Boletín
UNAM-DGCS-997
Ciudad Universitaria
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del boletín
LAS HORMONAS SEXUALES TIENEN IMPORTANTE PARTICIPACIÓN EN LAS ACTIVIDADES CEREBRALES
·
Aseguró Ignacio Camacho Arroyo, de la
Facultad de Química de la UNAM
· Intervienen en la regulación del sueño o la epilepsia, en la excitabilidad neuronal, protección al daño neuronal e, incluso, en el estado de ánimo, refirió
Las hormonas sexuales tienen
una importante participación en las actividades cerebrales, aseguró Ignacio
Camacho Arroyo, investigador de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, quien
añadió que en los últimos años se ha informado de su papel en muchas otras
funciones, como en la regulación del sueño o la epilepsia.
Además intervienen en la
excitabilidad neuronal, en algunos aspectos de la memoria y aprendizaje,
protección al daño neuronal e, incluso, en el estado de ánimo. Al parecer,
dijo, también desempeñan un rol decisivo en el crecimiento de tumores
encefálicos y del sistema nervioso central.
Incluso actúan en los
mecanismos involucrados en la ovulación y en la conducta reproductiva, agregó,
y en la diferenciación sexual del cerebro. Respecto a esto ultimo, hay
evidencias suficientes de que realmente este órgano es diferente en hombres y
mujeres, “lo que tiene consecuencias en la vida y sus diferentes ámbitos”.
Tanto en animales como en el
propio ser humano, afirmó durante la conferencia ¿Qué hacen las hormonas
sexuales en nuestro cerebro?, “hay regiones craneales sexualmente dimórficas,
es decir, diferentes tanto en estructura como en función entre hembras y
machos, lo cual significa que hay desigual número de neuronas, distintas
conexiones”, que trabajan según el género.
“El resultado es que se actúe
y piense diferente, y que se tengan habilidades peculiares”. En general,
comentó, los varones “presentan mayor orientación espacial y razonamiento
matemático; y ellas son mejores para los trabajos de precisión fina, ciertos
cálculos, y recordar detalles; tienen
mayor fluidez verbal y capacidad lingüística”.
El también docente de la FQ
añadió que todos los individuos poseen estas hormonas; la cualidad está en la
cantidad y en cómo varían a lo largo de la vida. Entre las sexuales se
encuentran la testosterona, progesterona y estradiol: la primera se ha
considerado típicamente masculina y las dos últimas, femeninas.
Ellas, indicó, actúan en el
cerebro desde etapas embrionarias, es decir, mucho antes de saber siquiera el
sexo definitivo; “en ese tiempo organizarán de diferente manera el encéfalo de
una hembra y un macho, el de un hombre y una mujer”.
Cabe señalar que hay un
periodo típico para tal diferenciación. En el caso de animales, se sabe que en
los primeros cinco días de nacimiento “se puede administrar hormonas sexuales y
cambiar por completo el patrón”, así como la conducta, la cual se puede
desfeminizar o desmasculinizar”. Pero si se inyectan después de ese tiempo, no
pasará nada, aclaró.
Además, resaltó, se tienen
definidas concentraciones en cada género, las cuales varían en la existencia.
Lo anterior es importante, porque la manera como se ve y siente el mundo se
modifica de acuerdo con los niveles de estas sustancias. Un ejemplo es que para
que haya conducta sexual femenina tiene que haber estrógenos y progesterona,
las cuales disminuyen tras la menopausia.
Las diferencias dimórficas,
abundó, también se manifiestan en términos de enfermedades del sistema nervioso
central. Hay unas que son más comunes en mujeres (anorexia, bulimia, ansiedad,
depresión y Alzheimer) y otras en los hombres (autismo, tartamudeo, dislexia,
esquizofrenia). Esto, “lleva a pensar que pueden haber mecanismos celulares y
moleculares subyacentes”.
En la mujer, por ejemplo, la
proporción de ciertos padecimientos, como osteoporosis, puede cambiar cuándo se
llega al climaterio, lo que da un indicio de lo importante que son las hormonas
sexuales en relación con el estado de salud del individuo, detalló.
Al saber que éstas juegan un
papel relevante, se ha trabajado en usar sus características para contrarrestar
algunos males, pues se consideran importantes en el tratamiento de enfermedades
neurodegenerativas. De hecho, adelantó, una de las grandes esperanzas es poder
utilizarlas contra padecimientos del sistema nervioso.
Sostuvo que él y su grupo han
visto avances en la epilepsia. Acerca de cómo estas moléculas pueden tener una
gama tan amplia de funciones, ser tan versátiles, e ir más allá de la
diferenciación y conducta sexual, consideró que la respuesta está en tres
factores: tiene efectos en prácticamente todo el sistema nervioso central,
pueden actuar en las dos principales células que se encuentran en nuestro
cerebro (neuronas y células gliares), y por poseer distintos mecanismos de
acción.
Así, concluyó Camacho Arroyo,
gracias a la cantidad de hormonas hay contrastes claros en términos
fisiológicos en el ámbito celular y molecular, lo cual influye en la
organización de genes: hay unos que se pueden regular en los machos y no en las
hembras, y viceversa.
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1.
El
investigador de la UNAM, Ignacio Camacho Arroyo, refirió que las hormonas
sexuales intervienen en la regulación del sueño, epilepsia, excitabilidad y
protección al daño neuronal e, incluso, en el ánimo.
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Asistentes a la conferencia ¿Qué hacen las hormonas sexuales en nuestro cerebro?, celebrada en la Facultad de Química de la UNAM, impartida por el investigador Ignacio Camacho Arroyo.