13:00 hrs.  5 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-014

Ciudad Universitaria

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PODRÍAN LOS VOLCANES COLABORAR EN EL ENFRIAMIENTO O CALENTAMIENTO GLOBAL

 

·        Afirmó José Luis Macías, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM

·        El material que arrojan es capaz de recorrer varios kilómetros de distancia y generar impactos graves, precisó

·        Durante los últimos diez mil años, más de mil 500 formaciones entraron en actividad en una ocasión, indicó

·        Dictó la conferencia Las consecuencias globales de las erupciones volcánicas, en la FFyL  

 

Las erupciones volcánicas podrían afectar el clima de la Tierra y colaborar en el enfriamiento o calentamiento mundial, porque el material que arrojan es capaz de recorrer varios kilómetros de distancia y generar impactos graves en la atmósfera, afirmó José Luis Macías, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

Al dictar la conferencia “Las consecuencias globales de las erupciones volcánicas”, el especialista recordó que de manera local las eyecciones magmáticas pueden afectar especies, cambiar completamente el paisaje, transformar la topografía, rellenar barrancas o producir lluvia ácida.

 

Durante los últimos diez mil años, más de mil 500 formaciones iniciaron actividad en alguna ocasión y en el último milenio han sumado el deceso de alrededor de tres mil personas e incuantificables daños económicos, afirmó.

 

Además, junto con el costo provocado por otros fenómenos naturales como huracanes o inundaciones, es una de las actividades más destructivas de la naturaleza, señaló.

 

Indicó que algunos investigadores han propuesto que la magnitud de las erupciones se puede inferir al estimar la altura de su columna. “Mientras mayor tamaño tenga el material volcánico, mayor será la oportunidad que tenga de penetrar en la estratosfera”.

 

Se calcula que puede llegar a ser de 18 a 20 kilómetros de elevación, a esa altura los vientos soplan de forma lateral y pueden desplazar esas pequeñas partículas a grandes distancias e, incluso, darle la vuelta al planeta, enfatizó en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de esta casa de estudios.

 

De manera obvia, precisó, su extensión tiene que ver con la energía inicial de la erupción y con el volumen de material disponible, para ser arrojado a la atmósfera.

 

El hecho de ser transportada por el costado tiene dos efectos: generar calor o frío. El azufre se combina con las partículas de agua y forma gotas de ácido sulfúrico, las cuales generalmente son sólidas, similares a la diamantina, y lo que hacen es, en algunos lugares, evitar el paso a las radiaciones solares, mientras que en otros es al revés: impedir que se vaya, puntualizó.

 

No obstante, dijo, 80 por ciento del vulcanismo ocurre en el fondo de los océanos, eso quiere decir que actualmente en esas regiones se viven violentas erupciones, aunque a más de tres kilómetros hacia la zona abisal; cuando el magma sale se enfría de forma rápida porque el agua a esas profundidades tiene cero grados centígrados o menos.

 

En realidad, explicó, hay dos clases de actividad: las de tipo efusivo y las explosivas. Las primeras son aquellas donde el material puede fluir libremente a la superficie y formar un río o mar de lava; en las segundas es donde sale de manera violenta y forma grandes columnas.

 

 

 

José Luis Macías recalcó que hasta el día de hoy no se ha vivido un episodio con un volumen mayor a 100 kilómetros cúbicos de material. En todo caso, en nuestro país se tienen varios volcanes con grandes eyecciones, pero han sido usados para explotar energía geotérmica como las calderas de los Azufres, de los Humeros, de la Primavera y de Cerro Prieto, concluyó.

 

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FOTO 01

Las erupciones volcánicas podrían afectar el clima de la Tierra y colaborar en el enfriamiento o calentamiento mundial, afirmó José Luis Macías, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

FOTO 02.

José Luis Macías, del Instituto de Geofísica de la UNAM, recordó que las eyecciones volcánicas pueden afectar especies, cambiar el paisaje, transformar la topografía, rellenar barrancas o producir lluvia ácida.