más importantes de las ciencias ambientales, que se deben tomar en
cuenta, sobresale la explotación racional de los recursos, el reciclamiento de
los materiales manufacturados y el desarrollo de nuevas tecnologías para la
ubicación de residuos, concluyó.
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