Boletín
UNAM-DGCS-247
Ciudad Universitaria
Pies de foto al final del boletín
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Afirmó en la UNAM Luis Enrique de Santiago,
profesor de la Universidad de Málaga, España
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Participó en el Seminario Internacional El
retorno de Zaratustra. El pensamiento de Nietzsche frente al mundo
contemporáneo
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Inauguró dicho evento Ambrosio Velasco,
director de la Facultad de Filosofía y Letras de esta casa de estudios
Posiblemente la relación tan estrecha entre pensamiento y vida en la
obra de Friedrich Nietzsche sea uno de los activos más importantes de su
filosofía y, tal vez, uno de los referentes que mejor explique el carácter
intempestivo de su obra y su continua actualidad, señaló en la UNAM Luis
Enrique de Santiago, profesor de la Universidad de Málaga, España.
La presencia de este filósofo alemán en el mundo contemporáneo, añadió,
se manifiesta no sólo por sus formulaciones teóricas o sus expresiones fuertes,
a veces hirientes, sino por la personalidad que se enmarcara detrás de su
producción, por la fuerza que quiebra el sentido de las palabras, por las
luchas y las guerras que se ventilaron en lo más profundo de su espíritu,
aseguró durante el Seminario Internacional El retorno de Zaratustra. El
pensamiento de Nietzsche frente al mundo contemporáneo, el cual inauguró
Ambrosio Velasco, director de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL).
Su trabajo como pensador, agregó Luis Enrique de Santiago, sólo fue
posible porque se conoció profundamente a sí mismo y convirtió toda su
filosofía en el espejo de su interior; en ese sentido, generalizó su alma hasta
convertirla en la del mundo; no fue más que una exploración del espíritu humano
“que trata de descubrir y experimentar en el abismo escenarios desconocidos y
posibilidades todavía no cumplidas”.
Así, en Nietzsche la relación de la filosofía con la vida adquiere un
valor determinante a la hora de interpretar su pensar y sus obras; la
existencia no en sentido genérico, sino la del filósofo, con sus afectos,
problemas, su color, su existencia en general. Estaba consciente de que eran
algo indisociable.
Se podría hablar, en cierta manera, de que sus formulaciones, más que
un conjunto de proposiciones teóricas “es toda una fisiología del pensamiento”,
el resultado de experiencias múltiples vividas en lo más íntimo de su ser, como
si se tratara de un taller experimental.
De hecho, detalló, las obras de Nietzsche habría que entenderlas como
una crónica de los complejos acontecimientos relacionados con su vida más
íntima, y con el intento de tomar las riendas del poder sobre sí mismo.
En Ecce Homo afirma que en su filosofía siempre quiso dar testimonio de
él mismo, es decir, aspira de una u otra forma a hacer de su obra escrita la
creación de su existencia, en otras palabras, crearse a sí mismo en su
producción.
En
la conferencia magistral La filosofía experimental en la obra de Nietzsche:
vida y pensamiento, Luis Enrique de Santiago agregó que para este pensador, el
origen de la filosofía y su fundamento se han de buscar en la propia fisiología
y, en concreto, en ese mundo íntimo de fuerzas y de síntomas de un acontecer
interior, que es la voluntad de poder.
En realidad, la intención del alemán parece ser la de demostrar que
todo pensamiento es, en el fondo, una sublimación de los instintos biológicos
más primitivos, y que las experiencias que el hombre tiene del mundo es
producto de su organización corporal, argumentó.
Se trata de poner de relieve las tensiones y fuerzas que subyacen a
todo querer y obrar individual, pues el cuerpo constituye el centro del hombre, del que la conciencia es un producto
secundario. La sabiduría más auténtica, por consiguiente, es la que emana del
ser.
Pero son los instintos los que verdaderamente filosofan, “en cuanto
constituyen el fundamento de toda actividad humana en general, tanto orgánica
como intelectual”. Hasta tal punto son determinantes que pensar es simplemente
la forma como se relacionan entre sí las inclinaciones. Querer reprimirlas
significa entonces tratar de destruir al hombre mismo, aseveró Luis Enrique de
Santiago en el Aula Magna de la FFyL.
Pero qué sucede en el caso de un cuerpo enfermo, como lo fue el del
propio Nietzsche. Para él, la enfermedad fue un potente estimulante, pues tiene
la capacidad de “mostrar a través de la lente de aumento ciertos estados que
son normales, pero no son bien vistos”. De ella, aseguró, se sale con más
fuerza, con la voluntad de preguntar en lo sucesivo más y de un modo más
profundo, estricto, duro, malvado, silencioso “de lo que jamás se ha preguntado
hasta ahora sobre la Tierra”.
Ese sentimiento productivo del sufrimiento, desde el punto de vista
fisiológico, Nietzsche lo considera como algo consustancial a su filosofía,
porque aquél no es ningún argumento contra la vida, ya que en realidad es el
cuerpo el que muestra el camino que el espíritu no ha sabido ver, recordó.
El dolor y la enfermedad hacen más profundo al hombre en general y al
filósofo en particular; “le hace descender a lo más recóndito de su ser,
alejando de sí toda mediocridad, para resurgir como un ser nuevo con más
interrogantes y con la firme voluntad para ahondar más en las cosas”, concluyó.
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FOTO 01.
Luis Enrique de
Santiago, Ambrosio Velasco y Paulina Rivero en la inauguración del Seminario Internacional
El retorno de Zaratustra. El pensamiento de Nietzsche frente al mundo
contemporáneo, en la FFyL de la UNAM.
FOTO 02
Luis Enrique de
Santiago, profesor de la Universidad de Málaga, España, dictó en la UNAM la
conferencia La filosofía experimental en la obra de Nietzsche: vida y
pensamiento.
FOTO 03
Aspecto de la inauguración del Seminario Internacional El retorno de Zaratustra. El pensamiento de Nietzsche frente al mundo contemporáneo, organizado en la FFyL de la UNAM.