06:00 hrs.  17  de Abril de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-287

Ciudad Universitaria 


Gustavo de la Vega

 

Pie de fotos al final del boletín

 

PROLIFERA EN MÉXICO LA PROSTITUCIÓN MASCULINA POR DEMANDA DEL TURISMO EXTRANJERO

 

·        Señaló Gustavo de la Vega Shiota, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM

·        Esta actividad resurge en nuestro país en los años 70 y aumenta en los 90

·        Adquiere auge como resultado de la pobreza extrema, carencia de fuentes de empleo, conflicto de valores y búsqueda de soluciones fáciles, agregó

 

La prostitución masculina en México se ha incrementado por la creciente demanda del turismo extranjero, especialmente norteamericano. Esta actividad resurgió en el país en los años 70 y proliferó en los 90, dijo Gustavo de la Vega Shiota, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

 

El académico aseguró que a pesar de la permanente censura moral, también se vio impulsada por la pobreza extrema,  la carencia de fuentes de empleo, el conflicto de valores y la búsqueda de soluciones fáciles a problemas personales.

 

El maestro en sociología advirtió que pese a que en nuestro territorio las autoridades tienen conocimiento de este fenómeno y saben que es un problema de salud pública, carece de control y regulación.

 

 

 

Debido al tipo de actividad y a la escasa investigación al respecto, puntualizó, no hay registros sobre la cantidad de servidores sexuales masculinos –tal y como se autodenominan– existentes. Pero las principales ciudades donde se practica son México, Monterrey y Guadalajara.

 

Se sabe, precisó, que cerca de 70 por ciento de su clientela son homosexuales, y la ejercen niños, adolescentes y jóvenes, quienes al ser entrevistados, arguyen que recurren a esta práctica por no tener recursos ni empleo.

 

En el caso de las urbes, especificó, el fenómeno es interesante, porque los sitios donde se presentan los espectáculos para mujeres no son baratos y sus asistentes son de clase media o alta. Son esposas de empresarios e industriales, profesionistas, que argumentan estar descuidadas por su pareja cuando se les pregunta. Otras son las divorciadas y viudas. Las casadas también refieren que su cónyuge es desleal y, por tanto, corresponden de la misma forma, añadió.

 

Antes de la liberación femenina en los años 70, las mujeres eran más conformistas. El sexo era un acto de reproducción. Con el tiempo y mayor información, difusión y reconceptualización, se dijo que el mismo derecho del hombre lo tienen ellas en todos los aspectos, incluida la actividad coital; pero se materializó hasta los 90, explicó el especialista.

 

A partir de entonces, indicó, la infidelidad femenina es más tolerada, disimulada y aceptada. Ahora, incluso es un acto de prestigio, porque significa que son maduras, seguras y de avanzada. Es equivalente al machismo y da cierta reputación.

           

Ello, agregó, estuvo acompañado de un cambio en el mercado, con la aparición de entretenimientos propios para mujeres, donde desfilan hombres con cuerpos atléticos y bien formados, que además bailan o se mueven de manera erótica.

 

Sin embargo, expuso, debido a los valores masculinos la prostitución en varones no es tan censurada. Estos servicios, incluso son más solicitados por las extranjeras, debido a que acuden a un territorio donde no corren el riesgo de ser identificadas. En cambio, las locales tienen más limitaciones para ello.

 

De la Vega Shiota aseveró que no es la primera vez que hay venta carnal de este tipo en México; este fenómeno empezó a crecer en la década de los 70, cuando los jóvenes del Pacífico la descubrieron como modo de empleo fácil, placentero y de prestigio en sus grupos sociales.

 

En puertos como Vallarta, Mazatlán y, sobre todo, Acapulco, planteó, acuden visitantes, en especial norteamericanos, que buscan al conocido “lanchero” que, por sus características físicas –hombres morenos, regularmente formados pero fornidos–, le resultan atractivos a las y los paseantes.

 

Los consumidores, mencionó, los persuaden para que les brinden servicios, y sólo aplican la frase “toco y me voy”, sin ningún compromiso. En la actualidad es así, porque con anterioridad se volvían sus amantes, que con el tiempo les implicaba mayores gastos y exigencias.

 

Respecto a la Ciudad de México, el académico de la FCPyS manifestó que los antros, cafeterías y bares donde se encuentra a los sexo–servidores se encuentran sobre todo en colonias como la Roma y Zona Rosa; en Insurgentes, entre la glorieta del Metro Chapultepec y Baja California; mientras que en el sur también hay sitios de esta índole.

 

Igual que como sucede para promover la prostitución femenina, con la masculina algunos varones entregan tarjetas en las calles, con información de los prostíbulos. También muestran catálogos de hombres de diversas características. Hay un repertorio de selección, señaló.

 

Gustavo de la Vega subrayó que en América Latina este comercio tiene mayor fomento en Brasil y México, lo que no significa que en el resto de naciones deje de practicarse. En el ámbito de la globalización, señaló, los ofertantes de las grandes ciudades son promovidos mundialmente, pues se trata de un fenómeno capitalista.

 

Dijo que en Asia también es abundante. En los casos de China, por tradición hay venta de siervos; en tanto, en África todavía se puede comprar una esclava. Pero, sale del concepto de pago por servicio sexual.

 

En Latinoamérica, los prostitutos tienen una característica: fundamentalmente son adolescentes y jóvenes, entre 16 y 30 años de edad, aclaró.

 

Luego el sociólogo recordó que a pesar de que tanto la prostitución masculina como la femenina son consideradas como un mal necesario, desde fechas recientes se considera un “oficio” y se maneja con derechos laborales, agrupaciones y sindicatos que luchan por su defensa.

 

Hablar del tema, apuntó, es referirse a la venta de un servicio de placer carnal, que de origen se decía sólo lo practicaban las mujeres, lo cual es falso.

 

En la Roma clásica, concluyó, ya se prostituían ambos sexos. En esa época se alquilaban, vendían o prestaban mancebos o jóvenes. Ello obligó a reglamentar la situación, de manera que el emperador Domiciano prohibió que niños menores de 17 años participaran en esa actividad.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1.

 

Gustavo de la Vega Shiota, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que la prostitución masculina es un fenómeno que en la actualidad carece de control y regulación.

 

 

FOTO 2

 

A partir de los años 90 creció la prostitución masculina por la mayor demanda de turismo extranjero, señaló Gustavo de la Vega Shiota, profesor de la FCPyS de la UNAM, quien dijo que 70 por ciento de la clientela son homosexuales.