06:00 hrs.  1 de Enero de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-002

Ciudad Universitaria

 

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EL MUNDO GRAVITA EN TORNO A LAS EMOCIONES; ÉSTAS PERMEAN Y DETERMINAN  LA CALIDAD DE VIDA

 

·        Sostuvo Benjamín Domínguez Trejo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        Cuando se toman decisiones importantes este aspecto interviene con mayor peso, incluso que lo racional, refirió

·        Las determinaciones trascendentales ocurren en estados de tranquilidad o serenidad, señaló

 

Las emociones permean y determinan la calidad de vida de las personas y se puede decir que el mundo gravita alrededor de ellas, al grado de llegar a tener mayor peso que el pensamiento racional afirmó Benjamín Domínguez Trejo, profesor de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Por lo tanto, aquella creencia de que para actuar es necesario poseer toda la información posible, es sólo una situación ideal, porque las determinaciones trascendentales ocurren en estados de tranquilidad o serenidad; por el contrario, las medidas que luego generan arrepentimiento provienen de episodios de alteración.

 

Si bien es cierto que todas las personas tienen estrés, a través de la inteligencia emocional pueden ser capaces de moderarlo y producir cambios deliberados en sus sentimientos, que pueden ser benéficos tanto para su salud, como para establecer cualquier tipo de relación, aclaró.

 

Este campo de estudio de la psicología busca demostrar que ciertas estrategias pueden contribuir a moderar, aunque no a eliminar, los niveles de ansiedad, recalcó, pues es un conjunto de habilidades relacionadas con la adaptación humana, las cuales pueden mejorarla o no; estas capacidades nos son comunes a todos los mamíferos pero están más desarrolladas en los humanos.

 

En realidad, apuntó, son numerosas, y el grupo de investigación dirigido por Domínguez Trejo, ha trabajado con algunas de ellas, como perseverancia o esperanza, empatía, lenguaje emocional, capacidad natural de relajación y control de impulsos, sobre las que ahora se tiene mayor información de su papel en problemas de salud y rendimiento de los individuos.

 

La empatía, ejemplificó, tiene que ver con la capacidad de ponerse en los “zapatos de los otros”, de adivinar cuál es el estado emocional de otros sujetos. Esto quiere decir que se debe ser capaz de hacer una lectura fina de los cambios en el rostro del semejante, para analizar si está tranquilo o enojado, si está celoso o irritado.

 

Esta facultad para descifrar y plantear una situación o tomar una decisión, como iniciar una colaboración o una relación de pareja, es crucial, subrayó. Incluso, en ciudades como ésta si una persona no es capaz de advertir de primera mano cuáles son las intenciones de un desconocido, puede poner en peligro su vida.

 

Detectar esas características es cuestión de segundos. En general, esta habilidad la desarrollan mejor las mujeres. Ellas son más hábiles para identificar emociones positivas como amor, afecto o amistad, pero cometen mayor número de errores en las negativas, tal es el caso del coraje o los celos, los cuales tienden a confundir, refirió el psicólogo.

 

En general, señaló, el hecho de que un individuo sea capaz de producir cambios emocionales a voluntad, y ponerse triste o relajado o de enojado a feliz, depende en gran medida de cuestiones culturales y fisiológicas.

 

 

 

Para que alguien lo pueda hacer, primero debe realizar auto observaciones exactas, es decir, distinguir qué pasa en su cuerpo y cerebro y analizar cambios mínimos como la frecuencia cardiaca, aseveró.

 

Así, recalcó, la empatía juega un papel importante en la construcción de las relaciones de cooperación y en las de carácter duradero.

 

No se puede edificar un vínculo de pareja, trabajo o de equipo con quien no se confíe, y para hacerlo, primero se debe ser hábil en descifrar incluso transformaciones instantáneas en la faz del otro. Un gesto o un pestañeo para algunos pasa desapercibido, pero para quienes son empáticos, no, agregó.

 

En las personas con alguna enfermedad crónica o degenerativa se puede apreciar su incapacidad para identificar los estados emocionales en las personas que los rodean, aseguró. Un paciente con cáncer, además de su mal tiene restringida esa habilidad y, por lo tanto, pierde la oportunidad de enriquecerse con el apoyo emotivo de otros.

 

Ante esta situación, los universitarios tratan con pacientes para que puedan desarrollar o recuperar esas habilidades y sean capaces de beneficiarse de dicho sustento, el cual muchas veces es más importante que los medicamentos, enfatizó.

 

Una de las técnicas que se enseñan es la de regular sus emociones a través de recordar sus vivencias positivas, con lo cual también son capaces de generar cambios benéficos en su sistema inmunológico, acotó.

 

Interesa que estos enfermos sufran menos y que, al enseñarles a modular su funcionamiento emocional, puedan tener una mayor calidad de vida, concluyó.

 

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FOTO 01.

Al momento de decidir lo más importante es el aspecto emocional, aún más que el racional, sostuvo Benjamín Domínguez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

FOTO 02

El mundo gravita alrededor del funcionamiento emocional, el cual permea y determina la calidad de vida, afirmó Benjamín Domínguez Trejo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.