06:00 hrs.  10  de Mayo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-351

Ciudad Universitaria


Julia Chávez

 

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NO EXISTE UN PROTOTIPO DE MADRE MEXICANA

 

 

En el México del siglo XXI ya no existe un prototipo de “madre mexicana”, al haber diversos modelos de familia. Ahora un creciente número de mujeres se incorpora al mercado laboral y ha asumido la jefatura familiar, cifra que alcanza hoy el 35 por ciento de los hogares nacionales, coincidieron académicas de la UNAM.

 

Las expertas en temas de género, Julia Chávez, Gina Zabludovsky y Olga Bustos, advirtieron que ni los empleadores ni los padres de familia o parejas han asumido su responsabilidad compartida frente a las labores domésticas que realizan las madres trabajadoras, por lo que efectúan dobles y hasta triples jornadas, en perjuicio de su salud.

 

Asimismo, agregaron, buscan auxilio para el cuidado de los hijos en redes conformadas por otras mujeres, principalmente de la familia, como la abuela, hermana, tía o comadre, así como en servidoras domésticas.

 

La profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Gina Zabludovsky, expuso que las empresas deben incorporar políticas de apoyo a las familias, ya que en la actualidad esperan una “lealtad incondicional” y continúan con los modelos laborales tradicionales y masculinizados, donde se prefiere contratar a un hombre casado, con hijos, para asegurar mayor estabilidad, ante el riesgo de que una mujer decida ser madre.

 

Explicó que el número de mujeres en los altos cargos ejecutivos apenas alcanza el diez por ciento, mientras que es reducido el de quienes incursionan en política o en las empresas que cotizan en la bolsa de valores, y cuando pretenden procrear, se sienten en la disyuntiva de escoger entre el ámbito laboral o el doméstico.

 

La doctora en sociología se refirió a la necesidad de contar con mayores servicios de guardería para hijos de trabajadores, hombres y mujeres, porque es necesario buscar la equidad en todos los ámbitos.

 

La coordinadora del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Julia Chávez Carapia, indicó por su parte que no se puede hablar de un solo tipo de madre mexicana en el siglo XXI, al haber todavía sectores de la población femenina que no se agregan al  empleo y donde juegan un papel de amas de casa y esposas tradicionales, inmersas en el ámbito privado.

 

Indicó que la madre que trabaja vive una situación de doble eje familiar, al ser sostén económico e influir en los ámbitos de la educación, transmisión de valores, costumbres, moral, reproducción  ideológica y cultural.

 

La académica consideró que estamos ante una transición, donde el papel de la mujer y de las madres ha cambiado, a la par de las composiciones familiares.

 

Advirtió que las jefas de familia pueden sufrir sentimientos de culpa, problemas de carácter psicológico, de gran angustia y estrés, al creer que no cumplen con el papel que la sociedad les dio como progenitoras.

 

Añadió que ya no es posible hablar sólo de la madre tradicional, la abnegada, que toda la vida la da por los hijos. “Posiblemente haya rasgos en las actuales, pero también otros que les permiten incidir de manera diferente en las relaciones de la familia y con sus hijos”.

 

La profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Olga Bustos, refirió que se ha hecho creer que las mujeres y en particular las madres son “aguantadoras”, pero “ese es un rol tramposo porque tiene un costo alto en términos de salud física y psicológica para ellas”.

 

Creo, dijo, que el papel de “supermujeres” no debe enorgullecernos ni es posible fomentarlo. “Hay estudios que revelan que la mujer, además de tener un trabajo de tiempo completo, puede invertir otras 20 horas a la semana al cuidado del hogar y de los hijos, pero en las zonas rurales esta cantidad de tiempo es mayor, aunque se trata de una labor invisible”.

 

Así, explicó se sigue dando la doble jornada, a pesar de que muchas aportan el 50 por ciento del gasto familiar. Además, todavía hay muchos hogares donde la madre lleva “la carga”, pero el que toma las decisiones importantes es el padre de familia, apuntó.

 

En este sentido, coincidió en que el Estado debe apoyar a las jefas de familia con estancias infantiles y comedores públicos, para evitar que caigan en dobles y triples jornadas de trabajo.

 

Por otro lado, señaló que en el escenario optimista que plantea el siglo XXI se puede hablar ya de una minoría de mujer-madre que logra llegar a acuerdos con su pareja, y comparte el cuidado del hogar y de los hijos. Sin embargo, existe otro panorama, donde hay mujeres con actividad remunerada y no por ello  tienen descarga del cuidado de los vástagos y de las labores domésticas.

 

Ello significa que se han registrado cambios, aunque no al ritmo deseable ni en todos los grupos femeninos, por lo que falta un largo camino por recorrer. Así, en el siglo XXI continúan los despidos contra las mujeres embarazadas, o se les aplican pruebas para comprobar si hay estado de gestación al ingresar a un empleo, finalizó.

 

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FOTO 01

Gina Zabludovsky, profesora de la FCPyS de la UNAM, dijo que las empresas deben incorporar políticas de apoyo a las familias, ya que continúan con los modelos laborales tradicionales y masculinizados.

 

FOTO 02.

Julia Chávez Carapia, de la ENTS de la UNAM, indicó que no se puede hablar de un solo tipo de madre mexicana en el siglo XXI, pues aún hay sectores femeninos que no se agregan al  empleo.

 

FOTO 03

Olga Bustos, de la FP de la UNAM, refirió que hacer creer que las mujeres y las madres son “aguantadoras”, es un rol tramposo y tiene un costo alto en términos de salud física y psicológica.