12:00 hrs.  9 de Febrero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-101

Ciudad Universitaria

 

 

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INGRESA INVESTIGADORA DE LA UNAM A LA ACADEMIA MEXICANA DE LA HISTORIA

 

·        Virginia Guedea Rincón Gallardo, académica del Instituto de Investigaciones Históricas, se incorporó como miembro de Número

·        Por los méritos desarrollados a lo largo de una carrera que alcanza ya cuatro decenios

·        Gisela von Wobeser y Álvaro Matute Aguirre, directora y secretario de dicho organismo, respectivamente, reconocieron su relevante trayectoria

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Virginia Guedea Rincón Gallardo, académica del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, ingresó a la Academia Mexicana de la Historia como miembro de Número –la más alta representación–, por los méritos desarrollados a lo largo de una carrera que alcanza ya cuatro decenios.

 

Gisela von Wobeser y Álvaro Matute Aguirre, directora y secretario de dicho organismo, respectivamente, anunciaron su incorporación, al haberse reconocido su relevante trayectoria.

 

Al recibir el nombramiento, Virginia Guedea resaltó a la Universidad Nacional, y en particular al Instituto, “por haber constituido el generoso y estimulante espacio que ha dado cabida y apoyo a mis trabajos”.

 

En presencia de la coordinadora de Humanidades de la UNAM, Mari Carmen Serra Puche, directores de entidades universitarias y colegas, indicó que la historia política, aquella que se ocupa de las actividades que tienen que ver con el poder público, tanto en lo que se refiere a su adquisición y estructura como a su distribución y ejercicio, ha constituido su principal interés.

 

De ahí, explicó, ha centrado su atención en la intensa y novedosa vida política que se desarrolló durante los últimos años de la Nueva España, dentro y fuera del sistema de la Colonia.

 

En su discurso de ingreso a este cargo vitalicio, Virginia Guedea presentó el avance de una investigación que inició hace apenas unos meses. Se trata, dijo, de un primer acercamiento al estudio de quienes sostuvieron y defendieron al régimen colonial durante el proceso de emancipación.

 

Precisó que se busca dar respuesta a una pregunta fundamental para llegar a entenderlos: la de cómo, para justificar el régimen que sostenían, y por ende justificarse y defenderse a sí mismos, se vieron obligados a utilizar la historia, en particular la novohispana.

 

Para acercarse a este estudio, detalló, ha seleccionado hasta el momento setenta documentos, de autores de procedencia diversa, cuya mayoría corresponde a los años 1810 y 1811. Los textos ofrecen una recreación histórica plural y múltiple, ya que no se encuentra una concepción única del pasado, sino diferentes y a veces hasta contradictorias reconstrucciones de él.

 

Expuso que a los casi doscientos años del inicio del proceso de Independencia, la búsqueda de nuevas temáticas de trabajo, de novedosas perspectivas para abordarlo y de nuevos planteamientos  para su análisis, parece obligada.

 

Frente a ello, propuso el rescate del estudio del “otro” o, más bien, de los “otros” involucrados en ese proceso del que fueron actores principales, el de los defensores de la condición colonial de la Nueva España, “quienes no por haber resultado perdedores dejan de formar parte de la historia de México”.

 

Insistió en que para llegar a entender a estos personajes es indispensable conocer la utilización que de la historia hicieron para justificar su postura, ya que en sus escritos se percibe, a semejanza de lo que ocurre con los producidos por la insurgencia, la idea de que el devenir sirve de apoyo a un derecho.

 

Indicó que a pesar de la enorme diversidad que se encontró en las distintas construcciones historiográficas que contienen, todos estos textos tuvieron un mismo propósito: hacer uso ideológico del pasado para legitimar y sustentar su posición. Que haya sido la de quienes resultaron perdedores no la hace menos digna de ser abordada.

 

“Después de más de cuarenta años de interesarme en quienes, ya como contestatarios, ya como insurrectos, lucharon por sacudirse la condición colonial durante los años de la Nueva España, me queda claro que para entenderlos de modo más cabal debo interesarme también por los que se opusieron a ellos. Es tiempo de intentar explicarlos y de colocarlos en el lugar que les corresponde en la historia mexicana”, afirmó.

 

Al dar respuesta al discurso, Álvaro Matute destacó los rasgos que más distinguen a Virginia Guedea: su vocación de historiadora y sus fidelidades temáticas e institucionales. Lo expresado  en su proyecto y en el avance que compartió, significa progreso en una conciencia  histórica que rehuye la catarsis antes de enfrentarla.

 

“Nuestro mejor deseo es que no permanezca aislado su intento de hacer partícipes a muchos de la inclusión de lo excluyente en un discurso histórico sano. Sin embargo, su aceptación atravesará un camino espinoso”, aseveró.

 

Lo importante y significativo, abundó, es tomar las dos historias y fundirlas. Un cotejo a doscientos años de los sucesos permitirá medir la madurez de la conciencia nacional.

 

“El resultado previsible es que, como siempre,  habrá minorías que la comprendan, pero quedará un largo trayecto para que llegue a mayores capas de la población. La misión del historiador no es otra que abrir brechas como la que ahora recupera la nueva integrante  de esta Academia Mexicana de la Historia”, expresó.

 

Por su parte, Gisela von Wobeser destacó datos curriculares de Virginia Guedea, quien obtuvo la licenciatura en Historia por la Universidad Iberoamericana y el doctorado por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

 

Ha sido investigadora del IIIH y profesora de asignatura a nivel licenciatura y posgrado en la FFyL. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, con el nivel II. Ha impartido varios cursos y diplomados, tanto en México como en la Universidad de California, Estados Unidos.

 

Fue directora del IIH. Pertenece al Consejo Consultivo del Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y al Consejo Asesor del Archivo General de la Nación.

 

Entre las distinciones obtenidas destacan la mención honorífica por sus exámenes de licenciatura y de doctorado. Además fue becada como residente en el Study Conference Center de la Fundación Rockefeller en Villa Sierbelloni, en Bellagio, Italia. Ha sido autora de numerosos capítulos en libros y artículos en revistas especializadas y de divulgación.

 

A ellos se suma la compilación y coordinación de más de una docena de libros, entre los cuales sobresalen: En busca de un gobierno alterno: los Guadalupes de México; La Insurgencia en el Departamento del Norte: los Llanos de Apan y la Sierra de Puebla, 1810-1816; la edición crítica del libro Memorias de la Revolución Mexicana, de William David Robinson, y un relato de la expedición del general Xavier Mina.

 

La Academia fue fundada en 1919 y tiene actualmente 28 miembros de Número. Pertenecen a ella los más notables historiadores del país, con el propósito de desarrollar una labor intensa en cuanto a la difusión del conocimiento histórico, entre quienes se cuenta a personalidades como Ernesto de la Torre Villar, Silvio Zavala, Andrés Lira González, Enrique Krauze, Clementina Díaz y de Ovando, Mercedes de la Garza, Jorge Alberto Manrique, Ida Rodríguez Prampolini, Moisés González Navarro y Elisa Vargaslugo.

 

Además, Álvaro Matute Aguirre, Elías Trabulse, Eduardo Matos Moctezuma, Manuel Ceballos Ramírez, Enrique Florescano, Miguel León-Portilla, Josefina Zoraida Vázquez Vera, Bernardo García Martínez, David Piñera, e Israel Cavazos Garza.

 

De igual modo, Carlos Herrejón Peredo, Ma. de los Ángeles Romero Frizzi, Mauricio Beuchot, Gisela von Wobeser, Josefina Muriel, José Luis Martínez, Jean Meyer y José María Muriá.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

Virginia Guedea Rincón Gallardo, académica del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, ingresó a la Academia Mexicana de la Historia como miembro de Número.

 

 

FOTO 02

 

Álvaro Matute otorga a Virginia Guedea, adscrita al IIH de la UNAM, la constancia de ingreso a la Academia Mexicana de la Historia. A su lado, Gisela von Wobeser, presidenta de ese organismo.