06:00 hrs.  28 de Febrero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-147

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

MÉXICO, EJEMPLO EN ORGANIZACIÓN DE COMICIOS EN EL MUNDO

 

·        Afirmó en la UNAM Fernando Ojesto Martínez Porcayo, magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

·        En México se tiene una autoridad autónoma e imparcial: el IFE, y un Tribunal, que con profesionalización resuelve los conflictos, aseguró

·        Dictó la conferencia Evolución de la Justicia Electoral en México

 

México ha registrado importantes logros en materia de justicia electoral e, incluso, ha llegado a ser ejemplo de organización de comicios en el orbe, afirmó en la UNAM Fernando Ojesto Martínez Porcayo, magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

 

En la actualidad se tiene “una autoridad autónoma e imparcial: el Instituto Federal Electoral (IFE) –conformado solamente por ciudadanos, en donde el gobierno no organiza las elecciones–, y un Tribunal que, a través de la profesionalización resuelve los conflictos”. Este mecanismo dual, “es paradigmático en el mundo y, de hecho, se habla ahora del sistema mexicano”, aseveró.

 

El TEPJF “tuvo el honor de presidir la Unión de Organismos Electorales de América Latina” en 1997, recordó, cuando una década antes –en el Curso Interamericano de Derecho Electoral, patrocinado por la Organización de Estados Americanos– no se incluyó a México.

 

Ojesto Martínez dijo estar convencido de que, en general, los conflictos en esta materia no podrían ser resueltos de manera política, sino, como sucede ahora en el territorio, ser sometidos a un escrutinio claro, objetivo y neutral, y a la aplicación experta y profesional de la ley.

 

Al dictar la conferencia Evolución de la Justicia Electoral en México, ante alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, plantel 4, el magistrado aseveró que la regulación legal de los procesos comiciales y las reglas referentes a la solución de controversias, tienen una añeja trayectoria en nuestra historia. “Desde la convocatoria a Cortes de 1810, cuando la Nueva España envió diputados a Sevilla, se han celebrado con toda periodicidad procesos eleccionarios”.

 

Añadió que la justicia electoral mexicana puede dividirse en varios períodos. El primero sería de 1812 a 1856, cuando los diferendos eran dirimidos por el Poder Legislativo. De acuerdo con las constituciones de 1824, 1843 y 1847, esta soberanía era la única con facultades no sólo para calificar las jornadas, sino para interpretar las disposiciones, declarándolas conformes o no a la Carta Magna.

 

Con la vigencia de la Constitución de 1857 se operó un cambio en el Derecho Público patrio al limitar a ese Poder y darle al Judicial una injerencia mayor no sólo en esta materia, sino en el control de la constitucionalidad de las leyes y actos de autoridades. Estas nuevas atribuciones de la Corte se derivaron sobre todo de la influencia que el sistema norteamericano tuvo en los redactores de este texto, refirió.

 

De 1882 a 1977 no hubieron grandes mutaciones, la facultad de dirimir las controversias electorales se dejó a las autoridades designadas y en última instancia a los Colegios Electorales. En realidad, apuntó, durante esta época los comicios fueron un trámite más administrativo, bajo la regulación de la Ley Orgánica Electoral expedida en 1857 y que contenía muchos de los principios que desde Cádiz estaban vigentes.

 

De 1977 a 1996, indicó, la última reforma legal conjugó una añeja tradición de no inmiscuir a la Suprema Corte de Justicia en estas cuestiones, con la exigencia de los partidos, sociedad y estudiosos, relativa a colmar el vacío de protección constitucional y legal de los derechos políticos más elementales de los ciudadanos.

 

Así como el de someter a la Carta Fundamental no sólo las leyes electorales, sino también los actos de las autoridades tanto federales como locales, encargadas de organizar y calificar las jornadas, y en esta fórmula encontró cabida el principio de especialización jurisdiccional, que se había introducido a través de la creación de los anteriores Tribunales Contencioso Electoral y Federal Electoral.

 

Con eso, detalló, se logró un sistema integral que fortalece al Estado de derecho, pues ahora existe una defensa de la Constitución en este rubro, que incluye no solo la posibilidad de desaplicar las normas contrarias al texto constitucional, sino que esta protección se extiende a la posibilidad de dejar sin efectos a los actos y resoluciones de las autoridades electorales, ya sean federales o locales, que vulneran a nuestra Carta Magna.

 

El sistema también colma un viejo vacío, al garantizar jurídicamente el goce y ejercicio de los derechos políticos electorales del ciudadano. Con base en estas consideraciones se tiene la convicción de que este nuevo sistema jurisdiccional es un sólido pilar que coadyuva al avance democrático nacional, concluyó.

 

 

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FOTO 1

 

Fernando Ojesto Martínez Porcayo, magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ofreció a estudiantes de la UNAM la conferencia Evolución de la Justicia Electoral en México.

 

 

FOTO 2.

 

El magistrado Fernando Ojesto Martínez dijo en la UNAM que México ha registrado importantes logros en justicia electoral e, incluso, ha llegado a ser ejemplo de organización de comicios en el orbe.