Boletín
UNAM-DGCS-981
Coeneo de la Libertad, Mich
EN MARCHA, EL
OBSERVATORIO DE CENTELLEO INTERPLANETARIO DE LA UNAM EN COENEO, MICHOACÁN
·
Es único en su tipo en el continente
americano y está a la altura de los otros dos que existen en el mundo, afirmó
el rector Juan Ramón de la Fuente
·
El gobernador Lázaro Cárdenas Batel destacó
el nivel de excelencia de la Universidad Nacional
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Consiste en 4 mil 96 antenas que ocupan una
hectárea de terreno; permitirá colaborar con la comunidad internacional en la
vigilancia de las tormentas solares
Al poner en marcha el Observatorio de Centelleo
Interplanetario de Coeneo, Michoacán (MEXART), el rector de la UNAM, Juan Ramón
de la Fuente, afirmó que se trata de un proyecto único en el continente
americano y a la altura de los otros dos que existen en el mundo, el cual
también muestra el arraigo de la Universidad en la sociedad mexicana.
En compañía del gobernador de la entidad, Lázaro Cárdenas
Batel y las autoridades municipales de Coeneo, De la Fuente señaló que este
esfuerzo evidencia el potencial de la Universidad, “que puede llegar a una
región como ésta, armar un equipo de calibre mundial y poner en funcionamiento
un observatorio con estas características”.
Luego de develar una placa conmemorativa, el rector
agradeció la colaboración del gobierno del estado, de las autoridades
municipales y de la comunidad de Coeneo para cristalizar este proyecto,
desarrollado gracias al esfuerzo de los integrantes del Instituto de Geofísica
de la UNAM.
El Observatorio de Centelleo Interplanetario de Coeneo,
Michoacán, es único en su tipo en América y a la altura de los otros dos que
existen en el orbe, en la India y Japón. El observatorio, que consiste en un
arreglo de 4 mil 96 antenas que ocupan una hectárea de terreno, permitirá
colaborar con la comunidad internacional en la vigilancia de las tormentas
solares, que pueden alcanzar la tierra y alterar los sistemas de
telecomunicaciones y las órbitas de los satélites, así como en un mayor
conocimiento del viento solar.
Al respecto, el gobernador
Lázaro Cárdenas Batel, destacó que la UNAM tiene un nivel de excelencia en el
mundo y una muestra de ello son estas instalaciones.
Por su parte, el director del
Instituto de Geofísica de la UNAM, José Francisco Valdés Galicia, y el
investigador de esa entidad, Américo González, explicaron los objetivos del
Observatorio, que son consolidar la investigación interdisciplinaria en física
solar, clima espacial, radioastronomía e ingeniería en telecomunicaciones.
Valdés Galicia indicó que las
tormentas solares pueden también incidir en la salud humana y no sólo en las
telecomunicaciones.
Los expertos de Geofísica
expusieron que se eligió la ciénega del
municipio de Coeneo de la Libertad por
ser un sitio con un bajo nivel de interferencia en la frecuencia de operación.
El lugar es una comunidad rural en una planicie rodeada de montañas de baja
altura y cuenta con buenas vías de comunicación.
En su esfuerzo por
participar con la comunidad internacional en los estudios del clima
espacial, el Instituto de Geofísica de la UNAM construyó un radiotelescopio
cuyas siglas en inglés son MEXART (Mexican Array Radiotelescope) y en español
su nombre es el de Observatorio de Centelleo Interplanetario de Coeneo, Michoacán.
El MEXART forma una red junto
con observatorios similares de India y Japón y participa en el desarrollo de un
vínculo mundial de instrumentos que vigilan el sol, el medio interplanetario y
el entorno magnético de la tierra.
Ésta permitirá establecer un
sistema de alarma con el cual se podrá conocer, con un día de anticipación, si
hay una tormenta solar importante en el medio interplanetario viajando del sol
hacia la tierra.
MEXART consiste en un arreglo
de 4 mil 96 antenas de alambre de cobre
ensambladas en una estructura rectangular con 64 líneas este-oeste, cada una de
ellas integrada por 64 antenas que cubren un área física total de 9 mil 500
metros cuadrados. En esa dirección tiene una longitud de 140 metros y en la
norte-sur mide 80.
Este radiotelescopio utiliza
el movimiento de rotación de la tierra para “barrer” el plano del cielo en
dirección este-oeste, y además, tiene un sistema electrónico que le permite
apuntar en diferentes direcciones fijas en el plano norte-sur del cielo. La
diferencia de un arreglo así con una antena parabólica es que ésta última puede
orientarse mecánicamente para que apunte a una región del espacio que sea de interés.
Básicamente, lo que hace el
radiotelescopio es captar frecuencias de radio por medio del arreglo de
antenas. Estas señales son conducidas mediante líneas de transmisión por los
diferentes niveles de combinación y amplificación electrónica del sistema. Una
vez que finaliza el proceso, la información
es digitalizada para ser enviada
a un centro de procesamiento de datos para su análisis.
El sol es una estrella
activa, en su superficie suceden eventos explosivos de gran escala, que
liberan grandes cantidades de masa y
energía al medio interplanetario. A estas explosiones se les conoce como
tormentas solares.
Estas manifestaciones de la
actividad solar siguen ciclos de aproximadamente once años. Durante el máximo
de actividad se pueden presentar
tres tormentas solares en un día, mientras que durante
el mínimo sucede sólo una cada tres días.
El centelleo interplanetario
es una técnica que utiliza las variaciones en una señal que produce una fuente
de radio cósmica al ser captada por un radiotelescopio. Éstas se producen por
la interacción del material de la tormenta solar, que se propaga en el medio
interplanetario, con la señal de radio proveniente de la fuente cósmica.
Las tormentas expulsan un gas
incandescente con velocidades que pueden rebasar los 2 mil kilómetros por
segundo y llegar a la tierra en un día. Cuando el material expulsado impacta
nuestro planeta, se producen auroras boreales, así como fenómenos que afectan
nuestra tecnología, alterando temporalmente los sistemas de telecomunicaciones
y las órbitas de los satélites.
Así, el hecho de que las
comunicaciones por radio y vía satélite
se vean afectadas por las tormentas solares, hace imperativa la
necesidad de estudiar las causas que originan estas explosiones, así como sus
consecuencias cuando éstas llegan a la tierra.
Su estudio ha adquirido una
importancia relevante y hasta se ha acuñado el término “clima espacial” para
designar el estado de perturbación del sol, el medio interplanetario y el
entorno de la tierra.
De esta manera, la predicción
del clima espacial, con suficiente antelación, como para permitir tomar medidas
que reduzcan los daños producidos por
las explosiones solares, se ha vuelto una prioridad para los grupos de
investigación espacial en todo el mundo.
El Sol es la estrella más
cercana a nuestro planeta, se encuentra
a 150 millones de kilómetros de distancia y su masa es más de 330 mil veces la
de la tierra. Ahí tienen lugar reacciones nucleares que transforman hidrógeno
en helio, y liberan grandes cantidades de energía.
La temperatura del núcleo del
sol alcanza los 15 millones de grados centígrados, mientras que la superficie se encuentra alrededor de 6
mil grados. La corona es la capa más externa del sol; por razones que todavía
no se conocen plenamente, su temperatura se eleva súbitamente y alcanza más de
un millón de grados.
Debido a esta enorme
temperatura, la corona se expande continuamente hacia el medio interplanetario
produciendo un flujo continuo de partículas conocido como viento solar. La
tierra se encuentra inmersa en este flujo, que se extiende más allá de la
órbita del planeta más lejano de nuestro sistema solar.
La Organización de las
Naciones Unidas ha declarado que el 2007 será el Año Internacional Heliofísico.
Para esta celebración mundial se combinarán esfuerzos de todos los países para
estudiar al sol y sus efectos en nuestro planeta. El Observatorio de Centelleo
Interplanetario de Coeneo, será parte fundamental de la aportación de México a
los estudios de la propagación de las tormentas solares en el medio
interplanetario.
El apoyo brindado por la
comunidad ejidal local, así como los gobiernos municipal y estatal, hizo posible el desarrollo de
este centro de investigación científica, desde Coeneo, hacia todo el mundo.
En febrero del año 2000, la
comunidad de la colonia General Félix Ireta acordó entregar, en comodato a la
UNAM, un terreno de 3.5 hectáreas para desarrollar el observatorio, con un
costo de entre 12 y 14 millones de pesos.
Está a cargo del Instituto de
Geofísica y participan investigadores y técnicos académicos de éste y de los
centros de Geociencias de Juriquilla, y de Radioastronomía y Astrofísica de
Morelia, de la UNAM, así como expertos de la India y Cuba.
El proyecto comenzó en el año
1992 bajo la dirección de la investigadora Silvia Bravo. La construcción del
Observatorio de Michoacán estuvo a cargo de los investigadores del Instituto de
Geofísica Américo González Esparza, Armando Carrillo Vargas y Ernesto Andrade,
entre otros.
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