Boletín
UNAM-DGCS-002
Ciudad Universitaria
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EL MUNDO GRAVITA EN TORNO A LAS EMOCIONES; ÉSTAS PERMEAN Y DETERMINAN LA CALIDAD DE VIDA
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Sostuvo Benjamín
Domínguez Trejo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM
·
Cuando se toman
decisiones importantes este aspecto interviene con mayor peso, incluso que lo
racional, refirió
· Las determinaciones trascendentales ocurren en estados de tranquilidad o serenidad, señaló
Las
emociones permean y determinan la calidad de vida de las personas y se puede
decir que el mundo gravita alrededor de ellas, al grado de llegar a tener mayor
peso que el pensamiento racional afirmó Benjamín Domínguez Trejo, profesor de
la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Por
lo tanto, aquella creencia de que para actuar es necesario poseer toda la
información posible, es sólo una situación ideal, porque las determinaciones
trascendentales ocurren en estados de tranquilidad o serenidad; por el
contrario, las medidas que luego generan arrepentimiento provienen de episodios
de alteración.
Si
bien es cierto que todas las personas tienen estrés, a través de la
inteligencia emocional pueden ser capaces de moderarlo y producir cambios
deliberados en sus sentimientos, que pueden ser benéficos tanto para su salud,
como para establecer cualquier tipo de relación, aclaró.
Este
campo de estudio de la psicología busca demostrar que ciertas estrategias
pueden contribuir a moderar, aunque no a eliminar, los niveles de ansiedad,
recalcó, pues es un conjunto de habilidades relacionadas con la adaptación
humana, las cuales pueden mejorarla o no; estas capacidades nos son comunes a
todos los mamíferos pero están más desarrolladas en los humanos.
En
realidad, apuntó, son numerosas, y el grupo de investigación dirigido por
Domínguez Trejo, ha trabajado con algunas de ellas, como perseverancia o
esperanza, empatía, lenguaje emocional, capacidad natural de relajación y
control de impulsos, sobre las que ahora se tiene mayor información de su papel
en problemas de salud y rendimiento de los individuos.
La
empatía, ejemplificó, tiene que ver con la capacidad de ponerse en los “zapatos
de los otros”, de adivinar cuál es el estado emocional de otros sujetos. Esto
quiere decir que se debe ser capaz de hacer una lectura fina de los cambios en
el rostro del semejante, para analizar si está tranquilo o enojado, si está
celoso o irritado.
Esta
facultad para descifrar y plantear una situación o tomar una decisión, como
iniciar una colaboración o una relación de pareja, es crucial, subrayó.
Incluso, en ciudades como ésta si una persona no es capaz de advertir de
primera mano cuáles son las intenciones de un desconocido, puede poner en
peligro su vida.
Detectar
esas características es cuestión de segundos. En general, esta habilidad la
desarrollan mejor las mujeres. Ellas son más hábiles para identificar emociones
positivas como amor, afecto o amistad, pero cometen mayor número de errores en
las negativas, tal es el caso del coraje o los celos, los cuales tienden a
confundir, refirió el psicólogo.
En
general, señaló, el hecho de que un individuo sea capaz de producir cambios
emocionales a voluntad, y ponerse triste o relajado o de enojado a feliz,
depende en gran medida de cuestiones culturales y fisiológicas.
Para
que alguien lo pueda hacer, primero debe realizar auto observaciones exactas,
es decir, distinguir qué pasa en su cuerpo y cerebro y analizar cambios mínimos
como la frecuencia cardiaca, aseveró.
Así,
recalcó, la empatía juega un papel importante en la construcción de las
relaciones de cooperación y en las de carácter duradero.
No
se puede edificar un vínculo de pareja, trabajo o de equipo con quien no se
confíe, y para hacerlo, primero se debe ser hábil en descifrar incluso
transformaciones instantáneas en la faz del otro. Un gesto o un pestañeo para
algunos pasa desapercibido, pero para quienes son empáticos, no, agregó.
En
las personas con alguna enfermedad crónica o degenerativa se puede apreciar su
incapacidad para identificar los estados emocionales en las personas que los
rodean, aseguró. Un paciente con cáncer, además de su mal tiene restringida esa
habilidad y, por lo tanto, pierde la oportunidad de enriquecerse con el apoyo
emotivo de otros.
Ante
esta situación, los universitarios tratan con pacientes para que puedan
desarrollar o recuperar esas habilidades y sean capaces de beneficiarse de
dicho sustento, el cual muchas veces es más importante que los medicamentos,
enfatizó.
Una
de las técnicas que se enseñan es la de regular sus emociones a través de
recordar sus vivencias positivas, con lo cual también son capaces de generar
cambios benéficos en su sistema inmunológico, acotó.
Interesa
que estos enfermos sufran menos y que, al enseñarles a modular su
funcionamiento emocional, puedan tener una mayor calidad de vida, concluyó.
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FOTO 01.
Al momento de decidir lo más importante es el aspecto emocional, aún más
que el racional, sostuvo Benjamín Domínguez, académico de la Facultad de
Psicología de la UNAM.
FOTO 02
El mundo gravita alrededor del funcionamiento emocional, el cual permea y determina la calidad de vida, afirmó Benjamín Domínguez Trejo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.