11:00 hrs.  6 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-017

Ciudad Universitaria

 

 

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DEPOSITARON LOS MAYAS EN EL SOL EL PODER SAGRADO DEL COSMOS

 

·        Afirmó Mercedes de la Garza, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM

·        El culto solar derivó de la conciencia y conocimiento de su importancia en la fertilidad de la naturaleza, precisó

·        Dictó la conferencia magistral El Sol, señor del tiempo y de la vida en la religión maya

 

Los mayas depositaron en el Sol el poder sagrado del cosmos, al darse cuenta de su enorme papel astronómico y biológico, afirmó Mercedes de la Garza, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl) de la UNAM.

 

Al dictar la conferencia magistral El Sol, señor del tiempo y de la vida en la religión maya, la especialista explicó que el culto solar derivó de la conciencia y conocimiento de su importancia en la fertilidad de la naturaleza. El gran desarrollo de su observación celeste influyó en todos los aspectos de la vida y del establecimiento de un fuerte poder político, entendido como la responsabilidad humana de procurar el orden y la vida del cosmos.

 

También hay evidencias de su preciso saber sobre el ciclo anual, el cual calcularon en 365 días con un error de 17.28 segundos, en relación con el año trópico; así como de la significación de los equinoccios y solsticios para concebir los cuatro rumbos cósmicos, es decir, la estructura del universo, puntualizó en el Aula Magna del IIFl.

 

El astro no sólo hacía el tiempo, sino también el espacio. Su periodo anual y diario determina el movimiento, la sucesión de días y noches y las cuatro estaciones, pero también las cuatro regiones de lo existente, indicó.

 

Como se puede apreciar, añadió, también desde la perspectiva de las creencias cosmológicas que derivaron de las prácticas astronómicas, el Sol fue la encarnación del poder divino supremo, el encargado de transmitir el dominio sagrado del dragón al cielo, a la Tierra y al ultramundo.

 

Este culto se incrementó también con el desarrollo político de los mayas. Su presencia es evidente sobre todo en el arte plástico, donde se aprecia la identificación del gobernante con esta estrella, entendida como centro o eje del culto humano tal como lo es del cosmos íntegro, destacó.

 

Así, mencionó, recibe facultades para avasallar. En sus ritos se muestra esa identificación y, en ese contexto, el rey es simbólicamente el Sol del sacrificio humano. En suma, impregna todos los niveles del cosmos; el dios que integra todos los contrarios; el access mundi y que consagra a los poderosos como ejes de la adoración, subrayó.

 

Mercedes de la Garza aseveró que las representaciones de las distintas deidades mayas pueden interpretarse como manifestaciones o epifanías de fuerza naturales, las cuales a su vez son encarnaciones de una energía sagrada suprema, invisible e impalpable.

 

Incluso, hay algunos datos que pudieran aludir a ello, y expresan que los mayas no fueron idólatras como los calificaron los españoles, sostuvo.

 

Ubicar a los dioses en casilleros separados, claramente definidos a la manera del pensamiento racionalista y positivista occidental, expresa una falta de comprensión de la multiplicidad de símbolos religiosos y de la contribución y ambivalencia que las creencias suelen tener en las expresiones de vivencia de lo sagrado: mitos, ritos, imágenes y símbolos, refirió.

 

En el caso de las figuras divinas de los mayas, indicó, la presencia de rasgos denota, de manera frecuente, sus funciones, las cuales de ningún modo son unívocas.

 

Si se parte del conocimiento básico de la polisemia del símbolo religioso y señaladamente en esta civilización, “entonces es válido proponer que entre las múltiples manifestaciones del dragón que abarcan al cosmos íntegro, se encuentra precisamente el Sol”.

 

Los nombres que los mayas yucatecos le dieron son precisamente una confirmación de su liga con esta criatura mítica. “En el arte, el dios solar se representa como un rostro con grandes ojos cuadrangulares con pupila en forma de bolita, como las de las imágenes de las serpientes, y muchas veces con un glifo que es una flor de cuatro pétalos”, expresó.

 

En los códices, es el llamado dios G. En dos de los tres documentos existentes aparece como un anciano y en la escritura, en las variantes de cabeza del número cuatro, se encuentran sus más claras representaciones, dijo.

 

A éste, acotó, se le asocian varios animales que son sus epifanías, tanto en las imágenes plásticas como en los textos coloniales y en los mitos, entre ellos el perro, la guacamaya y el jaguar, que se asociaron con el astro por ser las formas que éste adoptaba al bajar al ultramundo por las noches.

 

En ese sentido, podría afirmarse que estos seres siempre estuvieron y están presentes en la religión y vida de los mayas, concluyó.

 

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FOTO 1

 

Mercedes de la Garza, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, afirmó que los mayas depositaron en el Sol el poder sagrado del cosmos.

 

 

FOTO 2.

 

En los códices mayas aparece el poder solar como un anciano y en la escritura, en las variantes de cabeza del número cuatro, dijo la titular del IIFl de la UNAM, Mercedes de la Garza.