Boletín
UNAM-DGCS-048
Ciudad
Universitaria
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Indicó Jacinto Rodríguez Gaspar, profesor de
la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM
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Lo que constituye el mayor desfalco contra
los clientes de la banca, de ahí la importancia de emplear el cómputo forense
para detectarlos, explicó
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Esta especialidad, dijo, consiste en aplicar
técnicas científicas y analíticas para identificar, preservar, analizar y presentar
pruebas digitales en causas judiciales
Los
fraudes electrónicos suponen pérdidas de hasta 10 mil millones de dólares para
las compañías en todo el mundo, lo que constituye el mayor desfalco contra los
clientes de la banca, de ahí la importancia de emplear el cómputo forense para
detectarlos, indicó Jacinto Rodríguez Gaspar, profesor de la Facultad de
Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.
Esta especialidad, explicó el académico, consiste en aplicar técnicas
científicas y analíticas a la infraestructura computacional para identificar,
preservar, analizar y presentar pruebas digitales que apoyen o refuercen causas
judiciales contra los delitos.
Asimismo, analiza la información de los equipos personales, cámaras
digitales, discos duros, tarjetas de memoria, impresoras, celulares, entre
otros dispositivos en los cuales se puede identificar el origen de un virus, la
alteración de un documento o el bloqueo en el envío de datos, afirmó durante la
conferencia Los fraudes y el cómputo forense.
Hoy en día, añadió, las infracciones más comunes por este medio son los
fraudes electrónicos y el robo de información, si se considera como la pérdida
de propiedad intelectual de la que son víctimas 80 por ciento de las empresas.
Ante esta situación, destacó Rodríguez Gaspar, el profesional contable
tiene un nuevo nicho de desarrollo, ya que se puede abocar a la detección de
este tipo de transgresiones mediante el cómputo forense, a fin de registrar la
evidencia digital, de dónde y cómo se guarda la información en el dispositivo a
tratar, es decir, en qué formato, mediante qué procesos se puede recuperar y
qué tecnología necesita para extraerla.
Los principios que aseguran su éxito, detalló, radican en minimizar la
pérdida de contenido, documentar todo, examinar lo recolectado –fundamento para
realizar el rescate, procesamiento e interpretación de datos, así como afinar
fecha y número de casos y mantener intacto lo encontrado–, incluir un análisis
por un perito especializado, además de indicar los procesos utilizados.
Los resultados generados, señaló, deben derivarse de una investigación
que cumpla con todos los requisitos que exige la ley, ya que de no hacerlo los
resultados serán considerados inadmisibles o dudosos. Siempre, dijo, es
importante tener un respaldo para evitar su volatilidad y poseer un archivo de
preservación, del cual hay que hacer un análisis minucioso de la información y
evitar modificar la evidencia.
Aclaró también que el fraude, desde el punto de vista etimológico,
significa engaño, acción contraria a la verdad o a la rectitud, mientras que el
Código Penal enuncia que comete este delito quien engaña a uno o se aprovecha
del error en que éste se ubica, por lo que se hace ilícitamente de alguna cosa
o alcanza un lucro indebido.
Es una actividad clandestina que puede cometer un empleado con el
propósito de obtener un beneficio directo o indirecto, por lo que le cuesta a
la organización ingresos activos o reservas; en promedio dos millones de
dólares, agregó.
Precisó que el caso típico consiste en la presentación de datos falsos
que ofrece un directivo a acreedores o banqueros sobre la situación financiera
de su negocio, es decir, muestra elementos erróneos para lograr préstamos que
seguramente no obtendría de otra manera.
En este contexto, concluyó, es fundamental crear una cultura para
detectar esas situaciones irregulares, la cual debe incluir la obligación de
guardar las bitácoras (logs), exigir a los administradores de los sistemas
mantenerlas, aplicar tratados, normas y leyes internacionales sobre seguridad,
así como dar legalidad a los resultados obtenidos en el cómputo forense.
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