06:00 hrs.  8  de Abril de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-262

Ciudad Universitaria


Mario Rojas

 

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TRASCENDENTAL, EL PAPEL DEL ESTRÉS EN PROBLEMAS EMOCIONALES, PSICOLÓGICOS Y DE SALUD

 

·        México, sin estadísticas que permitan apreciar la magnitud de esa tensión: Mario Rojas, de la  FES Zaragoza de la UNAM

·        Las licencias médicas y un alto porcentaje de consultas se deben a ese malestar, dijo

·        Sobrecarga de trabajo, exámenes, falta de tiempo, entrega de trabajos finales y no entender materias, principales fuentes en estudiantes, reveló

 

El estrés juega un importante papel dentro del conjunto de trastornos de salud, así como emocionales y psicológicos, pese a que en nuestro país no se cuenta con estadísticas para apreciar su magnitud, advirtió Mario Rojas Russell, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM.

 

No obstante, aclaró, “todos estamos expuestos y lo padecemos en mayor o menor medida y frecuencia”. Cuando se vuelve inmanejable se ven las consecuencias y la gente busca ayuda clínica o psicológica, y trata de encontrar una respuesta a sus problemas.

 

Por ejemplo, dijo, la solicitud de licencias y un elevado porcentaje de consultas se deben a malestares relacionados con la tensión; al igual que el dolor de espalda, cabeza o aquellos que llegan a provocar incapacidades, no se registra como tal, sino por sus efectos.

 

 

 

Asimismo, el desempeño académico de los estudiantes, cuestiones emocionales en las personas, como depresión o dificultad para la relación interpersonal, conflictos maritales y violencia intrafamiliar, en todos ellos el estrés juega un papel, ya sea como el que precipita o como la expresión de todo el inconveniente, argumentó.

 

Explicó que una señal frecuente en quienes lo padecen y no lo pueden manejar es cuando dicen que tienen apuros y ya no saben qué hacer. Ese es un signo de que no poseen los recursos para enfrentarlos y están sometidos a malestares quizá de mucho tiempo.

 

Mario Rojas, quien desde hace varios años trabaja en la medición de las fuentes de estrés en diversos sectores de la sociedad, como maestros y estudiantes, amas de casa y policías, destacó que el principal inconveniente es ver su impacto y severidad, tanto en lo referente a intensidad como a frecuencia y duración.

 

Detalló que de acuerdo con datos obtenidos de alumnos, las principales causas son: sobrecarga de trabajo, exámenes, falta de tiempo, entrega de trabajos finales y no entender algunas materias. A ellas les sigue reprobar, hablar en clase, bajo rendimiento escolar, estudiar y llegar tarde.

 

Otras que reportaron con menor intensidad están relacionadas con cuestiones ambientales, como poca iluminación en el salón, cambios de horario, ambigüedad o inexistencia de los objetivos de los cursos, notificación de una evaluación y tomar notas, agregó.

 

Al ahondar en un análisis por sexo, reveló que mientras las mujeres enumeran sus fuentes de estrés como sobrecarga de trabajo, exámenes, tiempo, trabajos finales y hacer exposiciones públicas; para los hombres son: no entender materias, sobrecarga de trabajo, bajo rendimiento escolar, presentar exámenes y reprobar.

 

En buena medida, este padecimiento significa que alguien se tensa frente a cuestiones sobre las cuales no tiene los recursos suficientes para enfrentarlas, ya sea desde la personalidad, experiencia, apoyo social y nivel socioeconómico, puntualizó.

 

Señaló que una de sus consecuencias cuando se vuelve recurrente es que la gente tiene problemas de concentración y olvido, se desorganiza, que puede ser, a la vez, causa y consecuencia.

 

Así, a un estudiante que le cuesta trabajo concentrarse, que está bajo una fuente de estrés importante, con contrariedades familiares, hace un gran intento para atender en la escuela, lo cual puede repercutir en su desempeño académico, apuntó.

 

No es sólo saber qué lo causa, sino cómo lo enfrenta y cuáles son sus efectos. En general, dijo, los estudiantes y todo mundo lo manejan de forma adecuada. Son más bien situaciones de gran impacto las que son difíciles de afrontar, por lo que es necesario hacer un esfuerzo más específico. Aunque le afecta a todos, no sufren consecuencias desfavorables.

 

El especialista universitario aseveró que remediarlo depende de la circunstancia, puede ser útil enfocarse exclusivamente a las emociones, tratar de tranquilizarse y ser más ecuánime. No obstante, puede haber inconvenientes de otro tipo que requieran que la persona modifique patrones, como su destreza para resolver problemas, adquirir habilidades sociales para solucionar determinado tipo de escenarios; u otras prácticas que hagan que los estudiantes sean más organizados en sus acciones.

 

Rojas Russell subrayó que no existe una regla absoluta, depende de cada caso en particular, qué lo causa, con qué recursos se cuenta, y qué consecuencias puede generar. La relajación es una acción adecuada, pero sólo atiende ciertos efectos, como estar tenso o ansioso. Pero si aquello que produce estos malestares no se resuelve, su alcance se verá limitado, por lo que será necesario recurrir a otras medidas.

 

Cuando una persona no es capaz de manejar el estrés puede tener alcances en distintos ámbitos. En el físico, por ejemplo, suele provocar impactos contra la salud, como dolores de cabeza, malestares o dolencias. También tiene derivaciones inmunodepresoras; es decir, las personas sometidas a episodios importantes, son más vulnerables a contraer infecciones al estar en contacto con virus o bacterias, aclaró.

 

Asimismo, altera los niveles de glucosa en la sangre, lo cual es particularmente delicado para pacientes con diabetes, porque podrían afectar su control metabólico, advirtió.

 

Mario Rojas insistió en que otro tipo de consecuencias son las relaciones interpersonales. Una persona puede estar irritable, susceptible o molesto, lo cual deteriora el nexo entre los individuos. Asimismo, provoca bajo desempeño académico o laboral. “No es difícil que, por ejemplo, el ausentismo se deba al estrés, la gente tiene problemas, está preocupada por otros asuntos, y no le interesa, no quiere o no puede trabajar”.

 

Un sujeto puede desarrollar depresión. Hay efectos de corto plazo y a veces severos, como un infarto. Pero también de mediano, como malestares crónicos y dificultades matrimoniales, o de largo alcance, como cuadros de depresión bien instalados, y el llamado síndrome “burn out” en el trabajo.

 

Este último es una condición que presentan los profesionales o empleados que atienden a usuarios, clientes, pacientes o personas en general, lo que implica agotamiento emocional, falta de motivación para seguir en el trabajo y despersonalización.

 

Reconoció que existen diferentes formas de medirlo, “lo que se hace es, por ejemplo, determinar sus orígenes. Si una persona está expuesta a muchas fuentes la posibilidad de que tenga estrés es alta. Otra forma de analizarlo es a través de las consecuencias, como la depresión, ansiedad o impactos sobre la salud o a través de indicadores fisiológicos que se registran bajo condiciones naturales o artificiales”.

 

Informó que esta Facultad cuenta con un programa de manejo del estrés abierto a la población en general. Se atienden pacientes con diabetes, dolor de cabeza e hipertensión; y en general a personas con trastornos que parecieran solamente de naturaleza médica, pero donde esta tensión juega un papel importante, finalizó.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01.

 

Mario Rojas, de la FES Zaragoza de la UNAM, indicó que los dolores de espalda y cabeza, así como los malestares que llegan a provocar incapacidades se deben a problemas de estrés.

 

 

FOTO M 02.

Todos estamos expuestos al estrés y lo padecemos en mayor o menor medida o frecuencia, reconoció el psicólogo de la UNAM Mario Rojas.