14:15 hrs.  19  de Mayo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-374

Ciudad Universitaria

 

 

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LA PROPIEDAD DEL PETRÓLEO, SÍMBOLO NACIONAL

 

 

En México es necesario considerar que la propiedad del petróleo es un símbolo nacional, por lo que se deben buscar soluciones que permitan el avance en el orden jurídico y económico en torno a los hidrocarburos, afirmó Diego Valadés, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

 

Su intervención se dio en el marco de la inauguración del Seminario Internacional Integración Energética en América del Norte, vis á vis América del Sur: Regulación y Geopolítica, el cual fue organizado por esta entidad y el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN). 

 

En ese marco, Diego Valadés expresó que hoy se puede hablar de un sistema institucional mexicano más vigorizado en comparación al de 1938, cuando ocurrió la expropiación petrolera, y desde esa perspectiva cabría sugerir que se modificara el régimen constitucional de los hidrocarburos en el país. Sin embargo, aclaró, ésta es una tendencia que está a discusión.

 

Abundó que además de las realidades jurídicas y económicas, las naciones tienen otros aspectos importantes que deben ser considerados: las grandes figuras y “en este caso hay incluso, una simbología constitucional que difícilmente admite su derogación o modificación”.

 

Los emblemas, entre ellos también el escudo y el himno nacional, son elementos idiosincráticos que acaban por definir el perfil de una cultura, “y en el país debemos considerar que la propiedad nacional del petróleo es ya un símbolo”.

 

Por ello, insistió en reflexionar los aspectos metajurídicos y extraeconómicos que son los de naturaleza representativa, los cuales en ningún caso se pueden relegar cuando se busca encontrar soluciones para un problema tan complejo como el de los energéticos.

 

A su vez, Hernán Salas Quintanal, secretario académico de la Coordinación de Humanidades, destacó la importancia del Seminario, cuyos aportes pueden traducirse en propuestas de políticas públicas que contribuyan al beneficio del país.

 

Consideró que será de gran valía conocer con precisión los indicadores de consumo y los de la demanda actual y potencial, que permitan ver claramente las posibilidades y caminos para acercarse a la “autosuficiencia” en el largo plazo, las garantías de suministro, los ritmos de explotación, las posibilidades de impulsar el desarrollo en ciertos renglones prioritarios, así como las características y modalidades de los convenios internacionales para asegurar tales propósitos.

 

En materia ambiental, dijo, se debe tener presente la responsabilidad y capacidades nacionales para gestionar los recursos y desplegar la investigación y los conocimientos para impulsar las tecnologías de energía limpia y renovable.

 

En ese renglón, apuntó, la Universidad, junto con otras instituciones nacionales y extranjeras, lleva a cabo proyectos para identificarlas con precisión e imprimirles un mayor impulso.

 

Resaltó que las políticas energéticas son temas que tienen una importancia primordial  para el destino de la humanidad, ya que están estrechamente relacionados con el análisis de la disponibilidad en este ámbito.

 

En su oportunidad, el director del CISAN, José Luis Valdés Ugalde, expuso que dos proyectos de integración se enfrentan en el continente americano: el primero bajo el liderazgo de Estados Unidos y el segundo encabezado por Venezuela, Brasil, Argentina y Bolivia. En términos económicos, abundó, ambos son de gran importancia.

 

A finales del 2004, reveló, América del norte tenía reservas  convencionales de crudo del orden de los 40 mil millones de barriles, o aproximadamente el 3 por ciento del total mundial. En lo que respecta a las reservas de gas éstas fueron para el mismo año del orden de los 295  billones de pies cúbicos o cerca de un 5 por ciento del global.

 

En ese periodo, ejemplificó, Norteamérica consumió 24 millones de barriles diarios, lo cual  representa el 29 por ciento de la demanda mundial.

 

Respecto a América del sur, subrayó que su importancia  económica y política no es menor, ya que mediante la integración energética se promueve el crecimiento de América Latina.

 

“En términos de recursos su relevancia no es poca, tanto en materia de gas natural (4.2 por ciento del total mundial en el 2002) como en petróleo, por la participación de la producción venezolana como fuente de suministro al mercado petrolero estadounidense y en el total del orbe”, apuntó.

 

Señaló la propuesta de construcción de un gasoducto que atravesará y abastecerá a varios países, cuyo costo oscilará en 17 y 20 mil millones de dólares.

 

A futuro, dijo, América del sur  tendrá un lugar protagónico en la escena energética mundial no sólo por el desarrollo de sus recursos naturales, sino también por los procesos de cambio que se registran en esta región que acaparan la atención mundial.

 

Concluyó que aunque los mercados petroleros son diferentes a los que existían hace 30 años, han revivido el mismo tipo de preocupaciones y temas que surgieron con el embargo petrolero y dos explosiones de precios en la década de los años 70 y prinicipios de los 80. Hoy en día se ha vuelto prioritario redefinir las estrategias de seguridad energética, una de cuyas opciones es, precisamente, la integración.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01.

 

José Luis Valdés, Diego Valadés y Hernán Salas previo a la inauguración del Seminario Internacional Integración Energética en América del Norte, vis á vis América del Sur: Regulación y Geopolítica, en la UNAM.

 

FOTO 02

 

Rosio Vargas, Jose Luis Valdés, Hernán Salas, Diego Valadés y Víctor Rodríguez en la puesta en marcha de un Seminario Internacional sobre energéticos, en la UNAM.