Boletín
UNAM-DGCS-005
Ciudad Universitaria
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FALTA EN MÉXICO
LA CULTURA DE ATENCIÓN A DISCAPACITADOS
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Señaló Esther
Zúñiga, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
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Si bien se han
hecho diversos análisis, se deben realizar más trabajos y esfuerzos en esta
dirección, dijo
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Más de 70 por
ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”, reveló
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Sus expectativas
ya no existen; viven en duelo permanente, al ver frustrado su presente y
futuro, recordó
En México no se tiene la cultura para prever
la atención a los discapacitados. Si bien se han realizado diversos análisis
referidos a la percepción sobre las personas afectadas, su condición social y
falta de cultura en la materia, sin embargo, se deben realizar más trabajos y
esfuerzos en esta dirección, señaló Esther Zúñiga, profesora de la Escuela
Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Recordó
que existen enfermedades a las que debe ponerse suma atención por ser causa de
esa condición, subrayó tres a las que debe prestarse una mayor atención:
diabetes, hipertensión y osteoporosis.
Precisó
que más de 70 por ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”;
lo anterior con base en estudios realizados en población de menores y adultos.
Sus resultados coinciden con lo señalado por la Organización Panamericana de la
Salud.
Además, abundó, existen personas que piensan
que si el niño nace con alguna disminución ésta sólo se debe a un origen
genético; sin embargo, pudo haber sido provocada, es decir, si una mujer
embarazada en los primeros tres meses de gestación tiene sarampión o varicela,
es probable que el producto desencadene un problema que lo lleve a dicha
situación.
De
ahí la importancia de informar a las madres sobre los riesgos y consecuencias
de procrear bajo esas condiciones. Por ello, aclaró, se le deben hacer los
estudios correspondientes para que, una vez puesta en conocimiento, tome la
decisión de continuar o no con la preñez, y sepa lo que enfrentará.
Al
referirse a las expectativas de las personas con discapacidad, la especialista
destacó que éstas ya no existen; viven un duelo permanente, al ver frustrado su
presente y futuro. Asimismo, para los padres es un malestar recurrente, pues
conforme crece el niño y llega a la adolescencia, no saben cómo tratarlo, ya
que el joven pasa por las mismas etapas que sus pares, y no es comprendido por
su condición.
Por
ejemplo, en la cuestión sexual, “el niño con discapacidad no es asexuado, él
también experimenta emociones, deseos, inquietudes; de ahí la necesidad de que
los padres se informen con un especialista y se reúnan con personas que
comparten su situación para enfrentar el problema de la mejor manera”, sugirió.
Asimismo,
dijo, el sentimiento que viven sus progenitores es diferente al de quienes sufrieron
la muerte de un vástago. Quien ha perdido a su familiar le duele, pero poco a
poco se va acostumbrando a la ausencia; pero si todos los días ve a su hijo con
una merma, es un dolor constante. Por más que se trate de superarlo es difícil.
La
docente indicó que ser discapacitado se refiere a todo humano que presenta
temporal o permanentemente una limitación, pérdida o disminución en sus
facultades físicas o motoras, intelectuales o sensoriales (visuales y
auditivas), para realizar actividades connaturales a su especie.
Denunció
que en muchos casos se les discrimina, pues se vive “en una sociedad en la que
se tiende a usar diminutivos como una forma de ocultar y minimizar los hechos”.
De
ahí que se deba ser realista. No se pueden usar vocablos agresivos, pues
tradicionalmente la persona con discapacidad ha sido objeto de mofa y agresión.
Falta sensibilidad y a veces se tiene una actitud hacia ellos con una doble
moral, porque en el fondo se tiene temor a quedar como ellos, concluyó.
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Esther Zúñiga,
profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, señaló que más
de 70 por ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”.
Las expectativas de las personas con
discapacidad ya no existen; viven un duelo permanente, al ver frustrado el
presente y su futuro, afirmó Esther Zúñiga, académica de la ENTS de la UNAM.