Boletín
UNAM-DGCS-296
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
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Señaló Julia Santibáñez, del Programa
Universitario de Estudios de Género de la UNAM
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Agregó que este tema despierta un impulso
crítico, negativo y no una reflexión seria
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Participó en la Semana Universitaria de la
Moda, junto con Alejandro Martínez,
José Luis Bravo y Arturo Albarrán
En
México se ha estudiado poco acerca de la moda, cuando hay que analizarla
simplemente porque está en todas partes. “Bien, mal, negándolo, de forma
asumida, disfrutándola plenamente todos la consumimos”, afirmó Julia
Santibáñez, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM.
Indicó
que con la moda sucede algo singular, despierta un impulso crítico, negativo y no
una reflexión seria. Pasa que, al igual que el vestido, ha tomado el mundo y se
ha convertido en un estandarte de la sociedad contemporánea.
Este
tema, prosiguió, tiene “mucha tela de dónde cortar”. Subrayó que además de ser
un medio de comunicación, influye en tres sentidos básicos: el primero, la
imagen propia (quién soy, cómo me asumo a mí mismo y, por tanto, qué me voy a
poner y qué no).
El
segundo, agregó, la interacción con otros (cómo me van a observar los demás,
qué quiero que vean de mí), y el tercero, la influencia de la cultura sobre los
individuos (a la cual no se puede sustraer); y en todos esos niveles, merece un
análisis.
Durante
su participación en la Semana Universitaria de la Moda, Julia Santibáñez invitó
a estudiar la moda desde la perspectiva histórica, en qué punto se encuentra y
hacia dónde va. Este examen, dijo, “puede ayudarnos a tener una visión mucho
más interesante, global y propositiva de nuestro quehacer”, como en el caso del
diseño.
En
el Aula Magna Horacio Durán del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial
de la Facultad de Arquitectura, Alejandro Martínez, de Blue Fire Group México,
añadió que “en nuestras sociedades la principal herramienta que influye al
consumidor es la imagen”. Es un instrumento tan poderoso, que por su carácter
subliminal puede causar en algún momento daño y también ayudar.
Recordó
que durante la primera mitad del siglo XX, con el crecimiento de la industria
cinematográfica y el aumento en la calidad de las fotografías impresas, se
inició el proceso de masificación de la imagen como un producto.
Actualmente,
señaló, cada vez más empresas recurren al uso de figuras para crear
convicciones en el consumidor, a través de revistas, carteles, mensajes de
televisión, radio y cine. La competencia obliga a refinar su producción,
creando un mercado.
Comentó
que la moda es “un proceso generalizado, automático”, la imagen influye,
incluso en ámbitos diferentes a los de los medios de comunicación masiva, pues
usamos, compramos y vendemos estilos, específicamente en la ropa, los
accesorios, así como todo lo asociado.
Su
poder, abundó, se basa en la siguiente secuencia: quiero ser alguien (búsqueda
de status), quién quiero ser (necesidad asimilada), quién debo ser (necesidad
creada), a quién seguir (iconos), qué lo distingue (código de indumentaria),
cómo lo obtengo (intención de consumir). En cada persona el resultado de esta
mezcla es diferente y la lleva por un camino distinto.
Para
José Luis Bravo, consultor político, hay imágenes que ya no pueden ser lavadas
o modificadas, que quedan marcadas para siempre, por su poder multiplicador.
En
términos de política, precisó, ésta no implica únicamente lo visual, es decir,
el atuendo y el color de la piel, por ejemplo, sino que se compone de una serie
de factores más complejos que involucran la proyección de valores como
credibilidad, confianza, empatía, frescura, accesibilidad, autoridad,
honestidad, dominio de los temas, amabilidad, valor, coraje y liderazgo, entre
otros. Se debe buscar armonizar fondo y forma.
Resaltó
que se necesita de los medios de comunicación, ya que el poder de ellos es
indiscutible y constituye uno de los factores que permiten el crecimiento o
decadencia de proyectos políticos de largo plazo, al definir el
posicionamiento, popularidad y difusión de la imagen pública.
Otro elemento también importante de cómo se
construye la imagen de un político es su actuar personal. La vinculación
interpersonal, directa, tiene una gran capacidad de reproducción entre los
ciudadanos, al compartir o comentar con otros la percepción provocada en un
encuentro planeado o fortuito con un determinado personaje, es altamente
significativa en relación con la credibilidad de los habitantes con sus pares,
detalló.
Lo
cierto, apuntó, es que el andamiaje teórico, es decir, abordar los fenómenos
sociales desde una perspectiva sólida, siempre es importante, siendo más
interesante aún transformar esas ideas en soluciones prácticas, inmediatas y
concretas.
A
decir de Arturo Albarrán, del Instituto de Investigaciones Económicas de la
UNAM, cualquier imagen tiene diferentes funciones, puede estar destinada a
cuestiones emotivas o más prácticas, lo cual dependerá de la codificación que
se va a dar de la misma. Además, está sometida a dos factores fundamentales: tiempo
y espacio.
Consideró
también que todos quieren sentirse orgullosos de la imagen que consumen, la
cual hace creer y gozar. Ahora, concluyó, hay una tendencia a eliminar los
elementos negativos y plantear lo ideal. El asunto es que el mundo de los supermercados
visuales siempre tendrá un anaquel para lo extraordinario y lo fantástico.
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FOTO 01.
Arturo Albarrán,
José Luis Bravo, Julia Santibáñez y Alejandro Martínez previo a su
participación en la Semana Universitaria de la Moda, efectuada en la Facultad
de Arquitectura de la UNAM.
FOTO 02
Julia Santibáñez, del PUEG de la UNAM afirmó que en México no hay estudios sobre la moda, porque no se genera una reflexión seria al respecto.