13:00 hrs.  06 de Marzo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-166

Ciudad Universitaria

 


Lorenzo Meyer

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CON UNA ECONOMÍA ESTANCADA, MÉXICO SERÁ UNA NACIÓN MEDIOCRE

 

 

Con una economía estancada, México no será un país viable en el largo plazo más que como una nación mediocre. Ese es uno de los futuros posibles y para alejarse de esa posibilidad es necesario crecer, afirmó en la UNAM el profesor e investigador Lorenzo Meyer.

 

En ese sentido, el próximo presidente encontrará grandes problemas y no tendrá la fortuna de resolverlos como en el pasado, cuando se concentraba el poder en la Presidencia y desde ahí se tomaban las decisiones. Ahora, añadió, esa autoridad está “pulverizada” debido a que se vive en la pluralidad, que es la esencia de la democracia.

 

En el Seminario “Las elecciones y su entorno”, organizado en el Instituto de Biología, el analista político de El Colegio de México sostuvo que se aproxima una coyuntura histórica importante y con matices de gravedad, ya que deben solucionarse dificultades de asimetrías y de viabilidad económica, los cuales han sido heredados por muchas generaciones.

El modelo desigual e injusto, refirió, es heredado de la Colonia. Desde entonces no ha cambiado en lo fundamental. De ahí la importancia de lo que se concluya el 2 de julio, pues hasta quien ha determinado no votar toma una resolución que equivale a hacerlo, ya que así se deja la decisión a la maquinaria electoral más eficiente, la que gobernó durante el grueso del siglo pasado.

 

Lorenzo Meyer consideró que la democracia no resuelve nada, sólo administra de manera más humana y civilizada los problemas que siempre están en la sociedad. Hoy se vive en un régimen imperfecto, y el reto es superar esa condición.

 

Expuso que México es un país escindido en lo político, y se está así desde el momento mismo en que la nación se creó en 1821. “La dureza de nuestras divisiones ha seguido siempre, salvo en esos 84 años donde un partido de Estado logró dar la visión de un conjunto semiarmónico”. Ahora, en contraste, se vuelve a ver lo que ocurría en el siglo XIX.

 

Está fraccionado en muchos otros sentidos: cultural y social. Pero en principio, se acordó jugar las diferencias políticas dentro del sistema participativo. Algunos indicadores de cultura cívica señalan que en nuestro país, en 2005, hablaban de política 43 por ciento de un universo de encuestados. Aunque trata de convencer sólo 24 por ciento y trabaja para un partido 9 por ciento, informó.

 

El costo de la democracia mexicana es uno de los más altos en el mundo, dijo. Pocos gobiernos gastan tanto en su aparto fiscalizador y organizador de las elecciones como el nuestro. A nivel oficial federal se invertirán cinco mil millones de pesos para partidos y casi siete mil para el Instituto Federal Electoral; suma a la cual se añadirán otros apoyos, con lo cual la cifra podría incrementarse hasta 30 mil millones.

 

Es cara, sostuvo el especialista, porque detrás hay una enorme desconfianza. Ese “negocio” crece en cada periodo electoral, y tiene más y más dinero. Se compra la certidumbre con una cantidad tan grande, que el proceso se deslegitima. Se sale de un problema para entrar a otro.

 

Detalló que el mexicano promedio confía más en las universidades, la Iglesia y el ejército, y menos en la policía, los sindicatos y los diputados, éstos últimos, “profesionales del ejercicio de la democracia; sin embargo, son a los que menos se les cree”.

 

A eso se añade que la tarea principal del Estado es la protección de la vida y las propiedades del ciudadano común y corriente. La mayor preocupación de los mexicanos durante buen tiempo fue la crisis económica, pero en 2005 fue la inseguridad. “Si el Estado no cumple con esa obligación, no tiene sentido”, sentenció.

 

También expresó que en la democracia mexicana, la tasa de incremento anual per cápita, indicador del “verdadero crecimiento”, ha sido de 0.38 promedio real anual. Es decir, no se crece, se tiene un sistema vigilado caro, que los mexicanos quieren pero que no funciona bien y que está inmerso en una desaceleración completa.

 

Ese sistema no asegura el avance productivo; pero en este caso se encuentra en un ambiente de parálisis y frente a competidores como China, que crece a tasas de nueve por ciento. Ese país e India nos ganan en serio y eso se verá sobre todo en los años por venir. En este sentido somos un país sin proyecto, advirtió. Lo único que florece es la informalidad y el desempleo; y viven en pobreza 47 por ciento de los mexicanos.

 

Además, recalcó, la desigualdad no es el mejor caldo de cultivo para la democracia. Incluso de manera interna, las diferencias en el desarrollo son cada vez mayores entre las entidades del norte y del sur del territorio.

 

En cuanto a menores índices de deshonestidad, Islandia es el país mejor calificado, con 9.7; México apenas alcanza un 3.5. “La percepción que se tiene de nosotros en el mundo es de una nación democrática, pero corrupta”, concluyó.

 

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FOTO 1

 

El analista político Lorenzo Meyer enunció sus propuestas políticas y ecológicas en el Seminario “Las elecciones y su entorno”, organizado en el Instituto de Biología de la UNAM.

 

 

FOTO 2.

 

Lorenzo Meyer consideró ante estudiante del Instituto de Biología de la UNAM, que la democracia sólo administra de manera más humana y civilizada los problemas que siempre están en la sociedad.

 

 

FOTO 3

 

Asistentes al Seminario “Las elecciones y su entorno”, organizado en el Instituto de Biología de la UNAM, donde Lorenzo Meyer dijo que la democracia mexicana es una de las más caras del mundo.