Boletín
UNAM-DGCS-376
Ciudad Universitaria
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CUMPLE EL CHAMANISMO UNA FUNCIÓN SOCIAL
El chamanismo
cumple una función que sólo puede existir en el conjunto sociocultural que le
da significación, normatividad y posibilidad, afirmó en la UNAM el antropólogo
Michel Duquesnoy.
En el marco del Seminario
Las tradiciones espirituales presentes en México, explicó que este fenómeno es
un sistema destinado, ante todo, a tratar el infortunio; por lo tanto, es más
que una lógica y práctica de curación semejante a la adivinación; en ese
sentido, tratar la desventura significa darle sentido.
Aunque es sabido
que ningún chamanismo es dogmático, es imposible negar que en cada una de las
vertientes conocidas hay un conjunto de valores, normas y costumbres, indicó en
la mesa redonda Brujería, Misticismo, Santa Muerte y Chamanismo.
De hecho, acotó en
el auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades (CEIICH), cualquier expresión es efectiva dentro del medio cultural
que lo sustenta, como consecuencia del grupo social que le da sus pautas de
referencia.
Sólo puede haberlo
si existe la cuna conceptual que permita sus discursos, ritos y
representaciones. En consecuencia, el chamán debe cumplir con el rol estricto
que se espera dentro de la colectividad de pertenencia; de no ser así, sus
discursos, rezos o actos no tienen sentido pues no serán reconocidos, recalcó.
Más que charlatanes
o héroes, son verdaderos actores sociales que cumplen con el papel de
manipulación a nivel simbólico y social, de las presunciones y explicaciones
que se ubican tanto en este mundo como en el otro, agregó.
A su vez, Edgar
Morales Flores, de la Facultad de Filosofía y Letras, detalló que la palabra
mística es ambigua, “el fenómeno al que parece referirse se circunscribe mal en
el contexto de las experiencias religiosas, pues con ellas se acentúa la
dimensión real de un suceso”.
Por ejemplo,
abundó, se le conmuta fácilmente por misterioso o esotérico. Asimismo, sirve
como catalizador axiológico; así, se habla de la “mística del futbol” y hasta como
sinónimo de perfil institucional.
En realidad, dijo,
la pretensión de entender la mística como referida a una experiencia de “Dios”
es un lugar común y quizá por impronta ya no se le cuestiona, pero cabe
preguntar si es la deidad su contenido. Si fuera así habría que negar la
posibilidad de vivencias de este tipo en tradiciones sin esta figura, como el
budismo o el taoísmo, o en todo contexto teísta.
En su oportunidad,
David Romo Guillén, líder espiritual del culto a la Santa Muerte en el ámbito
nacional, comentó que hablar de esta fe “es referirse a un fenómeno que se da a
finales del siglo pasado. No es un nuevo movimiento religioso, sino todo lo
contrario, porque esta adoración está presente en México desde hace alrededor
de 400 años”.
Se da cuando
llegaron los primeros misioneros a América y empezó a haber ese sincretismo de
imágenes y deidades, y con ello la imposición de una nueva fe, apuntó.
Esta devoción,
contrario a la creencia de que sólo es profesada entre criminales, reos,
prostitutas y gente del bajo mundo, una leyenda urbana de otras épocas que ha
trascendido hasta hoy, se da incluso en familias encumbradas del país, aseveró.
Cada vez el número
de fieles es más extenso. Contabilizados en el ámbito nacional se tienen tres
millones de fieles y en el extranjero son alrededor de 15 mil las familias que
han contactado los santuarios, enfatizó.
Ha crecido porque
no ofrece ninguna otra particularidad más que el deseo de la gente de cambiar y
alcanzar un futuro mejor. No hay ritual o fórmula mágica para acercarse; tienen
cabida todas las personas que quieran profesar su fe, concluyó.
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FOTO 1.
Asistentes a la
mesa redonda Brujería, Misticismo, Santa Muerte y Chamanismo, en el CEIICH de
la UNAM, en el marco del Seminario Las tradiciones espirituales presentes en
México.
FOTO 2
David Romo, Elmer Palomec, Michel Duquesnoy y Edgar Morales durante la mesa redonda Brujería, Misticismo, Santa Muerte y Chamanismo, en el CEIICH de la UNAM.