Boletín
UNAM-DGCS-282
Ciudad Universitaria
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Señaló Alfonso Torre Blanco |
POSIBLE CONOCER,
CON TÉCNICAS MOLECULARES, EL ORIGEN
GENÉTICO DE POBLACIONES MEXICANAS
·
Señaló Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio
de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la UNAM
·
Se estudia el DNA mitocondrial de los mayas
de Xcaret, Quintana Roo, en las épocas prehispánica, colonial y contemporánea
·
Este modelo podría servir también para los
pueblos lacandón y mazahua
Con las modernas
técnicas moleculares se estudia el DNA mitocondrial de los mayas de Xcaret,
Quintana Roo, en las épocas prehispánica, colonial y contemporánea, para
entender su origen genético. Este modelo podría servir también para los pueblos
lacandón y mazahua, señaló Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio de Bioquímica de
la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Dijo que gracias a esos análisis se ha podido determinar, por ejemplo,
que de Yucatán a Honduras el conjunto de pobladores era homogéneo en su
cultura, arquitectura o costumbres, pero no en su conformación interna. Además,
que en el Caribe quintanarroense existió gran continuidad entre individuos
hasta la Conquista, es decir, no parecen haber sido sustituidos por conjuntos
provenientes de fuera de la península.
El científico explicó que el ácido desoxirribonucleico es la molécula
donde se encuentra almacenada la información genética y se transmite de una
generación a otra durante la reproducción. Esos datos están contenidos en el
núcleo; no obstante, las mitocondrias, pequeños organelos intracelulares que
llevan a cabo funciones energéticas, también tienen su propia codificación.
Se
trata del DNA mitocondrial, una molécula menor que los cromosomas del núcleo.
Se trasmite exclusivamente por la madre, ya que un individuo hereda las
mitocondrias que se encontraban en el óvulo. Esto permite establecer linajes
maternos de descendencia. No se recombina, añadió, por lo que se hereda tal
cual de la progenitora a todos los hijos, mujeres y varones.
Todo ello representa grandes ventajas para los estudios
antropológicos, abundó, en especial a los orientados a analizar marcadores
genéticos de restos óseos y tejidos enterrados durante siglos.
La secuencia de DNA mitocondrial varía de un individuo a otro. Tiene
una tasa promedio de cambio mayor que la nuclear, de manera que de una
generación a otra la acumulación de diferencias o mutaciones es significativa.
Eso también es una ventaja para distinguir poblaciones dentro de una misma
especie, refirió.
En la literatura, indicó el científico, hay gran cantidad de
marcadores genéticos con alteraciones que han ocurrido al paso del tiempo en
distintas colectividades y que han sido heredadas a los descendientes; así, son
característicos de cada una de ellas.
Por ejemplo, dijo, los habitantes originales de América poseen
indicadores en el DNA de las mitocondrias, conocidos como A, B, C, D, E y X,
bien caracterizados y de fácil detección en fragmentos pequeños de material
genético.
Tales rasgos también se encuentran en poblaciones asiáticas, apuntó,
sobre todo del noreste, lo cual es una indicación de que los habitantes
originales provienen de migraciones que, seguramente, pasaron a esta parte del
mundo a través del Estrecho de Bering.
A su vez, agregó Alfonso Torre, cada colectividad americana tiene
cierta frecuencia de cada uno de estos referentes, lo cual permite
diferenciarlas. En este sentido, se han estudiado civilizaciones extintas,
restos prehispánicos de excavaciones en Xcaret, correspondientes a individuos
mayas de finales del periodo Clásico y Postclásico, así como coloniales de la
misma zona, donde hubo una capilla con un atrio que funcionó como cementerio de
mediados del siglo XVI a la mitad del XVII, de 1550 a 1650.
De esa población maya, una de las más interesantes de Mesoamérica, ya
existían datos relativos a estas continuidades en indicios del Clásico,
provenientes de Copán, Honduras, y en sujetos más recientes, aclaró.
Al analizar la información publicada, "las frecuencias reportadas
para la época prehispánica eran distintas de la contemporánea, ubicada en el
estado de Yucatán". Por eso se eligieron los vestigios de Xcaret, bien
preservados, disponibles en la Dirección de Antropología Física del Museo
Nacional de Antropología e Historia y en la Escuela Nacional de Antropología e
Historia, instancias con las cuales se firmó un convenio para su estudio,
expuso.
Se encontró que, en términos generales, los datos se parecen mucho más
a los de personas actuales de la península que a los de Copán. Eso indica que,
probablemente, en el área maya existían conjuntos de origen distinto, pero
acabaron por adoptar una cultura homogénea, detalló; se conservaron de acuerdo
con su origen y no hubo movimiento en la región, en especial, de mujeres. Los
resultados fueron dados a conocer en el American Journal of Physical
Anthropology.
Luego, se decidió indagar a la población colonial y determinar si
había cambios importantes en su constitución genética, ya que ciertas fuentes
establecían que a finales del periodo clásico y durante el posclásico, después
del colapso de las grandes ciudades, e incluso al principio de la Conquista,
hubo importantes desplazamientos humanos, afirmó.
Los datos iniciales señalan frecuencias parecidas a las de sujetos
prehispánicos: una continuidad interna durante más de 500 años. "Hasta
ahora, no se ha encontrado ningún individuo colonial de la muestra de Xcaret
que no tenga alguno de los marcadores americanos, de manera que podría
asegurarse que ninguno de ellos parece tener origen europeo", adelantó.
El
abordaje de conjuntos más recientes, advirtió Torre Blanco, inicia y
corresponde a dos grandes grupos, uno del centro del país, y otro del sureste.
Se estudiará a "individuos de poblaciones mazahuas, de las más importantes
numéricamente, y de las etnias que se conservan con sus costumbres y lengua
originales". Asimismo, a los lacandones, uno de los grupos mayas más
aislados y que menos mezcla han tenido, cuyo origen no está claro.
En estos casos los universitarios trabajan con individuos vivos, de
los cuales se toman muestras de DNA en condiciones controladas (sangre, saliva,
mucosa bucal), las cuales son almacenadas en condiciones óptimas, por lo que
además de la información genética mitocondrial se analizará la de los
cromosomas, aseveró.
Por ahora ya se han realizado las primeras colectas de individuos
lacandones, las cuales ya se procesan. También se realizó la primera
recopilación en los mazahua. De ambos grupos étnicos se tendrán resultados
concretos en los próximos tres años, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Investigadores de la Facultad de
Ciencias de la UNAM aplican técnicas moleculares para el estudio de DNA
mitocondrial de poblaciones prehispánicas, coloniales y contemporáneas.
FOTO 2.
Alfonso Torre Blanco, del Laboratorio de Bioquímica de la FC de la UNAM, refirió que se ha determinado que de Yucatán a Honduras el pueblo maya no era homogéneo en su origen genético.