Boletín
UNAM-DGCS-268
Ciudad Universitaria
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VIVE
DESPOBLAMIENTOZONA CENTRO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
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Afirmó Jorge González, investigador del
Instituto de Geografía de la UNAM
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No obstante, dijo, esta zona sigue siendo la
de mayor densidad en toda la capital del país
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A últimas fechas se ha prohibido la
construcción hacia la periferia a fin de alentar el retorno hacia el centro,
con lo que se ha estabilizado el fenómeno de expulsión, señaló
A partir de la década de los 90 la zona centro de la Ciudad de México
ha vivido un fenómeno de despoblamiento, al reducir el número de habitantes y
los espacios destinados a vivienda en esa región, señaló Jorge González
Sánchez, investigador del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM.
Sin embargo, aclaró, ello no significa que las casas-habitación
desaparezcan, sino que se ha registrado un amplio proceso de cambio de usos de
suelo, mediante el cual los espacios residenciales han pasado a ser para
comercio o servicios. Esta situación “se presenta, de manera general, en las
grandes urbes”.
Agregó que también, gran parte de las moradas en renta que existían en
la ciudad, tuvieron una ubicación central. Tal característica facilitó el
cambio de ocupación o giro y la rápida adaptación a otras necesidades.
En tanto, indicó, el mercado formal para población de ingresos altos y
muy altos, se mantuvo estática, sin cambios o con modificaciones mínimas, que
revelan estabilidad. Es decir, no hubo incremento en la construcción de nuevas
edificaciones.
González
Sánchez mencionó que aunque se sigue vaciando la zona centro, ésta es la de
mayor densidad en toda la capital. Es decir, nunca se llegará “a la situación
que atraviesan diversas metrópolis de Estados Unidos, en donde por la noche
desaparece toda la población de la parte central porque esa área se destina
para oficinas, comercios o servicios. Eso nunca ocurrirá en el Distrito
Federal, porque es otra la dinámica y lógica que imperan aquí”.
En
diversos países estas regiones parecen marginadas porque a esas horas, al estar
semidesiertas, mucha gente que no tiene donde dormir llega a ellas para
pernoctar. Ahí puede proliferar la delincuencia, violencia y drogadicción, y no
es factible el tipo de efectos que ello provoca a la Ciudad de México, reveló.
Comentó
que ese no parece ser el destino de nuestro Centro Histórico, por el contrario.
Antes del inicio de su transformación, el espectáculo era sombrío, por las
noches en los espacios del comercio informal había gran cantidad de basura, lo
que provocaba que mucha gente fuera a buscar comida y proliferara el desorden.
Pero con los planes emprendidos esa tendencia se ha ido revirtiendo.
Jorge
González, quien desarrolla el proyecto “Regionalización habitacional de la
Ciudad de México”, recordó que a últimas fechas las políticas oficiales han
prohibido la construcción hacia la periferia a fin de alentar el retorno hacia
el centro, con lo que se ha estabilizado el fenómeno de expulsión. Si bien la
tendencia subsiste ya no se presenta de forma tan marcada como en años
anteriores.
Además,
se ha permitido un “boom” inmobiliario en delegaciones, como Benito Juárez o
Miguel Hidalgo, lo cual es evidente en colonias como Del Valle y Nápoles. Aún
falta un estudio que analice el impacto de esta normatividad sobre la
metrópoli, observó.
Explicó que las disposiciones modificaron el patrón de ensanchar la
mancha urbana. Es decir, si se continuaba hacia los suburbios, ello implicaría
dotarlos de luz, agua, ampliar redes de drenaje y servicios. Por el contrario,
donde ya existiesen sería más fácil adaptarlos para incrementar su capacidad.
Reveló que hay muchas ciudades, incluso de Latinoamérica, como Buenos
Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro, cuyas zonas centrales son distintas a las
mexicanas. Ello se debe, sobre todo, a que en nuestro país no se ha explotado
el desarrollo vertical, y aunque comienza a haber edificios con cierta altura,
ello no se ha explorado.
Tal situación se debe, en cierta medida, a que hay una normatividad
que establece la obligación de que todo edificio de más de cinco niveles cuente
con elevador; por lo que quienes invierten en el mercado inmobiliario, sólo los
hacen de cuatro niveles. Sin embargo, dijo, deberían responder a la demanda.
Así, recalcó el especialista, las disposiciones han buscado aprovechar
la infraestructura de la ciudad, para evitar mayores gastos. No obstante, el
problema radica en las dinámicas generadas, como el encarecimiento del suelo.
Además, la emigración continúa, y si antes eran grupos de miles de personas los
que llegaban a ocupar un espacio, ahora es de tipo hormiga.
Jorge González sostuvo que durante su investigación, una de las
dinámicas que se identificaron fue que en los años 90 el mayor crecimiento
demográfico citadino se dio en los espacios con las peores condiciones de
vivienda; es decir, donde tanto el drenaje como el agua no estaban cubiertos al
ciento por ciento, y los materiales para
techos y pisos no eran los más óptimos.
Durante años el modelo de crecimiento de la Ciudad de México fue
extenderse hacia sus límites, por lo que grandes extensiones se incorporaron de
manera irregular, sin que hubiera una planeación total sobre ellas. Muchas eran
ejidos que se vendían a pesar de que lo prohibía la ley, enfatizó.
El ejemplo más claro fue el Valle de Chalco-Solidaridad. Además,
detalló, los conglomerados hacia el norte, oriente y poniente presentaron la
misma dinámica. Sin embargo, los desarrollos recientes, como Ixtapaluca y
Tecamac, en el Estado de México, están más controlados, relacionados con el
mercado formal de vivienda y con las empresas dedicadas a esa actividad. Hoy la
gente no ocupa un espacio sin pavimento, agua o luz, sino que llegan a un lugar
que cuenta con esos servicios.
Por otro lado, las distancias cada vez hacen más caótica la ciudad.
Ello provoca que la calidad de vida de las personas no sea la adecuada, y esto
tiende a complicarse aún más. “Los problemas de tráfico serán mayores conforme
pase el tiempo, sobre todo porque no hay alternativas de transporte rápido y
eficiente”, concluyó el especialista universitario.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Jorge González,
investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, informó que en años
recientes el despoblamiento del centro de la ciudad se ha estabilizado.
FOTO 2.
En los 90 el
mayor crecimiento demográfico citadino se dio en los espacios con las peores
condiciones de vivienda, reveló el geógrafo de la UNAM Jorge González.