Boletín
UNAM-DGCS-116
Ciudad Universitaria
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ESTUDIAN EN LA
UNAM HONGOS MICROSCÓPICOS QUE DEGRADAN PETRÓLEO Y PLÁSTICOS
·
Podrían servir como bioindicadores eficientes del
estado y funcionamiento de ecosistemas, informó la investigadora del Instituto
de Biología, María del Carmen González Villaseñor
·
Los
ascomicetes inician los procesos de descomposición de la materia orgánica en
los entornos acuáticos y tienen una función esencial en ciclos biogeoquímicos
·
Participó en el Seminario “Biodiversidad de los
ascomicetes microscópicos de hábitat marinos y de agua dulce de México”,
realizado en el auditorio del Jardín Botánico
Científicos del Instituto de
Biología (IB) de la UNAM estudian los posibles usos de los ascomicetes, hongos
microscópicos capaces de degradar compuestos de petróleo y también de algunos
polímeros complejos, informó la investigadora María del Carmen González
Villaseñor.
Incluso, hay evidencia de que
algunos pueden hacerlo con plásticos, lo cual es una gran promesa desde el
punto de vista biotecnológico, añadió. En todo caso podrían servir como
bioindicadores eficientes del estado y funcionamiento de los ecosistemas.
La experta señaló que su
acción es lenta, pero con la ingeniería genética se podrían “construir”
organismos que se reprodujesen más rápido y fuesen más eficientes en procesos
de degradación.
Pese a su potencialidad,
reveló, en México y el mundo los ascomicetes –que desarrollan una función
ecológica activa en el ambiente marino y de agua dulce– son aún desconocidos. A
escala internacional pocos investigadores los estudian, dado que se ignora su
biología y existen problemas metodológicos, como la dificultad para detectarlos
y extraerlos del ecosistema. En este contexto, el Instituto está a la
vanguardia.
A escala global, dijo, se
conocen alrededor de 80 mil especies de hongos de todos los ambientes, de las
cuales en México sólo se encuentran descritas cerca de siete mil variedades. De
ellas, 4 mil 800 corresponden a macromicetes y mil 910 a micromicetes; de éstas
últimas 30 provienen de escenarios en el mar.
Del total mundial, 444
provienen de un entorno marítimo. En nuestro país sólo se han descrito 62
grupos en pocas exploraciones, lo que significa que hay una biodiversidad alta.
Asimismo, alrededor de mil variedades en el planeta pertenecen o habitan en
ambientes de agua dulce. Sólo seis de ellas se han descrito en la República,
cuatro en Xochimilco, refirió la científica.
Nuestro territorio es vasto e
incluye aguas superficiales y subterráneas, y en los ecosistemas litorales
costeros tiene más de 11 mil kilómetros, inexplorados en su mayor parte no sólo
en playas, sino en manglares, marismas y lagunas costeras, expuso.
En el Seminario “Biodiversidad
de los ascomicetes microscópicos de hábitat marinos y de agua dulce de México”,
realizado en el auditorio del Jardín Botánico, María del Carmen González apuntó
que los ascomicetes inician los procesos de descomposición de la materia
orgánica en los ecosistemas acuáticos y tienen una función esencial en los
ciclos biogeoquímicos de elementos como carbono y nitrógeno.
Si la estructura de sus
comunidades se altera por algún factor natural o antropogénico, los tiempos de
degradación cambian y pierden velocidad, y afectan el comportamiento de los
ecosistemas y, por lo tanto, de toda la cadena trófica, puesto que estos
hongos, junto con las bacterias, forman la base de esa pirámide, sostuvo.
Aunque muchos de ellos pueden causar
enfermedades a plantas, animales acuáticos y al hombre si entra en esos
ambientes, también son fuente potencial de nuevas sustancias químicas activas
con aplicación biotecnológica en áreas
de biorremediación, medicina, alimenticias y agrícolas, entre otras, afirmó.
Detalló que la forma de vida
de esos hongos es como saprofitos, es decir, degradan diferentes tipos de
sustratos compuestos por lignina (presente en la madera), celulosa y queratina
de esqueletos calcáreos de moluscos, crustáceos, corales, algas, pastos
marinos, raíces, tallos, ramas y hojas de mangle, y plantas vasculares. También
de la madera que flota a la deriva y sobre todo, de restos orgánicos asociados
con los granos de arena en las playas.
En el ambiente marino
arenícola también se encuentran especies facultativas de origen terrestre de
mucha importancia; una produce un polímero o plástico biodegradable de
relevancia en la medicina, para trasplantes y reemplazos de algunas partes del
cuerpo, la cual estudia la experta en colaboración de grupos del Instituto de
Ecología y de la Facultad de Química.
Los ascomicetes de agua dulce
son un grupo ecológico con una función similar, reiteró. Se encuentran en
lagunas, lagos, estanques y pantanos (lénticos); además de arroyos o ríos
(lóticos). También en ambientes acuáticos artificiales como presas, albercas,
aljibes, aguas subterráneas o residuales. Tienen distribución mundial.
Su forma de vida es
descomponer la materia orgánica acumulada desde la superficie hasta el fondo,
como restos animales constituidos por quitina y queratina, insectos muertos,
plumas de aves, pelo, residuos vegetales como raíces, ramas y troncos, indicó.
En el IB están por iniciarse
dos proyectos de investigación, uno en ambiente marino y otro en agua dulce. En
el primer caso se trata de estudiar la diversidad de hongos que degradan restos
de lignocelulosa en 10 playas de Cozumel, adelantó.
En agua dulce se pretende
analizar a los que destruyen la madera y comparar la biodiversidad en ambientes
de agua dulce lénticos naturales y artificiales. Se quieren iniciar acciones de
descripción y conservación, al comparar escenarios urbanos, el de Xochimilco y
el de la Laguna de las Ilusiones en Villahermosa, con un natural, en la reserva
ecológica de El Edén, Quintana Roo, aclaró.
Se pretende la creación de una
colección sistematizada y digitalizada de los ascomicetes dulceacuícolas que
degradan la madera en esos ambientes, colección que tendría un uso en estudios
de bioprospección y ecológicos, enfatizó.
Hasta ahora se conservan y
registran deshidratados. Por ejemplo, los marinos se guardan con la arena y los
de agua dulce en bloques de madera. Ambos están integrados en la colección de
hongos del IB, que forma parte del Herbario Nacional, abundó.
Ahora, se trata de “obtener
recursos para implementar una colección de cultivos vivos, de ascomicetes de
esos ambientes acuáticos, grupo que promete mucho desde el punto de vista
biotecnológico, ya que de una sola especie se obtuvieron alrededor de 19
sustancias químicas nuevas para la ciencia, con aplicaciones agrícolas, de
control de patógenos, insectos, nemátodos y otros hongos, además de poseer
importancia farmacológica. Existe un gran potencial”, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
María del Carmen González Villaseñor, investigadora
del Instituto de Biología de la UNAM, recordó que los ascomicetes son capaces
de degradar compuestos de petróleo y polímeros complejos.
FOTO 02
Algunos hongos ascomicetes podrían descomponer los
plásticos, lo cual es una gran promesa biotecnológica, señaló la investigadora
de la UNAM María del Carmen Villaseñor.
FOTO 03.
Los ascomicetes inician los procesos de descomposición
de la materia orgánica en los ecosistemas acuáticos, y participan en los ciclos
de carbono y nitrógeno, señalaron científicos de la UNAM.