Boletín
UNAM-DGCS-083
Ciudad Universitaria
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final del boletín
EXPERIMENTAN
MÉXICO Y EL MUNDO DECAIMIENTO DE LA
VIDA RELIGIOSA
·
Señaló Alejandro Tomasini Bassols, adscrito al
Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM
· Las instituciones milenarias han dejado un gran vacío y la gente consume productos religiosos pobres, dijo
·
Los especialistas Concepción Ruiz Ruiz-Funes
y Alfonso Bonilla participaron también en la mesa redonda “El papel de la
ciencia y la religión en nuestros días”, organizada por el CEIICH
México y el mundo experimentan
un decaimiento en la vida espiritual de sus poblaciones, debido a que las
instituciones milenarias han dejado un gran vacío y la gente consume productos
religiosos pobres, señaló Alejandro Tomasini Bassols, adscrito al Instituto de
Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
Durante su intervención en la mesa
redonda “El papel de la ciencia y la religión en nuestros días”, organizada por
el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(CEIICH), resaltó que al ser rebasados los objetivos de las instituciones de
culto estas expresiones asemejan a un páramo, un gran desierto en este sentido.
No obstante, puntualizó, hoy empiezan a
sentarse las bases de la religión del futuro, la cual no deberá estar institucionalizada
ni en conflicto con el conocimiento, no de “tortura y de suplicios, sino de
alegría y de paz”.
Se precisa en todo caso, de “un producto
humano que le dé colorido a la vida, la oriente y permita expresar multitud de
sentimientos y emociones, que guíe y norme la conducta”, aseveró.
No obstante, abundó Tomasini
Bassols, las instituciones religiosas bloquean su potencial desarrollo, pese a
que ya no están a la altura de sus funciones y no cumplen con la misión que
desempeñaron en los siglos X y XI. Además, hay gran hambre espiritual, la gente
no sabe dónde buscar, y prueba nuevas escuelas y tendencias.
Recordó que la existencia
humana no está reconstruida por datos de la biología y psicología; hay algo
más, una actitud, toma de conciencia y deseos; y ahí es donde esta
manifestación entra en juego.
Pero cuando no cumple con eso
está diluida y el individuo no queda satisfecho. También hay pobreza
espiritual, porque así como hay miseria material, también hay gente que busca
un lenguaje que le permita expresar esta perspectiva, que le indique cómo
enfrentarse a los hechos del mundo, cómo normar su vida, de forma que no entre
en conflicto con el conocimiento, apuntó.
Destacó que la religión tradicional en
nuestro país no es pura, sino implantada, resultado de un proceso de
asimilación de la doctrina cristiana en la idiosincrasia de las religiones
autóctonas.
Su expresión actual es tercermundista,
está copiada, amalgamada, y se traduce en una serie de doctrinas con
pretensiones cognitivas espurias que dan como resultado una forma de pensar
primitiva y grotesca. Por ejemplo, enfatizó, hoy proliferan el culto a la
“santa muerte”, las apariciones de la virgen en las estaciones del metro, y el
chupacabras. Todo ello no deja de ser representativo.
En su oportunidad, Concepción
Ruiz Ruiz-Funes, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, aclaró
que la religión y la ciencia son dos discursos bien articulados. La segunda es
un relato no natural, dotado de una estructura que lo hace ser normal, que le
permite describir aquello que los lenguajes naturales o coloquiales no pueden.
Por ello, es una piedra angular para explicar la realidad.
La religión, en cambio, como
estructura formal, es natural. Ésta se aboca a la subjetividad del ser humano,
pero no cuenta con bases para describir la realidad como su contraparte. No
tiene nada que hacer en la explicación cognitiva del mundo, por lo que debería
retirarse de dichas interpretaciones y dedicarse a aquello para lo que fue
creada. Es decir, ante la imperiosa necesidad de una cultura científica se
vuelve una barrera a vencer, reconoció.
Concepción Ruiz alertó sobre
el analfabetismo científico, que a diferencia de otras épocas, se debe combatir
de manera imperiosa. No se puede tener “una población que desconozca qué es el
calentamiento global o la reducción de la capa de ozono; que las jóvenes de 18
años no sepan sobre el virus del papiloma y lo que les puede ocasionar”.
Es más peligroso que nunca en
la historia de la humanidad. Es crucial erradicarlo y la única manera de
hacerlo es “a través de la divulgación y la enseñanza de la ciencia, así como
la generación de una cultura científica”, sentenció.
Por su parte, Alfonso Bonilla,
del Centro Universitario Cultural, comentó que la sociedad actual se mueve en
la desconfianza de las instituciones, la religión y la ciencia. Ello provoca no
sólo que sea crítica con ellas, sino que es empujada a reflexionar y dar razón
de lo que cree.
La colectividad obliga a que
los cultos den razón de sus contenidos y a que los paradigmas también compruebe
sus postulados. Esa es la base de toda investigación. Así, el diálogo que puede
establecerse debe darse en el ámbito de la creencia, sobre lo que éticamente se
entiende y vive como paz, libertad y vida común, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01.
Alejandro
Tomasini Bassols, del IIF de la UNAM, señaló que México y el mundo experimentan
un decaimiento en la vida espiritual de sus poblaciones. Le acompaña Concha
Ruiz.
FOTO 02
El especialista
Alfonso Bonilla indicó en la UNAM que la sociedad actual se mueve en la
desconfianza de las instituciones, la religión y la ciencia. Ello provoca a
reflexionar y dar razón de lo que cree.