14:00 hrs.  24 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-059

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

ES LA BIOTECNOLOGÍA LA MEJOR OPCIÓN DE MÉXICO PARA AFRONTAR SUS PROBLEMAS

 

·        Afirmó Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM, quien reconoció que al igual que otras tecnologías ésta no se encuentra libre de riesgos

·        Diego Valadés, director del IIJ, sostuvo que el proceso de cambio que se registra en el sector salud en el mundo no tiene precedente en ninguna otra área del derecho

·        En ciertas áreas del Legislativo parece haber prisa en legislar, resaltó Guillermo Soberón, presidente emérito de FUNSALUD

·        Participaron en el Congreso Internacional de Salud y Derecho, organizado por el IIJ

 

La biotecnología es la mejor opción de nuestro país para contender con muchos de los problemas que lo aquejan, como la contaminación de los recursos ambientales y la destrucción de la biodiversidad, reconoció Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM.

 

Al participar en el Congreso Internacional de Salud y Derecho, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) –que fue inaugurado por su  titular, Diego Valadés, acompañado por el ex rector Guillermo Soberón– subrayó que, al igual que cualquier otra tecnología, la biológica no está libre de riesgos; sin embargo, “de no utilizar biotecnología para resolver muchas demandas éstos son mayores”.

 

Con más de 100 millones de personas, México afronta retos extraordinarios para proporcionar a sus habitantes servicios y condiciones necesarios para una vida digna, como la demanda de alimentos sanos y nutritivos, medicamentos, además de atención moderna en salud, y un medio ambiente no contaminado, a la par del cuidado en el uso de la biodiversidad.

 

No obstante, el investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM y Premio Príncipe de Asturias 1991, destacó la preocupación de muchos sectores por el uso de los organismos genéticamente modificados (OGM).

 

“Como sociedad debemos analizar con responsabilidad la construcción y posible uso de cada OGM, si bien las tecnologías biológicas que incluyen el uso de estos organismos y sus productos son la mejor apuesta para contender con muchas de las demandas y problemas relevantes que enfrentamos”.

 

Dijo que no es concebible lograr competitividad en diversas áreas sin utilizar y desarrollar OGM. Además, los posibles efectos adversos que se anticipan son de magnitud y severidad mucho menor a los que ya ocurren con otras alternativas, como los pesticidas.

 

En el auditorio Héctor Fix-Zamudio del IIJ, Bolívar Zapata aseveró que México cuenta con un capital importante para impulsar la biotecnología moderna y transformarla en una palanca fundamental de su desarrollo. Sin embargo, falta mucho para consolidarla, en particular en el sector industrial.

 

Es necesario que en el país se desarrolle una cultura más amplia en bioseguridad, para dar cabida al establecimiento de medidas y acciones de evaluación de riesgo y monitoreo de los impactos de los productos químicos biológicos en todos los sectores de la actividad, incluyendo el uso de los transgénicos.

 

Un paso importante en esa dirección es el establecimiento de la Ley de Bioseguridad para el manejo de los OGM, que sienta las bases y el marco jurídico que garantiza la protección del medio ambiente, la biodiversidad, la salud humana y la sanidad vegetal y animal.

Apuntó que desde hace 30 años en el planeta se utilizan los OGM, lo que ha permitido resolver demandas importantes de la sociedad, sobre todo en el área de la salud, con la generación de gran cantidad de medicamentos nuevos. Además, a la fecha nadie ha muerto o enfermado gravemente por el uso de estos organismos.

 

En la inauguración del Congreso, Diego Valadés, director del IIJ, sostuvo que el proceso de cambio que se registra en el sector salud en el mundo no tiene precedente en ninguna otra área del derecho. Esto permite presenciar un panorama enriquecedor, porque hoy se puede encontrar la coexistencia de normas establecidas y vigentes desde hace más de 20 siglos, con otras que se están fraguando apenas o se vislumbran para el futuro.

 

Agregó que hay una serie de cambios que imprimen un renovado perfil a la estructura jurídica en México y en el mundo, derivada básicamente de las relaciones profundas con las ciencias de la salud y con las aportaciones que los científicos realizan en esta área.

 

“Estamos en una etapa que se puede considerar brillante. Nos está tocando vivir una época que será clave en las relaciones entre ciencia y norma, en especial en el ámbito de la salud y del derecho”, apuntó.

 

Por ello, abundó Diego Valadés, este tipo de congresos permiten estar al corriente de los procesos que se dan en el cambio cultural de México y del mundo, y porque también facilitan una nueva forma o método de investigación que nos comunica con especialistas de otras áreas, además de las propias correspondientes al derecho.

 

En su oportunidad, Guillermo Soberón, presidente emérito de la Fundación Mexicana para la Salud (FUNSALUD), comentó que a veces en ciertas áreas del Poder Legislativo parece haber prisa en legislar, lo cual lleva por riesgo la falta de tiempo para discutir temas y ventilarlos ante la sociedad y con los grupos más involucrados.

 

Ello parecería, añadió, cierto oportunismo de los partidos que propician las iniciativas, de querer aprobar en términos que convienen más a sus intereses. Pero se deberían dar lapsos adecuados para impulsar ese diálogo, tan necesario en el ámbito de la bioética.

 

El ex rector de la UNAM consideró indispensable que en sociedades plurales como la nuestra se discutan más a fondo ciertos temas, a fin de recoger diversos puntos de vista que enriquezcan el conocimiento de estas áreas.

 

Por su parte, Ingrid Brena Sesma, investigadora del IIJ, indicó que las modificaciones en la relación médico-paciente, la participación de seres humanos en investigaciones médicas y genómicas, así como la posibilidad de donar órganos, conlleva una preocupación por el respeto a la autonomía de las personas, en especial la situación de los menores.

 

Subrayó que la medicina genómica promete mejoras sustanciales en el tratamiento para la salud de la población. Frente a esta oferta debemos mostrar una actitud prudente, la cual nos lleva al análisis tanto de aspectos positivos como las críticas que pudieran plantearse a esta nueva rama de la medicina.

 

Dijo que lo mismo ocurre con la utilización y manipulación del genoma humano, que si bien podrán producir beneficios también son susceptibles de generar daños a los individuos, a una colectividad o incluso a la especie.

 

Por último, Carlos Romeo Casabona, de la Universidad de Deusto, España, comentó que los progresos científicos que se registran en el campo de la medicina, y a favor de ella en el de la biología, especialmente la molecular, no son ajenos al derecho.

 

En estos momentos, en los que se debaten temas relacionados con aspectos científicos y sus aplicaciones en la salud, se deben determinar las relaciones existentes entre la ciencia y la tecnología, por un lado, y el derecho por el otro.

 

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Foto 1

Diego Valadés, director del IIJ, destacó diversos cambios que imprimen un perfil renovado a la estructura jurídica en México y el mundo, derivada de las relaciones con las ciencias de la salud.

 

Foto 2.

En el auditorio Héctor Fix-Zamudio del IIJ se realiza el Congreso Internacional de Salud y Derecho, en el que participan especialistas de México y el extranjero.

 

Foto 3

Para el catedrático de la Universidad de Deusto, España, Carlos Romeo Casabona, los progresos científicos que se registran en el campo de la medicina no son ajenos al derecho.

 

Foto 4

El ex rector de la UNAM Guillermo Soberón inauguró el Congreso Internacional de Salud y Derecho, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas.

 

Foto 5

Las modificaciones en la relación médico-paciente y la posibilidad de donar órganos conlleva una preocupación por el respeto a la autonomía de las personas: Ingrid Brena, investigadora del IIJ.

 

Foto 6

 

Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM, dijo que México tiene un capital importante para impulsar la biotecnología moderna y transformarla en una palanca fundamental de su desarrollo.