06:00 hrs.  04 de Marzo de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-161

Ciudad Universitaria

 

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CADA AÑO UN MILLÓN DE TRABAJOS CIENTÍFICOS BUSCAN INCORPORARSE A LA BASE DE DATOS DE PATENTES

 

 

El 80 por ciento de los trabajos científicos internacionales está registrado en una base de datos de patentes, y cada año un millón de invenciones buscan su registro e incorporación a ese padrón, informó Carmen Álvarez Buylla-Roces, coordinadora de Propiedad Intelectual de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM.

 

Cada vez más desarrollos de la ciencia buscan ingresar sus innovaciones debido, entre otras cosas, a las leyes y normas que rigen a las universidades, así como a las fuentes de financiamiento que estos adelantos generan, agregó la funcionaria.

 

Al dictar la conferencia La propiedad Intelectual y la investigación científica, explicó que uno de los objetivos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) es precisamente conceder derechos exclusivos de explotación a empresas, individuos, instituciones o centros de investigación, que idean o elaboran productos de aplicación comercial.

 

De acuerdo con el último informe de este Instituto, indicó, en 2003 las solicitudes de patentes extranjeras en México ascendieron casi a 12 mil y se otorgaron cinco mil 887. En tanto que a los residentes nacionales se les concedieron 121 de un total de 468 requerimientos.

 

Álvarez Buylla-Roces refirió que la Coordinación de Propiedad Intelectual de la CIC trabaja para la construcción de una política integral en la materia con seminarios, publicaciones y un sitio en Internet que próximamente se pondrá a disposición del público.

 

Ahí se brinda asesoría a los académicos para la evaluación y protección de sus resultados. Se cuenta con el apoyo del IMPI, con el cual se tiene un convenio y esto ha permitido gestionar con mayor rapidez las peticiones, señaló.

 

Explicó que la patente es el título legal a través del cual un Estado garantiza a su propietario los medios para impedir que otros fabriquen, usen o vendan su invención sin su autorización, en el área geográfica donde fue solicitada y por un tiempo de 20 años.

 

Es una vía para comercializar, agregar y asignar valor a un conocimiento. Los requisitos para una concesión de este tipo son que el adelanto sea nuevo en el mundo, con empleo en la industria y que no resulte obvio. Se pueden incluir productos y procesos, además de nuevas aplicaciones de saberes ya conocidos, indicó.

 

Aquellas creaciones como las mejoras a una máquina, a un procedimiento o artículo, o el diseño de equipo inédito, entre otras actividades, entran en su jurisdicción, detalló; esto constituye un elemento fundamental para que las empresas puedan competir, a nivel nacional e internacional, con recientes y modernas mercancías.

 

En el auditorio Lidia Rodríguez Hahn del Instituto de Química, Álvarez Buylla-Roces aseveró que las innovaciones son productos o servicios susceptibles de adaptación o distinto empleo, introducidos con éxito al mercado y, en este sentido, hay discusiones sobre si a las universidades les corresponde incluirse en esta labor.

 

Los perfeccionamientos se dan en las empresas cuando, a partir de la generación de conocimiento y tecnología llegan a ser productos comerciales. Las universidades, en coordinación con las firmas, deben presentar proyectos. Los centros de investigación trabajan más en el campo de las invenciones, y las innovaciones se dan en su mayoría en el terreno de la industria, apuntó.

 

Carmen Álvarez Buylla-Roces subrayó que si uno tiene una creación y quiere resguardarla se debe realizar un procedimiento para ostentar la titularidad. “No está protegida por el hecho de que sepa que es el autor original. Hay que hacer un trámite de registro y tener una respuesta por escrito”.

 

Sin embargo, aclaró, el resguardo es territorial; es decir, si se solicita en México está vigente en el país, pero se puede reproducir, sin invadir los derechos, en cualquier otra parte del mundo, lo cual hace más complicado y caro un sistema de patentes, sobre todo para las universidades.

 

Álvarez Buylla-Roces precisó que la propiedad intelectual se divide en dos ramas. Por un lado, está la industrial y, por otro, los derechos de autor. La primera se ocupa de las invenciones y otorga su égida a través de distintas figuras jurídicas y de signos distintivos que en general son marcas colectivas, nombres o denominaciones de origen.

 

Su contraparte se refiere a obras literarias, musicales o artísticas. En México, los programas de cómputo lo hacen a través de esta jurisdicción, concluyó.

 

 

 

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Carmen Álvarez Buylla-Roces, coordinadora de Propiedad Intelectual de la CIC de la UNAM, informó que cada año un millón de invenciones buscan su registro e incorporación a una base de datos de patentes.

 

 

 

 

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En 2003 las solicitudes de patentes extranjeras en México ascendieron casi a 12 mil y se otorgaron cinco mil 887, dijo la especialista de la UNAM Carmen Álvarez Buylla-Roces.