06:00 hrs.  22  de Abril de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-301

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

REFLEJA LITERATURA CUBANA NEUROSIS CLAUSTROFÓBICA

 

 

La literatura cubana de finales del siglo XX ha insistido en representar la neurosis claustrofóbica a través de la elipsis o el performance, afirmó en la UNAM Mabel Rodríguez Cuesta, profesora de la Universidad de Matanzas, Cuba.

 

Al participar en el ciclo Mujeres y fronteras en la literatura, efectuado en el auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), aseveró que las escritoras entregadas a la ficción no han olvidado ni por un momento que pertenecen a esta isla.

 

“Han hecho gala de ese insano discurso de la exclusividad, pero natural y descuidadamente han dejado abierta cierta zona, por donde han colado a sus cabezas y de ahí al papel, el deseo intenso de verse reflejadas en otras posibilidades de ser, de inscribirse más allá del magnetismo siempre excusable desde donde su país natal les arrastra”, expresó.

 

Borrándose de espacios físicos inmediatos y encerrándose en sueños, cuartos y cuentos, han deslizado la frontera, han sublimado a la parte olvidada; el candor y la ingenuidad han sido sus mejores guías, precisó.

 

Pero, de cuál frontera se habla al comentar la producción literaria de mujeres en Cuba: de aquellas que forman parte del todo que encuentra ubicación, una y otra vez, en los espacios reflejados en una tarjeta postal o tan lejanos como Madrid, Moscú, Berlín, Praga, París, Buenos Aires, Nueva York, Miami y la Ciudad de México, pues aunque estén lejos su referente inmediato, en términos de producción estética, pueden estar localizados en cualquier rincón del planeta, puntualizó.

 

Dichas autoras, acotó, están insertadas en una historiografía imaginaria, intelectual y popular de superioridades y en una realidad social que las piensa.

 

Sus escrituras navegan en los espacios físicos con la soltura de quien contiene un instinto inevitablemente cosmopolita, donde la isla queda magnificada lo mismo desde la memoria y la nostalgia, que desde el uso de un realismo crítico o sucio; pero asimismo, esa obsesión de representación puede darse desde gestos tan oblicuos como el de producir deseo, el de transgredir los mismos límites que ignoran más allá de una latente posibilidad de hacerlo, refirió.

 

Encerrarse en habitaciones, sueños y cuentos, propicia la salida a sitios magníficos donde la historia nacional es remplazada por la creación de mundos absurdos, plurales, alejados del referente inmediato, señaló.

 

Así, dijo, en las escritoras denominadas “novísimas narradoras cubanas”, aquellas que empiezan a escribir y divulgar sus obras en la segunda parte de los noventa, aparece como un tópico recurrente el tema de la migración y las fronteras físicas.

 

Tratan, casi todas directa o tangencialmente, de modo explícito o alusivo, el éxodo en sus diferentes dimensiones; éste parece constituir el motivo dinámico que articula textos de factura e intensiones variadas, explicó.

De qué modo consiguen contrastar el presente con el pasado, interrogar un futuro que se presiente incierto, indagar en los derrumbes morales y los desafíos emocionales e identitarios que experimentan los personajes, cuestionó. “Un fenómeno que se está dando en Cuba es contar la historia de la migración por autoras que no han salido de la isla”.

 

En su oportunidad, Francesca Gargallo, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, consideró: “Las fronteras no son nuestras ni son de la literatura; ésta es un campo de no prohibiciones, espacio de permisos”.

 

No hay división entre deseo y saber, porque el conocimiento verdadero es deseo de saber, de llegar más allá del límite de la escuela, verdadera línea construida desde paradigmas y una mezcla confusa entre valores y prejuicios, argumentó.

 

El poder sabe que la literatura ha descubierto que el sufrimiento sólo aporta un tipo de comprensiones y que reír es una actitud corpointelectual más universal que el llanto, por ello, recurre al miedo y lo construye como autocensura, concluyó.

 

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FOTO 1.

Mabel Rodríguez Cuesta, profesora de la Universidad de Matanzas, Cuba, participó en el ciclo Mujeres y fronteras en la literatura, efectuado en el auditorio del CEIICH de la UNAM. 

 

FOTO 2

Francesca Gargallo, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, consideró en la UNAM que la literatura es un campo de no prohibiciones.