Boletín
UNAM-DGCS-003
Ciudad Universitaria
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CARACTERIZAN AL TEATRO UNIVERSITARIO, FILOSOFÍA PROPIA Y ESPÍRITU DE RIESGO Y DESAFÍO
·
Afirmó Mónica
Raya, directora de Teatro de la UNAM y profesora del Colegio de Literatura
Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras
·
Se ha caracterizado por
comunicarse con su público, y en ese diálogo busca confrontar, perturbar y
conmover, dijo
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Los actores salidos de la
Universidad se distinguen por su entrega, compromiso, disciplina y pasión,
reconoció
El
teatro universitario se distingue por tener una filosofía propia y espíritu de
búsqueda, riesgo, y hasta cierto punto, de desafío. Se ha caracterizado por
comunicarse con su público, y en ese diálogo busca confrontar, perturbar,
remover y conmover, afirma Mónica Raya, profesora del Colegio de Literatura
Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
La
directora de Teatro de la Universidad Nacional abundó que esta actividad como
fenómeno tiene muchas vertientes; puede ser un vehículo de comunicación social,
un negocio o empresa, pero el que se hace en la Universidad se caracteriza
porque no está obligado a divertir, pero sí a hacer una propuesta de calidad.
“Es
una ventana y una provocación, sus obras no necesariamente deben ser digeribles
y comprensibles; el arte no está obligado a eso. Este tipo de teatro le pide al
espectador que se ‘estire’ lo necesario para involucrarse con la obra, actores
y contenido”, señaló.
En muchas ocasiones invita a una interacción
que saca al público de aquello que le conforta y entretiene; busca dialogar de
otra forma. Esto no significa que no se pueda buscar diversión comercial, pero
su objetivo es otro: distraer, aunque el contenido sea hueco y los actores
malos. El hecho de que la UNAM ofrezca una alternativa implica planteamientos
inteligentes, indicó.
Al
hablar sobre el criterio con el que se seleccionan las puestas en escena en la
Universidad Nacional, citó la teatralidad y los temas, es decir, de qué trata
la obra, pero también cómo lo hace. Hay un espacio para explorar en la
estructura de la historia, e interesan los proyectos que incitan a la relación
del actor con su público. “Nos gusta hacer una propuesta de un teatro más
contemporáneo”, dijo.
Resulta
atractivo apostar por planteamientos innovadores, la plástica de la puesta; no
hace tanta ilusión ver telones pintados, a menos que se requiera. Se precisa de
una idea detrás, algo que se pone en juego, un riesgo, y éste es el espacio
para hacerlo, agregó.
La
académica destacó que el teatro universitario tiene su propio lugar, y la lucha
es por defender un ámbito de creación que no responde a intereses mercantiles.
Mientras se eduque y preparare a profesionistas que defiendan las humanidades y
artes como patrimonio cultural del país, no habrá problema.
Al hablar sobre la formación actoral, Mónica
Raya resaltó que en México se puede ver desde muchas ópticas; en realidad, una
de las propuestas más sólidas es la de esta casa de estudios, la del Centro
Universitario de Teatro, que se ha distinguido en este rubro.
Asimismo, el Colegio de Literatura Dramática
y Teatro de la FFyL tiene un perfil peculiar, que permite la docencia de la
actuación con bases universitarias, menos improvisadas que las obtenidas en las
“tablas”; se necesita una estructura de pensamiento para dar una clase y ser
académico; no basta ser un intérprete, subrayó.
La
formación de la UNAM es sólida y con gran prestigio, mientras que la del país
es dispareja, con muchas escuelas y estilos. Esta variedad a veces no permite
que un director de escena pueda pedirles a todos los mismo. Pero los actores
salidos de la Universidad se distinguen por su entrega, compromiso, disciplina
y pasión, reconoció.
Si
bien todo el conocimiento generado en los centros e institutos de investigación
es fundamental, aseveró, las humanidades y artes son aspectos por los cuales
todos los universitarios deben responder con la misma convicción: la reflexión
filosófica, histórica, los procesos de enseñanza, el fenómeno teatral, el
cultivo del espíritu.
La
imaginación se ejercita, también se debe alimentar y someterse al debate que
propone el arte contemporáneo, que es insolente; pareciera que no quiere
dialogar con su público, expresó.
Cada
quién debe asumir con alegría este desafío, tener una actitud receptiva,
dispuesta a debatir sobre lo propuesto por el director, el actor y el artista.
Es una actitud que no discrimina, que no descarta, no la cancela de entrada,
sino que busca confrontarla. Es el espíritu que tiene que prevalecer en la
comunidad, especificó.
La
UNAM es un espacio plural, inclusivo y tolerante, reiteró. Las actividades de
su Difusión Cultural se distinguen porque de forma permanente invitan a mirar
propuestas inteligentes, a no quedarse rezagado, y ese es un ejercicio que los
universitarios deben fortalecer y proteger.
“Estoy
interesada en que el teatro universitario sea un espacio de comunión y debate”;
una actividad de apertura y discusión, y mientras ello se pueda generar en este
espacio, se estará haciendo bien el trabajo, concluyó.
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El teatro
universitario se distingue por tener una filosofía propia y espíritu de
búsqueda, afirmó Mónica Raya, profesora del Colegio de Literatura Dramática y
Teatro de la FFyL de la UNAM.
El teatro
universitario es una ventana y una provocación, sus obras no necesariamente
deben ser digeribles y comprensibles, destacó Mónica Raya, directora de Teatro
de la UNAM.