Boletín
UNAM-DGCS-329
Ciudad Universitaria
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VIGENTES, LOS DESCUBRIMIENTOS PSICOANALÍTICOS DE SIGMUND FREUD
A siglo y medio del natalicio
de Sigmund Freud y más de una centuria del descubrimiento del inconsciente, ya
no se pregunta por la vigencia o aceptación del psicoanálisis, sino por sus
alcances y fronteras, aseguró en la UNAM el especialista Jaime Ayala
Villarreal.
En la actualidad, consideró el rector del Colegio
Internacional de Educación Superior, “no sólo se acepta como un método de
tratamiento, sino también como una práctica para mejorar la calidad de vida y
desarrollar las capacidades con que se cuenta, como un procedimiento de
investigación de la mente”.
El mayor descubrimiento de Sigmund Freud fue el
inconsciente dinámico, que echa abajo la certeza de la conciencia y la
imposibilidad de tener el dominio de uno mismo, indicó Ayala Villarreal durante
su participación en el homenaje del 150 Aniversario del nacimiento del padre
del psicoanálisis, evento que fue inaugurado por Lucy María Reidl Martínez,
directora de la Facultad de Psicología (FP) de esta casa de estudios.
A partir de los hallazgos del
austriaco, resaltó, la ciencia objetiva ya no las tuvo todas consigo. Se sabe
“que hay muchos deseos traducidos en sueños, síntomas, lapsus y manifestaciones
corporales que subyacen a la conciencia y sólo se hacen conscientes a través de
los lenguajes o usando la palabra”.
El psicoanálisis, sostuvo,
descubrió modos de pensamiento diferentes al común que las personas deciden
reconocer. Son extraordinarios, al amenazar la razón y la lógica, porque
proceden de lo inconsciente. Este tipo de ideas es rechazado con gran
frecuencia por la censura moral e intelectual a la que se somete la mente de los
individuos.
No cabe duda, añadió, que el
psicoanálisis avanza después de Sigmund Freud. Hoy, por medio de los nuevos
progresos teóricos desde la clínica, la escucha de los psicoanalistas es
diferente: contempla aspectos que no solían comprender en los primeros tiempos,
quienes dejaban pasar elementos arcaicos del entendimiento.
Por lo anterior, consideró, se
ha preguntado si la patología cerebral se ha modificado o son los nuevos
descubrimientos y enfoques los que permiten ver y oír diferente a los pacientes
y su trastorno. Las experiencias de vida en la posmodernidad –caracterizada por
la incertidumbre– necesariamente desarrollan otro tipo de alternativas a las
que se debe adecuar la práctica clínica.
A decir de Juan Vives
Rocabert, ex director del Instituto de Psicoanálisis y ex presidente de la
Asociación Psicoanalítica Mexicana, una de las contribuciones centrales de
Sigmund Freud tuvo que ver con el establecimiento de una teoría sobre un
aparato que diera cuenta de la función mental: el psíquico. Sin este elemento,
expresó, no hubiese sido posible establecer los postulados de la doctrina
psicoanalítica, ni la comprensión del más radical de los hallazgos freudianos:
la existencia de un inconsciente dinámico.
Convencido de que los enfoques
organicistas de los más renombrados neurólogos y neurofisiólogos de su tiempo
no daban cuenta de los problemas que aquejaban a sus pacientes histéricas,
agregó, Freud tuvo que instrumentar una nueva forma de pensar sobre lo mental,
disociada de su sustento neural, más allá de las estructuras del sistema
nervioso central.
El aparato psíquico, pensó, es
el que podría dar cuenta de las relaciones del organismo con su entorno, pero
con la particularidad de que recibiría información no sólo del mundo externo,
sino del interno, del cuerpo, su estado y funciones. Por tanto, las
percepciones con las que se constituyen las representaciones del aparato
psíquico provienen de estímulos extero, intero y propioceptivos.
Al tomar en cuenta dos
aspectos esenciales, que el aparato psíquico estaba conformado desde una
perspectiva funcional y está determinado por un elemento energético con el cual
se pone en funcionamiento, el ponente abundó respecto al primen punto: Freud
desarrolló la idea de un medio del lenguaje, uno neuronal y uno de memoria.
Asimismo, al hablar ya del psíquico, destacó, en una primera época, que su
estructura se dividía en tres grandes regiones: la conciencia, el preconsciente
y el inconsciente. Posteriormente, se refirió a tres instancias: Ello, Yo y
Superyó.
En relación con los elementos
energéticos que hacen posible el funcionamiento del aparato psíquico, en
primera instancia, Freud subrayó entre las pulsiones sexuales y las de
autoconservación. Más adelante, indicó que se trataba de un solo y único
elemento: la libido.
En un tercer momento, restaura
la noción de conflicto, con una nueva teoría que postulaba la existencia de dos
instintos: las pulsiones sexuales o eróticas, Eros, que pugnaba por la reunión
cada vez mayor de las partes, y una pulsión de muerte, Tánatos, la cual operaba
en sentido opuesto: de desligadura y desintegración, de autodestrucción.
Por su parte, María Luisa Rodríguez Hurtado,
profesora de la FP, destacó que más allá de los datos y de las situaciones
graves, como fue la persecución en la Segunda Guerra Mundial, la quema de sus
libros, lo más importante es que su biografía está enlazada permanentemente con
su obra.
Todos aquellos que trabajan
con el inconsciente, con pacientes, han visto la importancia de los sueños. Por
tanto, se puede decir que fue un hombre genial que dejó abiertas una multitud
de puertas, de temas de investigación para varias áreas, lo cual ha dado una
serie de escuelas psicoanalíticas; y todavía ahora se discute su obra.
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FOTO 1
Lucy María Reidl Martínez, directora
de la Facultad de Psicología de la UNAM, inauguró el Homenaje por el 150
Aniversario del Natalicio de Sigmund Freud, realizado en esta casa de estudios.
FOTO 2
Con motivo del
150 aniversario del natalicio de Sigmund Freud, la Facultad de Psicología de la
UNAM realizó un homenaje al padre del psicoanálisis.
FOTO 3
A siglo y medio
del natalicio del Sigmund Freud ya no se pregunta por la vigencia o aceptación
del psicoanálisis, sino por sus alcances y fronteras, aseguró en la UNAM el
especialista Jaime Ayala Villarreal.