06:00 hrs.  7 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-019

Ciudad Universitaria

 

 

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FORMAN PARTE CENTRAL DE LA ESTRATEGIA MILITAR, LAS ARMAS TERMONUCLEARES

 

·        En Estados Unidos, Rusia, OTAN, Francia, Inglaterra, China e Israel gozan de un apoyo popular masivo: Carlos F. Bunge, del Instituto de Física de la UNAM

·        Daniel Cazés Menache, director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, recordó la explosión atómica en Hiroshima

·        Ryosuke Yamakura, primer secretario y jefe del Departamento Político de la Embajada de Japón en México, aseveró que ese país se ha alejado de cualquier participación en guerras o convocarlas

 

Las armas termonucleares forman parte central de la estrategia militar de todas las naciones y organizaciones que las poseen y producen, afirmó Carlos F. Bunge, del Instituto de Física de la UNAM, acompañado por Daniel Cazés Menache, director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).

 

En Estados Unidos, Rusia, OTAN, Francia, Inglaterra, China e Israel, las armas nucleares gozan de un apoyo popular masivo. A decir del académico, esto se debe a cuatro aspectos fundamentales: el primero, casi toda frontera es hoy defendible de manera efectiva con instrumentos nucleares de un kilotón (Kt), esto es, un doceavo del poder explosivo que destruyó Hiroshima; segundo, la defensa, por parecer convincente, también es disuasiva, evitando así aventuras oportunistas.

El tercero, se refiere a que el costo de una defensa termonuclear es menor que el de una convencional; y cuatro: existe un Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares que asegura un monopolio unilateral, indicó en el Ciclo de mesas de trabajo Modernidad: los holocaustos, organizado por el CEIICH.

 

La otra cara de la moneda, dijo, es que las armas de mayor poder explosivo, de hasta 500 Kt, verdaderas fuentes de genocidio, si llegaran a usarse, causarían daños incalculables en todo el mundo, poniendo en riesgo la sobrevivencia de la especie humana.

 

Por el TNP, los países nucleares se comprometen a no proporcionar ni facilitar la adquisición de armas nucleares a países no poseedores, y viceversa, se comprometen a no solicitar ni desarrollarlas. Aunque es necesario agregar una cláusula que garantice la protección de las naciones de ataques convencionales o nucleares de otros países, detalló.

 

Este Tratado ha logrado enormes reducciones de los arsenales más peligrosos, con el fin de desterrar la posibilidad de un holocausto: el frío, oscuridad, radiactividad, pirotoxinas y ultravioleta que como resultado del uso de una fracción de ellos pondrían en entredicho la viabilidad de los sobrevivientes de una implacable catástrofe, destacó en el Auditorio de esta entidad universitaria.

 

A su vez, Carlos Uscanga, del Centro de Relaciones Internacionales, de la FCPyS de la UNAM, apuntó que luego de los sesenta años de la decisión de Estados Unidos de lanzar la bomba atómica en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, debe reflexionarse en el drama humano generado por la ola expansiva del calor radioactivo.

 

Como ironía del destino, Japón ha honrado y recordado a sus muertos de esos días del verano del 45, pero todavía falta mucho que hacer para atender el sufrimiento de los ya pocos sobrevivientes y sus descendientes. Se estima, que aunque no hay datos exactos, que en las dos ciudades murieron de manera directa y por los efectos radiactivos alrededor de 200 mil personas, puntualizó.

 

 

 

El caos después de la explosión impidió una reacción inmediata por parte del gobierno japonés, al quedar en un estado de parálisis y de incertidumbre sobre lo sucedido. Las noticias de la magnitud de la destrucción no tenían referencia con la capacidad de aniquilación del armamento conocido en ese momento. Después del evento en el valle de Urakami en la ciudad de Nagasaki, se confirmó su letalidad, dijo.

 

Alrededor de 300 mil afectados son reconocidos de manera oficial, pero se piensa que hay un número importante de víctimas no declaradas por temor a la discriminación. Muchos de ellos son extranjeros que decidieron regresar a sus lugares de origen, reveló.

 

En este contexto Daniel Cázes Menache, director del CEIICH recordó los hechos: "El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 se lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, por orden del presidente Harry S. Truman. Así se inició la era nuclear. Una nube de gases en forma de un enorme hongo en asenso transformó a la desesperanza en perspectiva universal de la humanidad”.

 

Entre 1500 y 3000 metros a la redonda de la vertical de explosión la temperatura llegó a hasta 300,000 grados centígrados, el asfalto se hizo líquido, el viento sopló a 1200 km/hr, las construcciones desaparecieron sin dejar más huella que su propio polvo, y sus cristales fueron proyectados en añicos hasta 12 km de distancia. Todo cuanto había estaba pulverizado o calcinado, relató.

 

En las seis décadas que nos separan de las explosiones experimentales de Alamo Gordo, Hiroshima y Nagasaki, agregó Daniel Cazés, la tecnología bélica nuclear se ha desarrollado a paso veloz. Son doce los países que pueden utilizar armas nucleares, son tantas y tienen tanto poder destructivo que podrían destrozar totalmente el planeta 10 veces, alertó.

 

 

 

 

 

Por su parte, Ryosuke Yamakura, primer secretario y jefe del Departamento Político de la Embajada de Japón en México, aseveró: "Nuestro país es el único que ha sufrido el lanzamiento de la bomba atómica. Desde este hecho, se ha alejado de cualquier participación en guerras o convocarlas. Pero sí tenemos un mecanismo de autodefensa. En el caso de que algunos países nos ataquen vamos a defendernos".

 

Agregó que actualmente la nación nipona envía ayuda militar a Afganistán, no para combatir la guerra civil sino para brindar ayuda humanitaria. Por ejemplo, en la construcción de carreteras, la instalación de agua potable, etc.

 

Por su parte John Saxe-Fernández, del CEIICH, destacó que después del colapso soviético y en momentos en que, en palabras de Colin Powell, Estados Unidos de América empezó a sufrir un "déficit de enemigos", la condición estratégica del "stand off" se mantuvo impertérrita, al menos en el sentido de que los avances y las disponibilidades tecnológicas de ambas potencias, sigue siendo de dimensiones colosales. EUA actualmente posee 4,500 armas nucleares estratégicas ofensivas y Rusia 3,800.

 

Como es sabido el club atómico se amplió a lo largo de estas décadas, incluyendo a Francia, Inglaterra, China y más recientemente a India y Pakistán, que en su conjunto suman entre 200 y 400 armas. Todo esto sin incluir el armamento que se conoce como "táctico", agregó.

 

Después del fin de la Guerra Fría, afirmó Saxe-Fernández, la carrera armamentista y su modernización nuclear y balística prosiguió bajo el impulso de Washington.

 

Recordó que el 26 de enero del 2003, William Arkin, dio a conocer desde Los Angeles Times, que el gobierno de Bush "se estaba preparando para el posible uso de armas nucleares contra Irak".

 

Citando a múltiples fuentes, el periodista indicó que en el Comando Estratégico (Stratcom) en Omaha y dentro de las "células de planeación" del Estado Mayor, se examinaban las listas de blancos, se consideraban las opciones y procedimientos para darle un papel a los armamentos nucleares en "la nueva doctrina de autodefensa anticipatoria" o "guerra preventiva", anunciada como parte central de la "Estrategia de Seguridad Nacional" de septiembre de 2002.

 

En ese documento se plantea que EUA "debe detener a los estados delincuentes y sus clientes terroristas, antes de que sean capaces de amenazar o usar armas de destrucción masiva contra ellos y sus aliados", precisó.

 

Desde su arribo a la Casa Blanca, prosiguió Saxe-Fernández, el equipo de Bush ha insistido en ampliar los presupuestos para la modernización nuclear, especialmente para la investigación y desarrollo de las "mini-nukes", pequeños dispositivos.

 

En 2005 se solicitaron más de 8 millones de dólares para continuar un programa armamentista que se conoce como Rubust Nuclear Earth Penetrador (RNEP). Esta política muestra una notable continuidad con el terrorismo de Estado inaugurado por Truman el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima y Nagasaki, concluyó.

 

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En el CEIICH de la UNAM se llevó a cabo el Ciclo de mesas de trabajo Modernidad: los holocaustos, organizado por esa entidad universitaria.