06:00 hrs.  15  de Abril de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-282

Ciudad Universitaria 

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Señaló Alfonso Torre Blanco

 

POSIBLE CONOCER, CON TÉCNICAS MOLECULARES,  EL ORIGEN GENÉTICO DE POBLACIONES MEXICANAS

 

·        Señaló Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la UNAM

·        Se estudia el DNA mitocondrial de los mayas de Xcaret, Quintana Roo, en las épocas prehispánica, colonial y contemporánea

·        Este modelo podría servir también para los pueblos lacandón y mazahua

 

Con las modernas técnicas moleculares se estudia el DNA mitocondrial de los mayas de Xcaret, Quintana Roo, en las épocas prehispánica, colonial y contemporánea, para entender su origen genético. Este modelo podría servir también para los pueblos lacandón y mazahua, señaló Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

 

Dijo que gracias a esos análisis se ha podido determinar, por ejemplo, que de Yucatán a Honduras el conjunto de pobladores era homogéneo en su cultura, arquitectura o costumbres, pero no en su conformación interna. Además, que en el Caribe quintanarroense existió gran continuidad entre individuos hasta la Conquista, es decir, no parecen haber sido sustituidos por conjuntos provenientes de fuera de la península.

 

El científico explicó que el ácido desoxirribonucleico es la molécula donde se encuentra almacenada la información genética y se transmite de una generación a otra durante la reproducción. Esos datos están contenidos en el núcleo; no obstante, las mitocondrias, pequeños organelos intracelulares que llevan a cabo funciones energéticas, también tienen su propia codificación.

 

Se trata del DNA mitocondrial, una molécula menor que los cromosomas del núcleo. Se trasmite exclusivamente por la madre, ya que un individuo hereda las mitocondrias que se encontraban en el óvulo. Esto permite establecer linajes maternos de descendencia. No se recombina, añadió, por lo que se hereda tal cual de la progenitora a todos los hijos, mujeres y varones. 

 

Todo ello representa grandes ventajas para los estudios antropológicos, abundó, en especial a los orientados a analizar marcadores genéticos de restos óseos y tejidos enterrados durante siglos.

 

La secuencia de DNA mitocondrial varía de un individuo a otro. Tiene una tasa promedio de cambio mayor que la nuclear, de manera que de una generación a otra la acumulación de diferencias o mutaciones es significativa. Eso también es una ventaja para distinguir poblaciones dentro de una misma especie, refirió.

 

En la literatura, indicó el científico, hay gran cantidad de marcadores genéticos con alteraciones que han ocurrido al paso del tiempo en distintas colectividades y que han sido heredadas a los descendientes; así, son característicos de cada una de ellas.

 

Por ejemplo, dijo, los habitantes originales de América poseen indicadores en el DNA de las mitocondrias, conocidos como A, B, C, D, E y X, bien caracterizados y de fácil detección en fragmentos pequeños de material genético.

 

Tales rasgos también se encuentran en poblaciones asiáticas, apuntó, sobre todo del noreste, lo cual es una indicación de que los habitantes originales provienen de migraciones que, seguramente, pasaron a esta parte del mundo a través del Estrecho de Bering.

 

A su vez, agregó Alfonso Torre, cada colectividad americana tiene cierta frecuencia de cada uno de estos referentes, lo cual permite diferenciarlas. En este sentido, se han estudiado civilizaciones extintas, restos prehispánicos de excavaciones en Xcaret, correspondientes a individuos mayas de finales del periodo Clásico y Postclásico, así como coloniales de la misma zona, donde hubo una capilla con un atrio que funcionó como cementerio de mediados del siglo XVI a la mitad del XVII, de 1550 a 1650.

 

De esa población maya, una de las más interesantes de Mesoamérica, ya existían datos relativos a estas continuidades en indicios del Clásico, provenientes de Copán, Honduras, y en sujetos más recientes, aclaró.

 

Al analizar la información publicada, "las frecuencias reportadas para la época prehispánica eran distintas de la contemporánea, ubicada en el estado de Yucatán". Por eso se eligieron los vestigios de Xcaret, bien preservados, disponibles en la Dirección de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología e Historia y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, instancias con las cuales se firmó un convenio para su estudio, expuso.

 

Se encontró que, en términos generales, los datos se parecen mucho más a los de personas actuales de la península que a los de Copán. Eso indica que, probablemente, en el área maya existían conjuntos de origen distinto, pero acabaron por adoptar una cultura homogénea, detalló; se conservaron de acuerdo con su origen y no hubo movimiento en la región, en especial, de mujeres. Los resultados fueron dados a conocer en el American Journal of Physical Anthropology.

 

Luego, se decidió indagar a la población colonial y determinar si había cambios importantes en su constitución genética, ya que ciertas fuentes establecían que a finales del periodo clásico y durante el posclásico, después del colapso de las grandes ciudades, e incluso al principio de la Conquista, hubo importantes desplazamientos humanos, afirmó.

 

 

 

Los datos iniciales señalan frecuencias parecidas a las de sujetos prehispánicos: una continuidad interna durante más de 500 años. "Hasta ahora, no se ha encontrado ningún individuo colonial de la muestra de Xcaret que no tenga alguno de los marcadores americanos, de manera que podría asegurarse que ninguno de ellos parece tener origen europeo", adelantó.

 

El abordaje de conjuntos más recientes, advirtió Torre Blanco, inicia y corresponde a dos grandes grupos, uno del centro del país, y otro del sureste. Se estudiará a "individuos de poblaciones mazahuas, de las más importantes numéricamente, y de las etnias que se conservan con sus costumbres y lengua originales". Asimismo, a los lacandones, uno de los grupos mayas más aislados y que menos mezcla han tenido, cuyo origen no está claro.

 

En estos casos los universitarios trabajan con individuos vivos, de los cuales se toman muestras de DNA en condiciones controladas (sangre, saliva, mucosa bucal), las cuales son almacenadas en condiciones óptimas, por lo que además de la información genética mitocondrial se analizará la de los cromosomas, aseveró.

 

Por ahora ya se han realizado las primeras colectas de individuos lacandones, las cuales ya se procesan. También se realizó la primera recopilación en los mazahua. De ambos grupos étnicos se tendrán resultados concretos en los próximos tres años, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Investigadores de la Facultad de Ciencias de la UNAM aplican técnicas moleculares para el estudio de DNA mitocondrial de poblaciones prehispánicas, coloniales y contemporáneas.

 

 

FOTO 2.

 

Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio de Bioquímica de la FC de la UNAM, refirió que se ha determinado que de Yucatán a Honduras el pueblo maya no era homogéneo en su origen genético.