06:00hrs.  24 de Marzo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-217

Ciudad Universitaria


Isabel Rueda

Pie de foto al final del boletín

 

NO PUEDE MÉXICO ASPIRAR A COMPETIR EN LA GLOBALIZACIÓN MEDIANTE SALARIOS BAJOS

 

·        Reconocieron las académicas de la UNAM Isabel Rueda y Nadima Simón Domínguez

·        Explicaron que en el mercado mundial siempre habrá países con menores remuneraciones, que junto con el aumento del desempleo, implican un incremento de la pobreza

·        Participaron en el Seminario Internacional Globalización, conocimiento y desarrollo, junto con Alejandro Álvarez Béjar, de la FE, y Alfredo Hualde Alfaro, de El Colegio de la Frontera Norte

 

México no puede aspirar a competir en la globalización mediante bajos salarios, como se ha hecho hasta hoy, reconocieron las académicas universitarias Isabel Rueda Peiró y Nadima Simón Domínguez, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) y de la Facultad de Contaduría y Administración (FCyA) de la UNAM, respectivamente.

 

Al participar en el Seminario Internacional “Globalización, conocimiento y desarrollo”, reconocieron que, en particular, la nación no puede contender con sueldos  insuficientes en la industria del vestido, pues en el mercado mundial siempre habrá países con menores remuneraciones, que junto con el aumento del desempleo, implican un incremento de la pobreza.

 

Informaron que los pagos que obtienen los trabajadores del sector de la confección en China son menores, pero no tanto como piensan los empresarios mexicanos. En el país perciben alrededor de 68 por ciento más que aquellos; pero el precio de los medios de subsistencia en la nación asiática es inferior en aproximadamente 50 por ciento.

 

En el Seminario, organizado por el IIEc, Facultad de Economía (FE) y por los centros de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, y Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Rueda Peiró y Simón Domínguez aseguraron que el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) perjudicó a México.

 

Antes de los 90, la participación de ese país en el mercado del vestido estadounidense era superior a la mexicana, pero a raíz de 1994, con la firma y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se vio reducida, mientras la de nuestra nación se incrementó.

 

No obstante, recalcaron las investigadoras universitarias, el ingreso del gigante asiático a la OMC le quitó a las exportaciones nacionales la competitividad que habían ganado y las superó en ventas totales a Estados Unidos.

 

Dijeron que la pérdida de nuestra capacidad industrial del vestido con el avance de la globalización se debe a las escasas inversiones, las cuales inciden en una menor productividad y poco desarrollo tecnológico.

 

Si bien la proliferación de maquiladoras en este rubro genera fuentes de trabajo y contribuye al avance regional, el incremento de esa labor domiciliaria implica que una proporción creciente del empleo es informal y por tanto carente de prestaciones.

 

Frente a ese escenario, agregaron Nadina Simón e Isabel Rueda, se requiere mayor participación de las micro, pequeñas y medianas empresas, y que reciban apoyo gubernamental en cuanto a créditos, capacitación e información, para competir con las maquiladoras y para que la ocupación se formalice.

 

En las dos últimas décadas, sostuvieron,  la economía mexicana se ha hecho más dependiente de la estadounidense. Ello se refleja en la sincronización de los ciclos financieros, como se constata con la recesión del vecino país del norte en 2001, que de inmediato impactó a México, lo que no ocurría antes.

 

Por su parte, Alejandro Álvarez Béjar, académico de la FE, habló del cambio estructural de las finanzas nacionales que pasaron de una industrialización sustitutiva a una orientada a la exportación, de cerrada a abierta y de estatista a una con un Estado disminuido. Estas reformas, impulsadas en un inicio por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, fueron sustentadas por la firma de acuerdos regionales como el TLCAN.

 

Lo que implicó dicho cambio, señaló, fue un mayor peso del sector externo, una pérdida de la importancia del mercado interno y la creciente incapacidad de la economía para absorber trabajadores, no sólo en el ámbito industrial, sino en general; además del fortalecimiento a las estructuras oligopólicas, la ruptura de los encadenamientos productivos y la emergencia de otros nuevos.

 

El Sistema de Ciencia y Tecnología está lejos de ser el fundamento de la competitividad y productividad. Además, el hecho de que en México los aumentos de rendimiento no estén ligados a incrementos salariales también explica “un comportamiento perverso”, admitió el economista universitario.

 

Por otro lado, el proceder tecnológico es conservador, y el gasto en investigación y desarrollo, y en transferencia y compra de innovación de las empresas manufactureras como porcentaje de sus ingresos, es pobre.

 

Además, hay un nivel de patentes bajo. Tan sólo en 2003, de los seis mil ocho registros otorgados en nuestro país, cinco mil 887 fueron extranjeros y sólo 121 nacionales. Ello significa que tenemos una actividad rezagada, y lo que más se busca es adaptar la tecnología general. Por ello, se tiene una balanza científica deficitaria.

 

Aclaró que en esta materia hay limitantes severas porque está subfinanciada, sólo con recursos públicos, no está conectada a los procesos industriales y tiene poca capacidad de traducción en innovaciones.

 

Por último, Alfredo Hualde Alfaro, de El Colegio de la Frontera Norte, comentó que en los espacios globalizados la tecnología y el conocimiento están concentrados en determinados países, pero sobre todo en ciertas regiones. Algunas de ellas no son tan nuevas y también requieren una vinculación relativamente fuerte.

 

Concluyó que aún se cree que las redes, lo virtual, pueden abarcar y permear por igual a zonas, empresas y actores; sobre todo por la idea común de que la ciencia determina los procesos, cuando en realidad ésta se inserta en circunstancias y sociedades que tienen sus propias inercias, ventajas y desventajas.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01.

 

Alejandro Álvarez, Alfredo Hualde, Nadima Simón e Isabel Rueda, durante el Seminario Internacional “Globalización, conocimiento y desarrollo”, organizado por diversas entidades de la UNAM.

 

 

FOTO 02

 

La economía de México se ha hecho más dependiente de la de Estados Unidos, advirtieron Nadima Simón e Isabel Rueda, profesoras de la UNAM. Las acompañan Alejandro Álvarez y Alfredo Hualde.