06:00 hrs.  2 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-005

Ciudad Universitaria

 

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FALTA EN MÉXICO LA CULTURA DE ATENCIÓN A DISCAPACITADOS

 

·        Señaló Esther Zúñiga, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

·        Si bien se han hecho diversos análisis, se deben realizar más trabajos y esfuerzos en esta dirección, dijo

·        Más de 70 por ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”, reveló

·        Sus expectativas ya no existen; viven en duelo permanente, al ver frustrado su presente y futuro, recordó

 

En México no se tiene la cultura para prever la atención a los discapacitados. Si bien se han realizado diversos análisis referidos a la percepción sobre las personas afectadas, su condición social y falta de cultura en la materia, sin embargo, se deben realizar más trabajos y esfuerzos en esta dirección, señaló Esther Zúñiga, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM. 

 

Recordó que existen enfermedades a las que debe ponerse suma atención por ser causa de esa condición, subrayó tres a las que debe prestarse una mayor atención: diabetes, hipertensión y osteoporosis.

 

Precisó que más de 70 por ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”; lo anterior con base en estudios realizados en población de menores y adultos. Sus resultados coinciden con lo señalado por la Organización Panamericana de la Salud.

 

Además, abundó, existen personas que piensan que si el niño nace con alguna disminución ésta sólo se debe a un origen genético; sin embargo, pudo haber sido provocada, es decir, si una mujer embarazada en los primeros tres meses de gestación tiene sarampión o varicela, es probable que el producto desencadene un problema que lo lleve a dicha situación.

 

De ahí la importancia de informar a las madres sobre los riesgos y consecuencias de procrear bajo esas condiciones. Por ello, aclaró, se le deben hacer los estudios correspondientes para que, una vez puesta en conocimiento, tome la decisión de continuar o no con la preñez, y sepa lo que enfrentará.

 

Al referirse a las expectativas de las personas con discapacidad, la especialista destacó que éstas ya no existen; viven un duelo permanente, al ver frustrado su presente y futuro. Asimismo, para los padres es un malestar recurrente, pues conforme crece el niño y llega a la adolescencia, no saben cómo tratarlo, ya que el joven pasa por las mismas etapas que sus pares, y no es comprendido por su condición.

 

Por ejemplo, en la cuestión sexual, “el niño con discapacidad no es asexuado, él también experimenta emociones, deseos, inquietudes; de ahí la necesidad de que los padres se informen con un especialista y se reúnan con personas que comparten su situación para enfrentar el problema de la mejor manera”, sugirió.

 

Asimismo, dijo, el sentimiento que viven sus progenitores es diferente al de quienes sufrieron la muerte de un vástago. Quien ha perdido a su familiar le duele, pero poco a poco se va acostumbrando a la ausencia; pero si todos los días ve a su hijo con una merma, es un dolor constante. Por más que se trate de superarlo es difícil.

 

La docente indicó que ser discapacitado se refiere a todo humano que presenta temporal o permanentemente una limitación, pérdida o disminución en sus facultades físicas o motoras, intelectuales o sensoriales (visuales y auditivas), para realizar actividades connaturales a su especie.

 

Denunció que en muchos casos se les discrimina, pues se vive “en una sociedad en la que se tiende a usar diminutivos como una forma de ocultar y minimizar los hechos”.

 

De ahí que se deba ser realista. No se pueden usar vocablos agresivos, pues tradicionalmente la persona con discapacidad ha sido objeto de mofa y agresión. Falta sensibilidad y a veces se tiene una actitud hacia ellos con una doble moral, porque en el fondo se tiene temor a quedar como ellos, concluyó.

 

 

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Esther Zúñiga, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, señaló que más de 70 por ciento de las discapacidades pudo evitarse o es “adquirida”.

 

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Las expectativas de las personas con discapacidad ya no existen; viven un duelo permanente, al ver frustrado el presente y su futuro, afirmó Esther Zúñiga, académica de la ENTS de la UNAM.