Boletín
UNAM-DGCS-355
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Afirmó
en la UNAM el especialista Roberto Blancarte, quien agregó que ello se debe al
proceso de democratización impulsado en México
Señaló –al participar en el ciclo “Tradiciones
espirituales presentes en México: reflexiones interdisciplinarias” en el Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH)– que
la exigencia de mayor transparencia, escrutinio y rendición de cuentas sobre lo
que hacen las instancias civiles, también se dirige hacia las organizaciones de
culto.
Roberto Blancarte, acompañado por Daniel Cazés, director
del CEIICH, en la mesa “Repercusiones e interacción entre teología y sociedad”,
mencionó que lo observado respecto a las relaciones Iglesia-Estado es, sobre
todo, el movimiento de la sociedad.
El director del Centro de Estudios Sociológicos de El
Colegio de México sostuvo que es cada vez más difícil que las jerarquías
religiosas se pretendan representativas del conjunto de creyentes, y que éstos
no exijan a esas dirigencias un mayor escrutinio.
Esto es reflejo de la democratización, que supone que
tales dirigencias temporales y espirituales ya no pueden establecer, como
solían hacerlo, acuerdos cupulares, o que es cada vez más difícil tenerlos.
Antes, recordó, las jerarquías religiosas se ponían de acuerdo con los
detentadores del poder y desde ahí se establecían políticas públicas. Eso es
cada vez más difícil en la medida en que unos y otros están sujetos a una mayor
observación y rendición de cuentas.
El Estado laico, explicó, es aquel que ya no depende de
fuentes sagradas para su legitimación, sino que actúa con la autoridad que le
confiere una nueva fuente de poder: la voluntad popular. Por ello, la laicidad
es un fenómeno ligado estrechamente a la democracia.
En todo caso ambos fenómenos derivan de procesos, y no
son fines. Son horizontes hacia los cuales se dirigen las sociedades, sin
alcanzarlos necesariamente. Eso supone que todos los países tienen formas de
laicidad y conservan maneras de sacralización, agregó.
En el siglo XX, mencionó Roberto Blancarte, se dio paso a
una verdadera secularización de las instituciones políticas; pero hubo que
esperar hasta la segunda mitad del mismo para ver los primeros pasos hacia un
indiscutible proceso de “laicización” de las colectividades e instituciones
gubernamentales en América Latina.
Hoy, abundó, se vive una afirmación social en donde se
distingue entre prácticas cotidianas y doctrinas religiosas imperantes; de
pluralización real de las creencias en la mayor parte de la región; y de
democratización, donde el Estado debe dar respuesta no sólo a grupos
determinados, sino a conjuntos de creyentes, como ciudadanos con distintos
dogmas.
La libertad de conciencia es mayor dentro y fuera de las
iglesias. También se vive un proceso donde la pluralidad obliga a una búsqueda
de igualdad de condiciones y trato del Estado frente a ellas y de
democratización del complejo social, aseveró.
En la conferencia, Daniel Cazés, director del CEIICH, se
refirió a Francoise Poulain de la Barre, cura francés del siglo XVII, quien
buscaba convertir el pensamiento epistemológico de René Descartes en filosofía
social y política, con lo que se adelantó a la Revolución Francesa.
Este autor escribió tres
libros (entre ellos La igualdad de los sexos) para combatir la desigualdad, en
particular, la de género. Sus obras, que eran parte del desarrollo del cartesianismo
en aquel país, añadió, eran una nueva formación en contra de la escolástica.
Para él, la noción de Dios tiene dos sentidos
fundamentales: es antes que nada la causa última de la existencia humana, como
creador y principio de la vida. En esa instancia superior se sostienen, además,
las nociones de razón y de verdad, advirtió.
Según Daniel Cazés, Poulain de la Barre relacionó todo lo
que viene del ser supremo con la igualdad y justicia. Para él, es fundamento de
verdad; da y es al mismo tiempo la cimiente de conocimiento. Ha sido también
considerado precursor del feminismo. Sus conceptos son cien años anteriores a
la reclamación de democracia para las mujeres.
Por su parte, Enrique Dussel, profesor de la Facultad de
Filosofía y Letras, apuntó que el siglo XXI ya no es como el posterior a la
Ilustración, donde el ateísmo era condición de racionalidad. Hoy se respeta a
los pueblos, indígenas, al Asia budista, confuciana e hindú.
En América Latina ha habido tres grandes descubrimientos
culturales o teóricos de impacto mundial: el literario (con autores como
Gabriel García Márquez), la teoría de la dependencia (por debajo de la de
globalización) y, en el campo religioso, la Teología de la Liberación,
renovación del pensamiento de 20 siglos y “único invento religioso fuerte,
teórico y vigente”.
Incluso, concluyó Enrique Dussel, el primer momento en
América Latina de esa formulación fue luego de la Conquista, con Fray Bartolomé
de las Casas, quien decía que Dios lo había llamado sin merecerlo, para liberar
de la muerte a los indígenas.
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Gerardo Martínez,
Enrique Dussel, Elmer Palomec, Daniel Cazés y
Roberto Blancarte durante el ciclo “Tradiciones espirituales presentes
en México: reflexiones interdisciplinarias” en el CEIICH de la UNAM.
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Enrique Dussel, de la FFyL de la
UNAM, dijo que en el siglo XXI se respeta a los pueblos, indígenas, al Asia
budista, confuciana e hindú.
FOTO 03.
El especialista Roberto Blancarte aseguró en la UNAM que la exigencia de mayor transparencia, escrutinio y rendición de cuentas, también se dirige hacia las organizaciones de culto. Le acompaña Daniel Cazés, titular del CEIICH de la UNAM.