Boletín
UNAM-DGCS-154
Ciudad Universitaria
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final de boletín
·
Consideró Jorge
Navarrete, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades de la UNAM
·
Es necesario favorecer
una mayor participación de ese país en la economía mundial, señaló
·
Lo importante es que
se conserve y amplíe el ambiente internacional positivo, dijo
La política de
contener a China manifestada en los últimos años debiera ser rectificada por
una nueva forma, en la que incorpore a dicho participante en la configuración
económica y demográfica del mundo, aseguró Jorge Eduardo Navarrete, del Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.
Si esa
determinación tiene éxito, evidentemente puede evitar la consolidación de la
mencionada nación asiática como potencia global, y reducir el papel que este
país jugaría en un mundo multipolar diferente del actual, caracterizado
anómalamente por el predominio de una supereconomía.
China, recalcó,
debe ser uno de los protagonistas del mundo multipolar del futuro. “Lo que hay
que ver –consideró– es en qué términos ejercerá su protagonismo, el cual
conviene a todos en términos de cooperación, participación y no de
enfrentamiento o imposición”.
La política de contención,
como instrumento internacional ejercida sobre todo por las grandes potencias,
es una característica de las acciones mundiales más tradicionales. En muchos
momentos, algunos países han tratado de frenar, ya sea desarrollos políticos,
militares o económicos que consideran distintos y, por lo general, amenazantes
respecto de un status quo prevaleciente.
En el siglo XX, por ejemplo, fue el caso del nacionalsocialismo o el
fascismo.
La actual ola de
limitación de China tiene motivaciones y manifestaciones diferentes de las
políticas de potencias emergentes del pasado. Fundamentalmente, es una reacción
ante elementos difíciles de catalogar, la mayor parte de ellos, por lo menos,
como peligros: preocupa su crecimiento económico rápido, sostenido; su creciente
dominio de tecnologías de avanzada; la posición financiera internacional que
ocupa en el mundo globalizado, y su actividad internacional “más activa y
asertiva”, opinó.
Esa es una especie
de nueva consigna global. Muchos países colocan ese objetivo como el elemento
central de su acercamiento o interrelación con aquella nación, indicó durante
la conferencia Contener a China, ¿nueva consigna global?, dentro del ciclo Oportunidades
y retos de la economía de la República Popular China para México, organizada
por la Facultad de Economía (FE).
Varios países en
diversos ámbitos están adoptando acciones con el fin de frenar a China, hecho
que se encuentra como común denominador de buen número de fenómenos recientes
en la economía, el comercio y la política internacional, adoptados por
gobiernos tan diferentes como el de Estados Unidos y Brasil, referidos a
ámbitos como el mercado de textiles y prendas de vestir o la organización
política interna de esa potencia, a cuestiones diferenciadas como las que se refieren
a su política monetaria y cambiaria o las que tienen que ver con sus programas
de modernización militar, añadió.
En la Sala
Multimedia Horacio Flores de la Peña de la Facultad de Economía, Jorge Eduardo
Navarrete agregó que es importante que se conserve y amplíe el ambiente
internacional positivo, y favorecer una mayor participación de esa nación
asiática en la economía global, cada vez más en la discusión e instrumentación
de la agenda mundial.
En ese sentido,
comentó que se requiere dar a esta nación su lugar en los círculos de decisión
del comercio y la política universal. No está formalmente en el Grupo de los 8,
por ejemplo, siendo claramente una de las mayores economías del planeta.
Al dar algunas
cifras sobre China, expresó que si se mide su Producto Interno Bruto a tipos de
cambio del mercado y con cifras del 2004, es la quinta potencia del planeta, si
se hace con paridades de poder de compra es la segunda.
En 2005 sus
reservas internacionales fueron las mayores del mundo, “probablemente llegaron
a un billón de dólares”, y aquéllas son importantes al ser clave de la
estabilidad financiera internacional: mayoritariamente están invertidas en
divisas centradas en valores de la Tesorería de Estados Unidos.
No sólo es la
magnitud, sino el ritmo de crecimiento. En los últimos 25 años, la tasa media
de progreso real fue de 9.4 por ciento anual. Tan sólo en un año, 2005, el
incremento de la economía fue entre 150 mil millones y 400 mil millones de
dólares, recordó.
Respecto al
comercio, destacó que es el tercer país importador mundial de bienes y
servicios y el cuarto exportador global. De hecho, es más relevante como
comprador que como vendedor.
De ahí, recalcó,
que se le debe aceptar no sólo como una realidad evidente, sino como un socio
con voz e influencia en las decisiones sobre el rumbo de la economía y la
política mundiales, sería la nueva manifestación de la admisión en lugar de la
de rechazo. Este es un paso que no se ha dado el cual es urgente emprender.
Jorge Eduardo
Navarrete se refirió también a las principales áreas en que se manifiesta la
actitud de contención. Primera, el reflejo proteccionista ante la magnitud y el
crecimiento de las exportaciones de dicho país y las disrrupciones que provocan
en algunos mercados no suficientemente preparados para instrumentar en la
práctica el paradigma del libre comercio.
El segundo rubro, la demanda, rápidamente
creciente, de materias primas diversas, sobre todo minerales y de recursos
energéticos. Busca agresivamente asegurarse esos suministros, por la vía de la
inversión, de adquisición de empresas, y de acuerdos. Pero el elemento de
fricción en estas demandas es que se dirigen a fuentes limitadas de suministro.
“El petróleo que adquiera en Irán deja de estar disponible para otros posibles compradores,
por ejemplo”, abundó.
Sobre un tercer
segmento, las finanzas internacionales, Jorge Eduardo Navarrete aseguró que hay
quien está convencido que es el tipo de cambio excesivamente subvaluado de
China el que explica, junto con la mano de obra barata, el éxito exportador.
Pero hay otros dos
puntos de presión internacional. Uno es el gasto y los suministros militares.
Eroga en armamento por encima del promedio respecto del Producto Interno Bruto
o del presupuesto total del Estado o la generalidad de los países del mundo,
que, desde luego, es mucho menos que Estados Unidos.
En este aspecto,
indicó, en el fondo hay una visión de real politik. Simplemente al ver el ejemplo estadounidense, se advierte que uno
de los requisitos para ser y comportarse como potencia global es la capacidad
militar. No parece lógico pedir una actitud diferente esta materia. Lo que hay
que asegurar, en ese y otros países, es que haya un uso responsable de esas
capacidades.
El otro asunto es
la evolución política. La impresión de Jorge Eduardo Navarrete es que no se
podrá mantener indefinidamente la dicotomía entre la enorme apertura económica
y la participación de China en el mundo, su modernización en este campo, y la
parálisis interna.
Finalmente, sugirió
elementos donde los chinos deben hacer rectificaciones fundamentales: su
desarrollo no puede seguir siendo tan depredador del medio ambiente como hasta
ahora, con lo cual hará una contribución global; acelerar la reforma de sus
mercados laborales, pues cada vez más otros factores de competitividad
distintos a los del salario tendrán que ser los determinantes.
También, tendrá que
dar un salto importante en materia de derechos humanos, problema que tiene
raíces históricas y culturales, pero no podrá mantenerse escondido por mucho
tiempo, una de sus manifestaciones es que hay limitaciones en el uso de
Internet por parte de particulares.
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FOTO 01
En la Facultad de
Economía de la UNAM se llevó a cabo la conferencia Contener a China, ¿nueva
consigna global?
FOTO 02.
La política de contener a China manifestada en los últimos años debe ser rectificada, sugirió Jorge Eduardo Navarrete, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.