06:00 hrs.  3 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-008

Ciudad Universitaria

 

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DESARROLLAN EN LA UNAM PROCESO PARA RECICLAR PET “SUCIO”

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·        Informó Antonio Sánchez Solís, del Instituto de Investigaciones en Materiales, quien coordina al equipo encargado de este proceso

·        Se producen 600 mil toneladas al año y para finales del 2005 se espera que esa cifra aumente en 200 mil toneladas más; sólo se recicla 10 por ciento y el resto se tira, reveló

·        Los universitarios trabajan material que ha estado en contacto con la basura;  para darle estabilidad, lo mezclan con arcillas, para hacer láminas planas, tuberías y perfiles

 

Un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM desarrolló un proceso para reciclar polietilentereftalato o PET, material con que se elabora la mayoría de las botellas de refresco, películas planas y empaques primarios en forma de pequeñas burbujas para medicinas denominados blisters, informó Antonio Sánchez Solís, encargado de este grupo.

 

Éste, comentó, “puede ser utilizado para hacer láminas planas o acanaladas, cierto tipo de tuberías, y perfiles para hacer cajas y cercas”. Asimismo, tiene utilidad en la siembra del jitomate, a fin de producir las varas de dos metros –las cuales hoy en día son de madera– que se ponen cada medio metro en la siembra, para que las plantas se cuelguen de ellas y los frutos no estén en contacto con la tierra.

 

 

Si bien es cierto que ya existen otros métodos para llevar a cabo ese trabajo, la propuesta de los universitarios se enfoca al PET sucio, es decir, a aquel que ha estado en contacto con la basura, en los tiraderos, calles o mezclado con desperdicios, añadió. 

 

Nuestro país, recordó, es uno de los grandes productores de este material. Se producen 600 mil toneladas al año y para finales del 2005 se espera que esa cifra aumente en 200 mil toneladas más. Del total, se exporta 40 por ciento y lo demás se consume en México, donde se recicla 10 por ciento y el resto se tira. El problema es que las botellas tienen una corta vida de uso.

 

La solución es reutilizarlo, lo cual se hace de forma regular en países como Alemania, Inglaterra y Japón. Sin embargo, aclaró, los procedimientos actuales –a través de los cuales se hacen películas, láminas y difusores para lámparas, por ejemplo– requieren exclusivamente de material sumamente limpio y, por lo tanto, costoso.

 

La gran bondad del procedimiento desarrollado por el equipo de Sánchez Solís es que la materia prima puede estar sucia, “ser de quinta calidad, venir directo del basurero”; además, este PET es mucho más barato. Obviamente, no se pueden hacer cosas que estén en contacto con humanos, como popotes o cubiertos desechables, advirtió. Además, el producto final tiende a ser opaco “y la gente lo quiere ver transparente”.

 

En general, señaló, los plásticos se pueden reciclar otra vez (como el polietileno o el PVC). Pero, el PET tiene la característica de que “se degrada con facilidad en el procesamiento, se rompen las cadenas moleculares, se vuelven pequeñas, con lo que se pierde viscosidad”; por tanto, se vuelve como agua y ya no se le puede moldear otra vez de igual manera.

 

Esa desventaja la ha resuelto Sánchez Solís a través de otro proceso denominado “producción de nanocompuestos poliméricos”, el cual es sencillo: “Se toman las botellas sucias y se muelen, para luego pasarlas por un extrusor, donde el material se funde; de inmediato se pasa a través de un dado, el cual tendrá la forma que le quiera uno dar al PET reciclado, ya sea de tubo o lámina”, detalló.

 

La novedad es que, una vez aplastado, se le adiciona arcillas modificadas de forma química, ya sean bentonitas o montmorillonitas, que hacen al material producido más estructurado. Así, ya se puede emplear en equipos convencionales.

 

Como virtud, indicó, se tiene que esos barros se consiguen con facilidad en México, pues existen muchas rocas volcánicas que con el tiempo se hidrolizan y se convierten en ese tipo de mineral. “Prácticamente todo nuestro suelo son arcillas”; de hecho, se tienen “minas exclusivamente de bentonitas o montmorillonitas, en el norte y centro del país”, las cuales son aditivos para reciclamiento.

 

Además, comentó, es un producto barato. Si ese kilo de arcilla natural costara un peso, sólo se utilizaría el dos por ciento de la inversión en el compuesto, es decir, “por cada kilo se gastan dos centavos más en modificar el PET y se vuelve procesable”.

 

Se tiene ya toda la tecnología para este reuso, concluyó Sánchez Solís. Incluso, están en trámite dos patentes por parte de la UNAM: una referente al proceso de elaboración y otra para el método de mezclado idóneo de las arcillas con el PET.

 

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FOTO 01

En el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM, Antonio Sánchez Solís y su equipo de trabajo desarrollaron un proceso a través del cual es posible reciclar el PET sucio.

 

FOTO 02.

El PET sucio puede ser utilizado para hacer láminas planas o acanaladas, cierto tipo de tuberías, y perfiles para hacer cajas y cercas, señaló Antonio Sánchez, del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM.