06:00 hrs.  15  de Abril de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-283

Ciudad Universitaria 

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Aída Valero

 

EL MIEDO AL DELITO GENERA PROBLEMAS DE CARÁCTER SOCIAL

 

·        Señaló la investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, Aída Valero

·        Hablar de inseguridad no es sólo comentar sobre la delincuencia, sino del efecto que se produce en la colectividad a partir de la misma, refirió

·        Algunas de las medidas preventivas han llevado a fracturar los lazos y tejidos sociales en las comunidades, dijo

 

La inseguridad pública no sólo lesiona el patrimonio e integridad física de las personas, sino que genera problemas de carácter social, entre los que se encuentra el fenómeno del miedo al delito, señaló la investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Aída Valero.

 

Si bien el temor es un sentimiento natural y necesario para los seres humanos, la exposición prolongada a situaciones peligrosas provoca trastornos a la psique de quien los padece; ello puede observarse porque en los últimos años, paralelo al incremento de los índices delictivos, dicho malestar ha cundido entre los habitantes, apuntó.

 

“Hablar de inseguridad no es sólo comentar sobre la delincuencia, sino del efecto que se produce en la sociedad a partir de la misma”. La violencia pública, afirmó la universitaria, preocupa y lacera ampliamente a todos sus integrantes.

 

Esta crisis, agregó Aída Valero, suscita recelo, incertidumbre y enojo entre los ciudadanos. Estos sentimientos permiten que el individuo genere mecanismos de defensa para superar los peligros percibidos en el ambiente; no obstante, algunas de las medidas preventivas han llevado a fracturar los lazos y tejidos sociales en las comunidades.

 

De la misma manera, abundó la catedrática de la ENTS, representan un riesgo para la convivencia individual y colectiva, pues lleva a la portación de armas de fuego o a cerrar las calles. El miedo al delito puede ser percibido en cada espacio.

 

Este asunto, sin embargo, no es jurídico ni exclusivamente psiquiátrico, sino que tiene una fuerte dimensión social. El temor ha alterado la rutina de los ciudadanos, de las familias, y el concepto es traído y llevado por la política, detalló.

 

“No hay agenda, pasada o presente, que no exprese como problema número uno la inseguridad. Hoy día esto cobra mucho más relevancia dado lo sofisticado de las organizaciones delincuenciales”, explicó.

 

Reveló que esta situación genera efectos “graves” en la salud mental y física de los habitantes, quienes comienzan a presentar insomnio, problemas gástricos, alteraciones de la piel y migraña.

 

Las secuelas psicológicas derivan en ansiedad y depresión; puede desencadenar padecimientos de carácter sicótico cuando el individuo ha sido terriblemente victimizado, como delirios de persecución y aislamiento, añadió.

 

Si bien esta dificultad es multifactorial –pues intervienen múltiples elementos y escenarios–, cada quién debe asumir la responsabilidad que le corresponda. Qué hacer, dijo por ejemplo, con un sistema de administración de justicia donde hay diferentes cuerpos policíacos.

 

Esas instituciones no lograrán tampoco resolver el problema si no se atienden las raíces, pues no hay un sistema de readaptación y el esquema punitivo está agotado. El control de la criminalidad no es asunto de sanciones ni de castigo, sino de buen gobierno. Ante la falta de legalidad no queda más que el aspecto preventivo, concluyó.

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1.

 

Aída Valero, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, aseguró que la crisis de seguridad pública genera miedo y enojo entre los habitantes.

 

 

FOTO 2

 

La inseguridad genera efectos “graves” en la salud mental y física de la población, dependiendo del grado de afectación vivido, afirmó la investigadora de la UNAM Aída Valero.